Un largo camino a Mayo. ADN

Alberto Weretilneck transitará un largo camino a mayo, cargado de marchas y contramarchas, hasta definir si firma en Córdoba el Pacto que propone el presidente Javier Milei, en una relación entre el gobierno y los mandatarios provinciales donde por ahora prima la desconfianza.

El primer paso fue dado. Los gobernadores fueron a la Casa Rosada para escuchar la propuesta con la que Milei pretende destrabar los restos de su Ley Ómnibus.

Reimplantar el impuesto a las Ganancias para quienes ganan más de $1,5 millones con el objetivo de que las provincias recuperen fondos, fue una de las propuestas, que fue rechazada por los patagónicos y Weretilneck fue el vocero de esa oposición.

Hay desconfianza y algunos mandatarios “no la ven”. Creen que la Nación pretende usarlos para compartir el costo político de una medida que caerá muy mal entre los trabajadores.

Mientras tanto la decisión final del gobernador rionegrino estará atada a las ventajas que pueda obtener en dos ministerios claves: Interior y Economía, especialmente en este tiempo de estrés financiero que complica la negociación salarial, la prestación de servicios públicos como salud, seguridad y educación, y el pago del Plan Castello.

En un gobierno que conforma sus ingresos con el 30% de recaudación propia y el resto depende de Nación y sólo recibe de regalías el 8%, mientras que Neuquén, percibe más del 40% y Chubut, el 33%, en dólares cantantes y sonantes. Ese es el nudo gordiano y la cuestión central está en lidiar con un gobierno nacional anarcocapitalista con un fuerte credo en el ajuste y el achicamiento del Estado en su conjunto, incluidas las provincias, un salvataje sería “más de lo mismo”, un concepto que el Presidente quiere evitar.

En esta pelea no hay ideología. Todo es pragmatismo y medir bien costos-beneficios de sacarse la foto en Córdoba y firmar el Pacto de Mayo, análisis que también hace el gobierno nacional cuando saca números del apoyo de las provincias, que busca más por presiones que en el convencimiento del pensamiento anarco de Javier Milei.

Mientras tanto, Alberto Weretilneck mantuvo su perfil crítico y de distanciamiento. A los periodistas de los medios nacionales les dijo que estaba conforme con el clima de diálogo, pero que el gobierno no era proclive a escuchar opiniones distintas y que mantiene un sesgo autoritario.

Se supone que esta definición surge de algunos cruces de opiniones durante el encuentro con el Jefe de Gabinete y el Ministro del Interior, a quienes se estima que les advirtió por estas actitudes.

Weretilneck siente además que debe responder al acompañamiento de los sectores rionegrinos, de los más diversos que lo apoyan en esta cruzada contra el gobierno nacional.

También pesará la postura del bloque de gobernadores de la Patagonia que ya avisó que no apoya la restitución del Impuesto a las Ganancias. Este grupo es muy heterogéneo y tiene posturas diferentes en varios puntos de la agenda común (en especial el capítulo energético donde resurgió la disputa Chubut-Neuquén), pero intenta mostrar unidad por la debilidad electoral que presenta la región frente a distritos como los de la zona centro.

Precisamente se observa como los gobernadores de la zona núcleo lograron retirar las retenciones de la Ley Ómnibus y otros puntos que molestaban. Juega la identidad política.

Volviendo al frente interno en la provincia, el gobernador piensa en el costo político, donde libertarios y el PRO, animan a Weretilneck a firmar el Pacto de Mayo, mientras desde el PJ batallan contra cualquier instrumento que surja de la Casa Rosada.

Lo fue en la Ley Ómnibus -que el gobierno nacional busca aprobar- y el DNU. Sus socios de Nos Une, principalmente el senador Martín Doñate, es un ferviente opositor a los acuerdos con Milei, y reitera en forma permanente que defender realmente a la Patagonia, es “voltear el DNU”. También lo son los gremios y otros partidos y organizaciones políticas y sociales.

Ayer, le preguntaron a Milei su opinión del encuentro con los gobernadores y respondió “ese un problema de Francos”. Claro, el ministro del Interior es quien encabeza las dificultosas negociaciones. El objetivo es que el Congreso apruebe lo que antes rechazó y llegar al 25 de Mayo con un plan de metas de aspecto fundacional.

Mientras esa negociación espinosa se lleva adelante, Milei confía en un cambio en la composición de las cámaras en las elecciones de medio término que lo pueda sacar de la situación de debilidad parlamentaria.

Este tironeo con Nación cohesiona hacia adentro de Juntos, a pesar que surgieron algunos chispazos, producto de las investigaciones judiciales por el uso de algunos intendentes de fondos nacionales que pusieron el dinero a plazo fijo, “para cubrirse de la inflación”, además de los casos de Techo Digno.

Hay tensiones y se habla de “carpetazos”.