Buscan poner 140 mil hectáreas bajo riego en Río Negro

El Gobierno de la Nación avanza en la creación de corporaciones público-privadas para impulsar proyectos productivos. El objetivo es desarrollar el riego en 255.000 hectáreas en las provincias de Río Negro, Neuquén, Chubut y Entre Ríos.

En suelo rionegrino, el Plan Nacional de Riego comprende una extensión de 140.000 hectáreas.

Según informó oficialmente el gobierno de Río Negro, Nación publicará en los próximos días los primeros decretos que le darán forma al ambicioso Plan que, en una primera etapa, podría atraer inversiones por unos 1.200.000.000 de dólares.

De las 53 áreas en 17 provincias identificadas con potencial para desarrollar proyectos que necesiten el riego artificial para producir granos, carne o frutas fueron seleccionadas cuatro áreas en cuatro provincias. Ellas abarcan 255.000 hectáreas, según informó el subsecretario de Recursos Hídricos del Ministerio del Interior, Pablo Bereciartúa.

Los decretos que le darán el marco legal a la iniciativa toman como base la ley de Participación Público Privada, promulgada el año pasado. Serán sociedades sin fines de lucro en las que participarán los propietarios de las tierras donde se desarrollarán las áreas y los gobiernos de la Nación y de las provincias.

Esta semana hubo reuniones en la Subsecretaría de Recursos Hídricos con potenciales inversores, tanto de empresas de riego e infraestructura como de empresas agropecuarias. También se firmó el primer convenio con Río Negro, y hubo avances con Entre Ríos.

Este plan, que tiene el asesoramiento del Banco Mundial, se basa en iniciativas similares desarrolladas en Perú, con 140.000 hectáreas, o en el estado norteamericano de Nebraska, donde hay 90.000 pozos productivos que le dan a la agricultura un valor adicional de US$3.600.000.000. En el país hay un potencial de riego de 6,9 millones de hectáreas, pero apenas se aplica riego en 1,6 millones de hectáreas, según un informe de la Unidad para el Cambio Rural (Ucar).

En las corporaciones el 51% de la titularidad corresponderá a los propietarios de la tierra donde se realizarán las obras de riego, que van desde pequeñas represas hasta canalizaciones, así como instalaciones eléctricas para llevar el agua hasta las zonas requeridas.

El propósito es conformar fideicomisos cuyos activos están compuestos por las tierras que servirán para atraer inversores. A su vez, las corporaciones fijarán el valor del agua de riego y podrán fijar estrategias comerciales. Tendrán un marco legal de largo plazo y los convenios con las provincias prevén que se requiera de mayorías especiales para cualquier modificación impositiva.

Respecto del impacto ambiental, el subsecretario de Recursos Hídricos explicó que corresponde a cada provincia la aprobación de los proyectos en curso.