Desembarco kirchnerista. ADN

La nave insignia del kirchnerismo abrió una sucursal en Río Negro. El Instituto Patria -el tanque de pensamiento que comanda Cristina Fernández- ahora tiene una Casa en la provincia y se propone comenzar a diseñar políticas de Estado y sentar las bases programáticas de un plan de gobierno para ofrecer al electorado en 2023.

Para el Frente de Todos la acción tiene además una carga simbólica. «Cristina convoca, aglutina», aseguran. Y representa una forma de ser oposición, es decir, salir de la histórica postura cascarrabia, y abrir paso a debates de desarrollo postergados.

El puntapié inaugural lo dio Oscar Parrilli, el presidente del Instituto. Lo hizo junto al director de Vialidad Nacional en la provincia, Gustavo Casas, y reunió a todo el espectro del FdT y el PJ, encolumnados en el proyecto nacional que conducen Alberto y Cristina Fernández.

La movida política es parte de la estrategia del senador Martín Doñate en su proyecto provincial. El dirigente habilita todas y cada una de las acciones de base de todos los espacios que componen el Frente. Así, entiende que se construye territorialidad.

Para la oposición el camino a la gobernación es espinoso. De acá en más, debe conciliar las posiciones internas y las apetencias individuales y sectoriales, para sintetizar un esquema conjunto. Una tarea difícil.

Aún resuenan los pases de factura de la estruendosa derrota del año pasado, lo que provoca que sigan los reacomodamientos y la recuperación de la confianza entre los actores centrales, que quedó lesionada. El internismo se traduce en el bloque de legisladores y en algunas ciudades como Villa Regina, donde el Frente de Mujeres de La Cámpora criticó a los concejales varones ante un acto de violencia de género -que denunciaron públicamente- por parte del presidente del Concejo (de JSRN) a la edil Gabriela Figueroa: «repudiamos la justificación y la minimización de los actos por parte de los concejales varones», entre ellos, el sorista Martín Vesprini.

La bancada que conduce María Eugenia Martini tiene sus tironeos. Solo basta con repasar la conformación de los proyectos y sus autores o escuchar los debates parlamentarios para advertirlo. Pero en el PJ confían en que esas diferencias pueden conformar (unidad de criterio por medio) una estrategia de oposición moderada respecto del gobierno provincial, más un sector duro. Por ahora, las diferencias son genuinas.

En el FdT los reacomodamientos también responden a otros temas. Más allá que el sorismo vaya perdiendo espacio y comience a crecer el doñatismo, muchos legisladores requieren de un vínculo más amable con la Casa de Gobierno, porque representan a ciudades donde gobiernan. Con una verba ríspida, es más difícil gestionar ante los ministros de Arabela Carreras. Por caso, Marcelo Mango es un vínculo con el municipio de Cinco Saltos.

Ahora, con el desembarco del Patria y otras acciones e iniciativas, la oposición intentará reconfigurar su identidad. «Con las bravuconadas nos nos fue bien», advierten.

De todos modos, y más allá de plantear una buena vecindad especialmente en este contexto de pandemia, hay diferencias políticas e ideológicas con el oficialismo que se expondrán en el campo electoral. El primer paso son las elecciones nacionales del año que viene en la se pondrán en juego dos bancas en el Congreso de la Nación. La apuesta -aprovechando el empuje del Gobierno de los Fernández- es obtener los dos escaños y relegar a JSRN y al macrismo.

Falta mucho, pero en los pliegues y repliegues del FdT surgen dos nombres: Ayelén Spósito (actual diputada, reemplazó a María Emilia Soria) del Movimiento Evita, y Alejo Ramos Mejía (legislador provincial) que se sumó al massismo. Surgirán otros nombres.