Desde el cortocircuito al incendio intencional

(ADN).- En casa de herrero cuchillo de palo. Un refrán a medida de la investigación judicial del incendio que destruyó el Juzgado Penal 4 de Carlos Mussi. Transcurrieron doce meses en que la causa tuvo una suma de dificultades surgidas desde el propio seno del Poder Judicial y que sin dudas demoraron el proceso, como fueron –entre otros- los enfrentamientos manifiestos entre el juez de la causa y la fiscal.

Pero es necesario remontarse a la génesis del hecho, el mismo día del siniestro.

Apagado el fuego la primera información dio cuenta que el origen del siniestro había sido una falla eléctrica y fue una explicación que pareció tan convincente como para iniciar de inmediato la limpieza de las oficinas.

Sin embargo no tardó en detectarse el olor a combustible, incluso alertado por la propia presidente del STJ, Liliana Piccinini y el Juez Carlos Mussi, que a decir de testigos fueron –entre otros- quienes percibieron esta emanación.

Ya era tarde. De manera incomprensible, en la misma sede del Poder Judicial, se actuó como novatos e inexpertos y no se tuvo cuidado en proteger a la escena del hecho. Fue una invasión de personas, se alteraron todas las huellas y ni siquiera se manejó la posibilidad de estar ante un atentado, como realmente fue, porque se habría procedido con mayor cuidado y eficiencia.

Nada quedó como prueba, salvo un bidón encontrado luego de la teoría del cortocircuito elaborada por la Policía, y las pruebas odoríferas, ningún vestigio pudo rescatarse para aportar al esclarecimiento del incendio.

Procedimiento de manual y del abc de la criminalística: “preservar la escena del hecho”. Todo fue alertado y algunos sostienen que había más desprolijidades que el escenario donde fue encontrado sin vida el joven Atahualpa Martínez.

No se disimula el malestar en el Superior Tribunal de Justicia y en la Procuración sobre la responsabilidad que les cupo a la fiscal Paula Rodríguez Frandsen y el juez Fabio Igoldi, una cuestión que llegaría a ser tratada en el Consejo de la Magistratura.

Bastaría sólo con mirar películas o series policiales en la televisión para comprender la falta de profesionalismo y eficiencia para proceder ante la investigación del delito, pero si esto sucede en tu propia casa, es para reflexionar.

Si de hipótesis se trata, no sería descabellado pensar que por algún motivo se arrasó con la posibilidad de levantar pruebas que determinarían el origen del incendio.