Desavenencias en el Frente. ADN

Las coaliciones políticas suelen estar cargadas de tensiones porque están conformadas -en el mejor de los casos- por partidos afines pero con miradas disímiles. Las desavenencias son normales y suelen resolverse desde la posición de poder de sus integrantes, ya que es un sistema de mayorías y minorías. Un reflejo claro de ello es el momento de conformación de listas y la disposición de espacios internos previo a los procesos electorales. Pero el futuro no es el mismo en un escenario de triunfo que en la derrota.

De eso puede dar fe el Frente de Todos rionegrino que, con eje en el PJ, sumó al panperonismo que polula en las «orgas» (Movimiento Evita, La Cámpora, Kolina, Nuevo Encuentro), al Frente Grande, el radicalismo Irrompible, fracciones del Socialismo, al comunismo y a RIO, un desprendimiento del ARI conducido por Magdalena Odarda, otrora dirigente férreamente opositora al kirchnerismo.

Al experimentar una fuerte derrota en las elecciones provinciales afloraron las históricas diferencias en el justicialismo, que hoy están expuestas en la liga de intendentes y en el bloque de legisladores, que se mixturan con los desacuerdos entre los espacios que componen el FdT.

Esta semana la crisis se hizo pública. Las fuertes críticas de la senadora Silvina García Larraburu a Odarda (titular del INAI) por el conflicto en Villa Mascardi, tuvieron una vehemente réplica. Eso expuso las diferencias de criterio basadas en marcos políticos e ideológicos antagónicos.

Otro episodio fue el nombramiento del concejal Horacio Pierucci en el Enacom, un organismo que a nivel nacional administra políticamente el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Conocida la novedad, arreciaron las críticas de los «compañeros» por el pasado del dirigente en el gabinete de Aníbal Tortoriello. La derrota dejó pocos espacios para ocupar y muchos dirigentes para contener. Cada designación, aunque sea la de un asesor en el Bloque, genera polémica. La consecuencia es que el reparto dejó demasiados «heridos», y el peronismo pide más participación.

Quien intenta rearmar el Frente es el senador Martín Doñate. Sabe de las tensiones y busca aplacarlas. El dirigente de Valle Medio impone una agenda de colaboración con el gobierno provincial en este tiempo de pandemia. Intuye que por ahora no hay lugar para el enfrentamiento, aunque deja en claro que ello no implica cogobierno. Eso quedará claro el año próximo cuando el FdT vaya a elecciones. Ahí, surgirán las diferencias con el oficialismo rionegrino. En el camino, se diferencia de la gestión y suma críticas, expresando soluciones a los problemas de la administración del Estado, una jugada a largo plazo que se cristalizará con un proyecto político para la Provincia en 2023.

Por el contrario, Martín Soria adoptó un silencio que atrona. En Roca, monitorean la escena política y aseguran que «jugarán» cuando llegue el momento. Por ahora, su hermana, la intendenta María Emilia Soria está abocada a la gestión. Sin embargo, sus legisladores ofician de voceros. Los Peaky Blinders son críticos de la conducción del bloque. Apuntan a María Eugenia Martini y sus laderos, y le pasan factura por su «ingenuidad» a la hora de intentar consensos con Juntos en determinados temas. El último contrapunto fue por la modificación las formas de elegir la presidencia del Ente de Desarrollo de Conesa, un bastión del PJ que podría perder con los cambios que impuso en la Legislatura el oficialismo. El proyecto fue rechazo de plano por la bancada del FdT. Pero desde el sorismo indican que eso ocurre por «ser indulgentes» con JSRN, que le «arrebató» el Endecon.

En el bloque, como entre los intendentes y concejales, hay halcones y palomas. Pero las diferencias se potencian hacia el interior del Frente cuando no existe una unidad de criterio en los temas polémicos. El caso de Villa Mascardi es el ejemplo más concreto. Para colmo, ahora Bariloche sumó otra usurpación de tierras federales, esta vez en la Escuela Militar de Montaña «Juan Domingo Perón». La posición de Odarda provocó que los vecinos de la ciudad cordillerana que se oponen a las tomas metieran a todos en la misma bolsa: García Larraburu, Martini y Ramón Chiocconi son subsidiarios de las críticas por el accionar del INAI.

Las desavenencias están a la vista. El tiempo dirá si el FdT puede consensuar un proceso de unidad.