Cambiemos 2017: el PRO ya quiere listas, UCR recela el canje “1×5” y Carrió espera

Mauricio Macri comenzará hoy a sumar millas en el extranjero después de una semana cargada de política doméstica, con bilaterales oficialistas el lunes y el miércoles pasado. El mapeo electoral 2017 encuentra al oficialismo con tres panoramas: el PRO asegura que ya está en condiciones de armar las listas en gran parte del país, la UCR recela el ticket para la provincia de Buenos Aires y la Coalición Cívica mantiene la fe en la definición de su líder, Elisa Carrió, en cuanto a participar de la trifulca bonaerense o postearse en el ring porteño.

El análisis corresponde a una nota de Mariano Casal, que publica hoy Ambito.com.

La frase «ya podríamos armar las listas para las elecciones» que ventiló el PRO en los últimos días denota dos facetas: la primera y lógica, más allá de la consigna de los famosos consensos, es demostrar la calidad de columna principal del partido de Macri en la estructura de Cambiemos y la necesidad imperiosa de continuar con la homogeneización que predica el Presidente; y la segunda, y más ilógica, es la intentar erradicar que durante un armado electoral no aparecerán sablazos por los casilleros que le toca a cada fuerza.

De hecho, el PRO mostró sus primeros dardos tras la cena friendly en la que Macri prometió la semana pasada al buró de la UCR no inmiscuirse en distritos gobernados por el centenario partido: el principal socio de Cambiemos quiere un lugar asegurado en Mendoza y otro en Jujuy. Además, en provincias PJ como Córdoba, donde el radicalismo tiene más peso que el PRO, pretende dos casilleros y en La Rioja, uno. Todos éstos, en nóminas de diputados.

El radicalismo, ahora reacostumbrado a discutir cuestiones de Estado o ganar comicios como oficialismo (años atrás, el máximo nivel de tensión lo protagonizaban el hoy gobernador jujeño, Gerardo Morales, y el actual asesor premium de Macri sin cargo, Ernesto Sanz, para ver quién manejaba el bloque de 14 senadores nacionales que tenía la UCR mientras el cristinismo arrollaba el país) reacciona sin tirar demasiado la cuerda pero se preocupa por Buenos Aires: el PRO ofreció un magro vale de un candidato propio cada cinco.

De esa manera, y en caso de repetir la excelente elección con la que María Eugenia Vidal dinamitó al kirchnerismo «Anibalfernandista», la UCR sólo podría mantener los casilleros del díscolo Ricardo Alfonsín y Oscar «Cachi» Gutiérrez, quienes deben buscar la reelección o ceder banca a coterráneos. En 2015 Cambiemos logró 13 asientos en Diputados. Una opción consuelo es la repartija de espacios en las listas provinciales y municipales, aunque en ese escenario aparecen peronistas con témpera PRO.

Las garras en Buenos Aires tienen lógica después de que Vidal despegara, a través de sus operadores, que no hace falta la postulación de Carrió en la provincia. Además, la UCR también desconfía del abrazo de oso constante que le hace el PRO al gurú del cerebro Facundo Manes, quien comandaría en la cumbre radical del 24 y 25 de febrero en Villa Giardino un panel sobre «conocimiento». Los otros tres serían sobre economía, cuestiones sociales y panorama internacional.

El cónclave del radicalismo en Córdoba será un campo de batalla para Sanz, que deberá responder en nombre de asesor virtual de Macri las intenciones del PRO para con la UCR, fuerza de la cual el mendocino representó como intendente, legislador provincial y nacional, e incluso líder del buró central.

La Coalición Cívica espera la iluminación divina de Carrió para gatillar su estrategia dentro de Cambiemos. Al igual que el radicalismo, tampoco quiere ir a la guerra por una cuestión electoral, pero sabe bien que se encuentra en el último lugar del escalafón de poder y necesita sostener bases.

La semana pasada, el diputado nacional Fernando Sánchez reveló que a raíz de la «muy buena reunión de trabajo» realizada el miércoles entre representantes de su partido y del PRO, ambas fuerzas políticas comenzaron a analizar «los próximos pasos de cara a un año electoral».

Sánchez detalló: «Nadie lo quiere apurar porque hay muchas cosas que hacer y temas de la agenda nacional, que es muy amplia, pero en un año electoral las cosas se van acelerando y en esta reunión de trabajo lo que hicimos es ir ordenando cuál va a ser el esquema de actividades».

La pitada final se dará en el G-25 de Cambiemos de marzo próximo, tal como anticipó este diario. Allí confluirán 11 dirigentes de PRO (Macri, Marcos Peña, etcétera); ocho de la UCR (Sanz, Mario Negri Negri, entre otros); cuatro de la Coalición Cívica (Carrió y Sánchez, como principales referentes); el líder de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), Gerónimo «Momo» Venegas; y la demoprogresista Ana Copes.