Sierra Pailemán: cóndores vuelven a la costa atlántica

Se comprueba que los cóndores silvestres están volviendo a la costa atlántica, luego de 15 años de trabajo ininterrumpidos de su reintroducción en Sierra Paileman, trabajo que viene llevando adelante la Fundación Bioandina Argentina. fue encontrado un cóndor adulto macho, proveniente de la zona cordillerana, que cayó en una vivienda de la ciudad chubutense de Trelew, con un posible caso de intoxicación y ya fue trasladado en avión a Ecoparque de Buenos Aires para su rehabilitación.

El director del Programa de Conservación Cóndor Andino (PCCA), Luis Jácome, dijo que «sabíamos que el cóndor estaba volviendo al mar, teníamos avistajes de silvestres en la zona, pero nunca habíamos podido tener la evidencia concreta”.

“Los pájaros han empezado a volar en sus antiguas áreas de distribución, ya que este animal vivía en la costa atlántica hace cientos de años y a partir de 2003, en un esfuerzo internacional que está llevando adelante a través del PCCA con el cual empezamos a reintroducir la especie, alcanzando a los 51 ejemplares liberados en Sierra Paileman, esos cóndores fueron madurando y en su vuelo han vuelto a unir el pacífico con el atlántico, atrayendo a la zona a otros ejemplares”, expresó Jácome y agregó que «esta reintroducción generó que cóndores que viven en la cordillera, vengan a la zona y se queden”.

Durante cientos de años, al cóndor se lo consideró una plaga, matándolo por la creencia que atacaba al ganado para comer, cuando en realidad es carroñero.

Aún hoy son blancos de cazadores, víctimas de envenenamiento por ingestión de balas de plomo a partir de animales que fueron abatidos o intoxicados al consumir restos de especies que han sido envenenados, con el supuesto propósito de exterminar otras plagas.

El choque contra estructuras hechas por el hombre, como los cables de alta tensión, los disturbios en sus áreas de descanso y nidos, la recolección de los huevos y pichones para colecciones de museos, la reducción de otras especies, como el ciervo o el guanaco, que forman parte de su dieta y la alteración de su hábitat natural ponen en peligro su supervivencia.