De cronopios y otras yerbas. ADN

¿Porqué quiere ser gobernador de nuevo? Fue la pregunta formulada a Alberto Weretilneck en Radio VyP de Viedma. Por qué ahora vamos construir un gran acuerdo provincial, porque con Juntos solo no alcanza y el Estado necesita una profunda transformación, fue la respuesta del senador.

Una definición que contiene en si misma muchas preguntas.

Weretilneck convocó al PJ y a la UCR a una estrategia a largo plazo. Dos partidos tradicionales y fundamentales en la vida democrática de la provincia y el país, que orgánicamente aceptaron el desafío, con el mismo entendimiento del jefe de Juntos.

La propuesta lleva implícito un valor político que contiene creencias y principios y ahora el votante tendrá la oportunidad expresar su confianza hacia esa dirigencia y está invitado a ser protagonistas de este proyecto, que aún falta explicitar y que por tiene relativa correspondencia en la dirigencia de estos tres partidos convocantes.

¿Cómo se traduce en votos? Hoy nadie, con responsabilidad, puede arriesgar un número de adhesión en las urnas, que los más optimistas ubican por encima del 60%.

En sus contactos con la prensa de esta semana, el senador reconoció que hay que tener consenso y diálogo para producir cambios necesarios en distintos temas, pero específicamente se refirió a salud, educación y seguridad.

La pregunta es por qué no se hicieron hasta el momento. “No basta con un solo partido”, dijo, reconociendo la imposibilidad de la propia tropa de animarse a grandes transformaciones con dificultades para armar consensos.

Este gran acuerdo provincial tiene antecedentes en el país, no siempre concretados. La vuelta de Perón, en 1972 y la convocatoria en el restaurante Nino y también el intento Alfonsín con el Pacto Democrático y en la provincia el radicalismo siempre convocó a extrapartidarios desde sus administraciones.

Ahora pareciera que la formulación es distinta. Juntos detrás del rionegrismo, al tiempo que Weretilneck alienta la incorporación de dirigentes de otros partidos políticas no sólo para unir fuerzas en el parlamento, sino para sumarse al Gobierno.

Más allá del proyecto y sus logros políticos, es necesario que el votante entienda de qué se trata (una tarea titánica por delante), y para esto se necesita confianza y convencimiento primero de la dirigencia de los tres partidos.

Si esta confianza no baja de arriba, costará entender. Sobre todo, que cada ciudadano pueda traducir a sus necesidades cotidianas los beneficios de un gobierno de coalición que promete obras de riego, mayor participación de los recursos en petróleo y gas, el nuevo desarrollo minero, la transformación de las economías primarias etc, temas básicos pero que los ve muy lejanos.

¿Fuera de la cúpula de Juntos, el PJ y la UCR, hay convencimiento, confianza y seguridad?

¿Qué pasa hacia abajo? Hoy, se transita la primera etapa, más que necesaria, referida al armado de las listas y colectoras, al tiempo de prever espacios para extrapartidarios.

La tarea requiere de explicaciones, resignaciones y “tragarse algún que otro sapo”. Si siempre fue difícil en la propia casa, ahora la confluencia de fuerzas necesita de mucha voluntad y confianza.

Las listas se van armando, pero hay dificultades en los municipios donde se gobierna, para aceptar candidaturas de competencia electoral municipal de partidos aliados. Ya hay inconvenientes.

No es ajena a este análisis las posiciones dentro de Juntos que observan un retroceso de escaños propios en la próxima legislatura. ¿En cuánto se puede afectar la mayoría actual? ¿El PJ pierde o suma legisladores? Al tiempo que para la UCR todo pareciera ser ganancia, porque hoy no tiene representantes en el parlamento y este acuerdo le permitiría sumar algunas bancas.

Tanto Weretilneck como Doñate, que trabajaron este acuerdo, reiteran que es necesario tener gestos de grandeza, sin egoísmos y mucho diálogo y consensos, incluso para invitar a otras fuerzas políticas en el futuro gobierno -descartado el triunfo de la fórmula de JSRN- y que hoy compiten electoralmente.

Sin duda que es un desafío no por todos comprendidos. Hay críticas y también posicionamientos uterinos de resguardo a lo que pueda venir.

Los lineamientos planteados por este gran acuerdo provincial no deberían tener reparos, sobre todo cuando se trata de “pensar el Río Negro del futuro”. Además, la propuesta tiene un aval, que puede ser cuestionado, pero no desconocido, porque precisamente apunta a resolver cuestiones del Estado rionegrino, que son temas de cuestionamientos de la misma oposición.