Devaluación: advierten fuerte impacto en Río Negro

(ADN).- El Centro de Estudios Patagonia advirtió sobre el fuerte impacto que tendrá la fuerte devaluación de estos en Río Negro. En su informe, desarticula los argumentos del gobernador Alberto Weretilneck sobre los «datos positivos» a partir de los ingresos dolarizados.

«La moneda pasó de 46,20 a 60 pesos en solo 3 días, con un fuerte impacto en la tasa de inflación que se preveé de un 5% para este mes, interrumpiendo la cadena de comercialización por la falta de precios, consecuencias todas que afectarán fuertemente el bolsillo de las y los rionegrinos».

Así comienza el estudio del CEPa, que dirige el economista rionegrino Claudio Scaletta.

«El argumento principal del Gobernador fue que un tipo de cambio devaluado, un dólar alto, favorece las exportaciones y, por extensión a las principales actividades económicas de la provincia. Dada la importancia del precio del dólar en una economía donde la divisa estadounidense es el verdadero patrón de valor tras años de inestabilidad macroeconómica se vuelve necesario explicar los verdaderos efectos de una devaluación», plantea el documento.

El informe

Lo primero que debe decirse es que la idea del “tipo de cambio competitivo” se basa en supuestos falsos. El mecanismo económico que se encuentra por detrás del argumento es que un dólar alto significa una baja de los costos de producción internos medidos en pesos y, por lo tanto, la posibilidad de competir por precio en los mercados internacionales. En sus propios términos el argumento es correcto, salvo por un detalle, los productos que exporta la economía rionegrina, al igual que el grueso de la canasta exportadora de la Argentina, son “commodities”, que es el nombre que reciben las mercancías que tienen precios estándar en los mercados globales. Esto quiere decir que las exportaciones rionegrinas son “tomadoras” del precio internacional. La conclusión desde el punto de vista teórico es que las ventas externas rionegrinas no responden a las variaciones en el tipo de cambio, sino que dependen de la demanda del exterior y, en un circuito que se encuentra en un proceso de contracción de largo plazo, de las cantidades ofertadas, de una buena o mala cosecha. Las exportaciones sólo aumentan cuando aumenta la producción, no cuando hay una mejora cambiaria. La conclusión teórica es que las variables precio del dólar y cantidades exportadas no están correlacionadas.

Lo que predice la teoría económica es lo que se observa cuando se miran los números. Cambiemos comenzó su administración con una fuerte suba del dólar de más del 60 por ciento. La divisa pasó de cerca de 10 pesos por unidad a 16. Esta devaluación fue “vendida” a la sociedad como “la exitosa salida del cepo”. El año 2017 terminó con el dólar ya por arriba de los 20 pesos y, luego de una de las corridas más largas de la historia local y tras el regreso funesto al FMI, 2018 cerró en torno a los 40 pesos. Hoy ya está en 60. Pero detengámonos en el salto de 10 a 40 pesos, una suba del 300 por ciento. Semejante devaluación, si la tesis del gobernador fuese cierta, tendría que haberse reflejado en un verdadero boom exportador. Si se recorta lo sucedido en el principal complejo exportador regional, la fruticultura, se observa primero que después de la devaluación de inicio en 2016 tanto las exportaciones de peras como las de manzanas no aumentaron, sino que cayeron. Luego, si se comparan los primeros 6 meses de 2019 contra los primeros 6 meses de 2016, las cantidades exportadas de peras cayeron más del 5 por ciento, y las de manzanas más del 7 por ciento. De nuevo: con un aumento del dólar de más del 300 por ciento las exportaciones caen.

«Señor candidato a senador, en economía la magia no existe. El simple artilugio de la devaluación no es suficiente para compensar la falta de políticas de desarrollo», replica el economista.

El verdadero efecto de una devaluación es muy distinto. Para los exportadores lo que se produce es un “efecto riqueza”, ya que bajan una parte de sus costos en pesos, en particular los salarios. Lo que sucede cuando hay una devaluación es que los ingresos de los trabajadores caen. Esto es así porque en la estructura económica argentina el precio del dólar es un “precio básico” o relativo, es decir uno de los precios que forman parte de los precios de todas las cosas. Cuando sube el dólar suben todos los precios y los salarios sólo los siguen parcialmente y con retraso. La consecuencia es que cae el consumo, los comercios y empresas venden menos y cae la actividad económica. Las series históricas muestran lo que predice la teoría. Siempre que hay una fuerte devaluación el PIB cae. Pero no hace falta ir muy lejos, fue el caso, por ejemplo, de 2016 y 2018 y por supuesto lo será en 2019.

Por esta misma razón tampoco es bueno, como normalmente se cree, para el turismo. En ciudades típicamente turísticas de la provincia como San Carlos de Bariloche, sólo un porcentaje fluctuante del 10 al 15 por ciento del total de los visitantes son extranjeros. Claramente un dólar caro es un incentivo para el incremento de esta porción de viajeros. Sin embargo, este porcentaje no compensa la caída del turismo interno que visita la ciudad todo el año. En la Costa Atlantica, en tanto, el flujo de visitantes es casi exclusivamente interno por lo que no hay relación alguna con el tipo de cambio y sí con la evolución del PIB.