Justicia de calidad, accesible, oportuna y ágil

El doctor Sergio Ceci, candidato por el foro local al cargo de juez del Superior de Justicia de Río Negro, expuso sobre sus principales objetivos y propuestas que definen su aspiración para acceder a integrar el máximo tribunal judicial provincial.

La reciente convocatoria para la cobertura de dos vacantes en el seno del Superior Tribunal de Justicia generó en mí la necesidad de evaluar seriamente la posibilidad de afrontar el desafío que representa postularme para el cargo y transitar el camino hacia la audiencia pública, que culmina con la designación de los nuevos vocales del organismo de conducción del Poder Judicial rionegrino.

Ese gran desafío se tornaba de imposible concreción sin la fortaleza que brinda tener un amplio y contundente acompañamiento de los colegas de Viedma, quienes tuvieron la oportunidad de manifestarse al respecto en una reunión ampliada de su cuerpo directivo.

Ya superada esa etapa, previo a afrontar las múltiples entrevistas institucionales que esta postulación exige, fue necesario elaborar un diagnóstico de aquellos aspectos del funcionamiento del Poder Judicial susceptibles de abordarse y mejorarse, a partir de las condiciones atinentes a la idoneidad que personalmente puedo aportar para enfrentar esta tarea.

Tengo en claro que proponer cualquier proyecto al respecto, se encuentra fuertemente condicionado por la dificultad que representa tener el conocimiento acabado del cúmulo de tareas, acciones y decisiones jurisdiccionales y de gestión que se deben afrontar a diario en dicho Superior Tribunal.  Hacerlo a pesar de ello puede demostrar dos cosas, o bien desconocimiento o bien demagogia propositiva con miras a arribar al cargo.

Por ello, centro mi propuesta en aquellas características que puedo aportar a la función a la que aspiro, desde el conocimiento que tengo desde hace tiempo sobre dicha tarea,  tarea que para mucha gente resulta una incógnita porque no siempre es adecuadamente visibilizada.

Puedo aportar entonces mi experiencia profesional por un lado, y en la función pública por otro. En tal sentido 29 años de abogado, 27 de matriculado y otros tantos en la función pública en cargos de fuerte responsabilidad y vinculados a lo jurídico: Subsecretario Legal y Técnico, Fiscal de Estado, y Secretario Parlamentario de Bloque , me han moldeado en el diseño y evaluación de políticas públicas, y el servicio de justicia.

Se suma a ello mi desempeño en el Consejo de la Magistratura de la Ira Circunscripción, y mi participación como Vocal primero y como Presidente del Tribunal de Ética y Decoro del Colegio de Abogados de Viedma, en cada caso cumpliendo con las difíciles tareas asignadas, que incluyen sancionar y excluir colegas de la matricula con el dolor y la responsabilidad que ello implica.

También dan cuenta de esta formación el haber integrado y liderado equipos de trabajo de diversa magnitud, trabajando horizontalmente, utilizando criterios de negociación creativa, en base al dialogo sincero,  a la cercanía, el respeto y la escucha.

Llevo conmigo también, una solida perspectiva de genero que no he cesado de desarrollar en base a la contribución de quienes me acompañan en la tarea diaria que actualmente desempeño en el Poder Legislativo. 

Dichas condiciones sumadas al diagnóstico preliminar sobre el funcionamiento del Poder Judicial que exige el plantarse frente a una organización compleja, que insume más del 80% de su presupuesto en gastos de personal, que exige introducir conceptos de optimización en la asignación de recursos, que exige la revisión de superestructuras que se presentan como auxiliares o accesorias a la prestación del servicio de justicia a los rionegrinos y las rionegrinas, y una vinculación más estrecha entre la tarea puramente jurisdiccional y la administración de unidades jurisdiccionales en las que las condiciones de prestación de servicios del personal, y el fortalecimiento de las relaciones humanas, es clave.

Se le exige al Poder Judicial que trabaje más, que lo haga más rápidamente, que obtenga mejores resultados, que le de sustento a la garantía de la tutela judicial específica, que escuche más al justiciable. Para dar satisfacción estas demandas hay que trabajar con mayor empeño en fortalecer la tarea que desarrollan quienes allí se desempeñan. Hay que construir mayor consenso y con ello mayor legitimación en las transformaciones que se encaran, hay que convocar y comprometer a los abogados y abogados que suelen quedar fuera de estos diseños o planificaciones.

Pero principalmente, hay que pensar en la manera en que se afrontará la salida de esta Pandemia, que además de acelerar la digitalización hacia adentro de la actividad pública en por lo menos 4 o 5 años, nos pone frente a una situación de incertidumbre sobre el alcance de la reacción social a la eliminación de restricciones y el potencial despegue económico. Algunos vaticinan un tsunami de conflictos que buscarán solución en los tribunales, y frente a ello, hay que estar preparados. ¿Lo estamos? Difícil saberlo.

Debe el Superior Tribunal de Justicia analizar los posibles escenarios y las respuestas que podrá brindar, si accedo al cargo, esa será mi tarea específica más allá de la función jurisdiccional que siempre demanda más y mejor atención.

Algunos de mis colegas impulsan mi postulación al cargo para oxigenar el Poder Judicial, para sumar otra mirada, otra actitud, para construir sólidos puentes entre los operadores del servicio de justicia y sus destinatarios, para integrar adecuadamente al Ministerio Público, para sumar empeño y experiencia, para afrontar las dificultades y las demandas, y lograr -´por ejemplo- que no se tarde un año y medio en escuchar a los familiares de víctimas de delitos. 

Me piden aquello que entienden puedo brindar, cercanía, compromiso con la tarea, y reflexión crítica sobre aquello que se hace y lo que no se hace desde la conducción del Poder Judicial , cotejando los resultados concretos de tales acciones y omisiones , solo así con reflexión crítica  y reformulación de metas y estrategias que fueron planificadas sin escuchar a actores centrales de esta función judicial, podremos acercarnos a una justicia de calidad, que no significa ni más ni menos que una  justicia accesible -en particular para los grupos vulnerables-,  una justicia oportuna y ágil con capacidad de respuesta, de articulación de soluciones con los demás poderes o funciones del Estado, con los municipios. 

El maestro Augusto Morello nos enseñó que los jueces no pueden ser prófugos de la realidad que los circunda, esa es la idea de gestión, ser un juez del STJ con profundo sentido de la realidad.