En Bariloche, el lujo es la «experiencia»

Bariloche.- El alto ejecutivo cuelga, altísimo, sobre la copa de un árbol. Se siente como un pájaro sobrevolando el Circuito Chico, deslizándose con la ayuda de una roldana sobre el bosque patagónico. Son las tres de la tarde de un día de invierno que es también ideal para los que prefieren contemplar coihues desde el jacuzzi de un hotel boutique, o prepararse para una noche de cooking class y comida a la luz de las velas.

«Bariloche , unique experience » (Bariloche, una experiencia única), dice Mike, un turista australiano de 44 años que ayer, desde la base del Cerro Catedral, salió con sus esquíes acompañado por un guía profesional autóctono -disponible sólo para él- a buscar vistas únicas del Nahuel Huapi.

La palabra clave es experiencia. Pocos hablan de tours, planes, paquetes. En el segmento de alta gama, todo se hace «a medida» de los visitantes que han optado por esta ciudad del Sur que, al igual que sus vecinas, sigue haciendo un esfuerzo descomunal para renacer definitivamente de las cenizas.

«No se trata solamente de lujo. El segmento de turismo de alta gama se concibe incorporando valores, originalidad, emociones y sensaciones», explica Nahuel Alonso, miembro de Destino Argentina y fundador de Esencia Travel, una empresa de turismo de alta gama que invita a tomar contacto con la naturaleza y la cultura, y a «vincular los sueños de un viaje con nuestra Patagonia».

Arte y esquí

Con un grupo de amantes del buen arte, esta tarde partirá desde El Casco-Art Hotel a recorrer ateliers de Bariloche, que incluyen desde el del pintor Juan Lascano hasta el del ilustrador Pablo Bernasconi. Mañana, en cambio, pondrá en acción una de sus propuestas más osadas, sólo aptas para experimentados: el heliski, que combina un vuelo en helicóptero sobre los Andes, y el aterrizaje sobre nieve virgen para esquiar a más de 5000 metros de desnivel en un programa de un día. Hijo de un guardaparque, es guía de montaña, de kayak de travesía y rafting, profesor universitario de Educación Física con orientación en actividades de montaña y director de cursos y expediciones de la Fundación Explora Argentina. Su empresa colabora con la Escuelita Primaria Guardaparque Emilio Pargade, de la cual es egresado y donde su madre fue maestra. En español, inglés o italiano, este viajero incansable no cesa de recordar a los visitantes que «la alta gama en Bariloche (cuna del sector cuando en los años 40 y 50 recibía a toda la aristocracia de Buenos Aires) parte del valor único de sus escenarios naturales, la pureza del aire, la frescura del agua y la exclusiva posibilidad de escuchar el silencio. Esto, condimentado con nuestra cultura e historia, se combina en estructuras modernas e históricas, con recursos humanos profesionales que atienden al pasajero con una actitud proactiva interpretando sus deseos y necesidades, constituyendo desde la estadía una experiencia integral».

Desde su página web, el majestuoso hotel Llao Llao subraya el concepto: » The Patagonia experience. The Llao Llao experience «. Daniela Shayo, directora regional de The Leading Hotels of the World, explica que «para que un viaje sea una experiencia genuina e interesante, es clave la elección de un hotel que exprese la cultura y la historia que el lugar tiene para ofrecer».

No se piensa en un turismo tradicional sino en «ofrecer tranquilidad, paisajes únicos, buena cocina, relax de spa y atención personalizada», explica Mercedes Olivari, gerenta de Aldebaran hotel, un acogedor hotel boutique de sólo 10 habitaciones con inigualable vista a los cerros López y Campanario, ubicado en la península de San Pedro, visitado por extranjeros y argentinos que buscan tranquilidad y, al mismo tiempo, estar cerca del Catedral.

El viajero de este segmento, que habitualmente viene del frenetismo de la gran ciudad, «se conmueve visitando una estancia patagónica, cerca de las manadas de ciervos. Bariloche tiene de todo para vivir sensaciones. Incluso cuando hay que cerrar los medios de elevación en los días de viento, se puede navegar por el lago y terminar el paseo probando los mejores vinos patagónicos», cuenta Nahuel Alonso.

Alta gastronomía

Si de beber y de comer bien se trata, aquí hay también alta gastronomía. Los hoteles de lujo ofrecen buenas propuestas y, al mismo tiempo, está la sofisticación de Cassis, en Arelauquen Golf & Country, sobre el lago Gutiérrez, donde el matrimonio que conforman Ernesto Wolf y la exquisita chef Mariana China Müller deleitan a paladares exigentes con un menú que incluye lo mejor de los productos locales (desde trucha hasta frambuesas o, precisamente, cassis). Para grupos selectos, Müller ofrece clases de cocina, que en muchas ocasiones son itinerantes, lo que permite que un viajero pueda vivir la experiencia de degustar una cocina de nivel internacional elaborada frente al lago.

En Il Gabbiano, probablemente uno de los mejores restaurantes italianos del país, la calidad se mantiene en lo más alto. El matrimonio de Mimi y Guillermo Kempin recibe en una atmósfera que transporta a lo mejor de Italia, con sopas, bruschettas y pastas de sofisticada elaboración, como los rigatoni al ragú de cordero. También hacen de la cocina un arte, y a pesar de que existen problemas con la importación de algunos productos, privilegian la excelencia. «Si no tenemos materia prima de excelencia, no hacemos el plato», cuenta Guillermo. En este segmento también está Butterfly. Pero hay otros igualmente atractivos, como la parrilla de Alberto o El Boliche Viejo, camino de Villa La Angostura, donde se impone parar para comer un asado con cordero patagónico.

La ruta nacional que atraviesa los bellos paisajes está deteriorada. La inflación pega con todo, los precios suben pero -hay que reconocerlo- los lugareños siguen ofreciendo lo mejor. Basta con echar un vistazo a Tripadvisor para descubrir que la mayoría de los hoteles de lujo han sido distinguidos por sus huéspedes.

Aquí, tanto en invierno como en verano, Bariloche sigue reinventándose. Pureza natural, profesionalismo y calidez humana, dicen, es el secreto.

Valeria Shapira

La Nación