Un impuesto a la renta que pagan trabajadores ● Claudio Lueiro

¿Por qué un simple trabajador en relación de dependencia tiene que pagar el Impuesto a las Ganancias?  Dejando de lado, la actual discusión política: ¿está mal el reclamo de los trabajadores respecto al Impuesto a las Ganancias? Sin duda, termina siendo un impuesto más que distorsionado.

Año tras año, el fisco nacional fue aumentando su recaudación pero a costa de castigar el bolsillo de los trabajadores, incluso de los jubilados, con un impuesto que en principio, fue ideado para las rentas financieras, empresariales y de la propiedad pero que hoy, termina incidiendo sobre muchos trabajadores en relación de dependencia que se ven obligados a tributar.

El impuesto nace como Impuesto a los réditos en 1797 en Holanda, extendiéndose a Gran Bretaña dos años después para sufragar los gastos de la guerra y, como la mayoría de los nuevos gravámenes se implantan a título temporario. Recién en 1932, llega a nuestro país con carácter de emergencia y sólo por tres años, pero terminó vigente hasta 1973, año en que es reemplazado por el Impuesto a las Ganancias.

Si bien la ley establece montos anuales de deducciones admitidas y los mínimos no imponibles correspondientes, se estableció también que dichos montos se actualizarían automáticamente de acuerdo al aumento de los índices generales de precios. Sin embargo, en ese momento, no se podía prever que los reales indicadores de precios se iban a distorsionar y, que como consecuencia con el transcurso del tiempo, más y más trabajadores estarían alcanzados por el Impuesto. Hablamos de personas que no viven de rentas sino de su trabajo.

Por otro lado, cuando hablamos de la escala para el cálculo del Impuesto a la Ganancia, no debemos olvidar que la “otra” Tabla Machinea aún está vigente. Los montos con que se calcula el impuesto son los mismos, habiendo transcurrido doce años con devaluación e inflación mediante, lo que los hace verdaderamente ridículos.

En los últimos años, el piso para pagar Ganancias fue variando aunque las reformas fueron insignificantes. En 2003, los solteros tenían ese piso en 1835 pesos y los casados con dos hijos en 2235 pesos. En 2006, los solteros suben su piso a 2400 pesos y los casados con dos hijos a 3200 pesos. Ínfimas reformas hasta llegar el 2011, año en que el piso para los solteros llega a 5782 pesos y el de los casados con dos hijos a 7998 pesos.

A esta situación, se suma que en el último tiempo, muchísimos trabajadores, han dejado de cobrar el prenatal, el salario familiar, la ayuda escolar y las asignaciones por nacimiento y matrimonio ya que sus salarios alcanzan los 5200 pesos, lo cual significa una quita más para su bolsillo.

Legislador Claudio Lueiro – PPR