Hay 18 millones de pobres y 3,3 millones de indigentes

Los datos son contundentes y no admiten lecturas sesgadas: en la última década los niveles de pobreza e indigencia aumentaron y la Argentina está sometida a una fractura social expuesta.

Las cifras del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) marcan, además, que del 2021 al 2022 el panorama se agravó por la fragilidad de las condiciones macroeconómicas y en particular la alta inflación, aunque la asistencia del Estado impidió que el resultado fuera peor. Hay 18 millones de personas que son pobres y 3,3 millones que son indigentes en la Argentina, según la proyección de los datos de la UCA.

Con un pico durante la pandemia, la situación comenzó a normalizarse en 2021 con la apertura de la economía, pero los datos del tercer trimestre de este año marcan un resultado desalentador.

Esta conclusión resulta similar, con matices, tanto para la pobreza por ingresos como la que se mide en términos multidimensionales.

La evolución de la pobreza y la indigencia en la Argentina
UCALa evolución de la pobreza y la indigencia en la Argentina UCA

La marea roja no le permitió escapar a casi nadie: hay un mayor porcentaje de población con trabajo formal que es pobre y hay más gente cubierta por planes sociales; este último dato, que el Gobierno reivindica como un logro, es en realidad la contracara del empeoramiento en las condiciones del mercado laboral, según se desprende de los datos de la UCA difundidos por Salvia. Las mediciones de la universidad fueron particularmente relevantes durante la intervención del Indec, cuando el organismo primero manipuló los datos de la encuesta permanente de hogares y luego directamente dejó de publicarlos mientras la presidenta y sus ministros decían que medir la pobreza era estigmatizante pero también que había menos pobres que en Alemania.

Suba de la pobreza y baja de la indigencia

En el último año, la pobreza aumentó del 42,4 al 43,1 por ciento, pero la indigencia bajó levemente, del 9 al 8,1 por ciento por el aumento del gasto social.

Sin la asistencia social del Estado, la indigencia sería del 19,6% y la pobreza del 50 por ciento, según los supuestos de la UCA.

Los datos, aclararon los investigadores de la UCA, resultan volátiles en el marco de una inflación que crece al 7% mensual y una canasta básica que aumentó más que los precios en el último año.

Si los números se observan con mayor perspectiva, el pesimismo es mayor, ya que en 2011 la pobreza era del 31,8% y la indigencia del 5,7 por ciento. En 2019, al final del gobierno de Mauricio Macri, estas tasas eran del 39,8 y el 8,4 por ciento, respectivamente; luego, con la pandemia y la larga cuarentena, subieron al 44,7 y 9,8 por ciento en 2020.

En términos de grupos etarios, la indigencia creció del 69,5 al 13,1 entre 2010 y 2022 entre los jóvenes de hasta 17 años y del 0,5 al 1,6 por ciento entre las personas de más de 60 años. En tanto, la pobreza pasó del 49,5% al 61,6% entre los más jóvenes y del 6,5% al 14,1% entre las personas mayores.

Salvia aclaró que se “la relación entre empleo y PBI se está volviendo regresiva y eso se compensa con transferencias sociales”. Además, advirtió que “hay una fuerte heterogeneidad al interior de los salarios: aumentó la desigualdad entre los asalariados”.

“Es mayor esta desigualdad que entre los promedios de los empleadores y el promedio de los trabajadores”, indicó.

El experto aclaró que “la indigencia se sostuvo por el aumento de los planes sociales, mientras que desde 2013 aumentó la pobreza en forma sistemática”.

Evolución de la indigencia por región urbana (UCA)
Evolución de la indigencia por región urbana (UCA)

Estos indicadores se registran mientras el gasto social aumentó en relación al PBI. “Esto impidió que se alcanzara un mayor aumento de la pobreza y la indigencia”, dijo Salvia.

Pero, al mismo tiempo, “hubo un aumento de la precarización del mercado laboral y salarios a la baja”.

La encuesta de la UCA muestra también que, a grandes rasgos, no variaron las carencias multidimensionales, mientras que la inseguridad alimentaria severa bajó del 8.2 al 7.9 entre el tercer trimestre del 2021 y el mismo período de este año. “Pese a una mayor inflación, por el aumento de los planes no subieron tanto la indigencia ni la pobreza”, afirmó Salvia.

A la vez, ha crecido “el porcentaje de población sin jubilación ni empleo formal”.