Energía nuclear: Cuál es la doctrina social de la Iglesia?

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(ADN).- La conferencia sobre “Seguridad Nuclear: un bien común” que se desarrolló en Italia dejó plasmada la doctrina social de la Iglesia en materia de energía nuclear. El portavoz fue el arzobispo de Trieste, Giampaolo Crepaldi, quien desarrolló en tres etapas la postura oficial.

En primer lugar, recordó que “la Santa Sede es uno de los fundadores de la AIEA, la agencia de la ONU para el control de las políticas en materia de energía nuclear; y que el Estatuto de este organismo, también aceptado por la Santa Sede, como miembro fundador, dice que la energía nuclear es un derecho inalienable para el desarrollo económico y social».

En segundo lugar, el Arzobispo destacó que “la Santa Sede siempre ha condenado el uso militar de la energía atómica y ha dado su contribución a los Tratados sobre la no proliferación de las armas nucleares, de la que ha pedido innumerables veces el desmantelamiento progresivo hasta su eliminación total, también ha subrayado repetidamente la necesidad de utilizar en favor del desarrollo de los países pobres los recursos energéticos que derivan de la aplicación de los tratados sobre el desarme nuclear. Esta posición ha sido por ejemplo, afirmada por el Papa Benedicto XVI en el mensaje con motivo de la Jornada Mundial de la Paz 2006″.

Por último, recordó cuanto afirmó el cardenal Renato Raffaele Martino, entonces presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz: “¿Por qué excluir la aplicación pacífica de la tecnología nuclear? Garantizada la seguridad de las instalaciones y de los depósitos, regulados en manera severa, la producción, distribución y comercio de la energía nuclear, creo que sean los presupuestos para una política energética integrada, que contemple, junto a las formas de energía limpia, también la energía nuclear».

Crepaldi concluyó: “la Doctrina Social de la Iglesia ni absolutiza la elección de la energía nuclear, casándose para siempre, ni la condena irremediablemente como equivocada. Más bien, la pone en la responsabilidad común de la humanidad para construir su futuro progreso en el respeto no, como frecuentemente se dice, de los derechos del medio ambiente ,porque el ambiente naturalista, bien entendido, no tiene derechos, sino que son los derechos de los hombres, entre las generaciones pobres de hoy y mañana y del futuro”.