Los escritores en Ingeniero Jacobacci

(Jorge Castañeda*).- Las calles y los espacios de la localidad sureña de Ingeniero Jacobacci se llenaron de palabras y de sueños. Palabras que volaban con el viento, que impertinentes traspasaban el umbral de las viviendas, que viajaban con la trochita, que se perdían en las vías férreas de la estación de trenes, que como viejas parroquianas se acodaban en los mostradores de los viejos almacenes, que se trepaban a los estantes de la biblioteca, que se ataviaban en el mercado artesanal, que ahítas de historias escudriñaban las vitrinas del Museo, que se hacían canción en la voz de los cantores y –de pan también vive el hombre- se sentaban a la mesa fraternal para yantar manjares.

Así se realizó en Jacobacci el X Encuentro Regional de Escritores durante los días 4 y 5 de Noviembre, bajo el largo lema: “Caminando juntos, hoy estamos a 10 pasos más cerca del horizonte lector-escritor”.
Una nutrida actividad se desarrolló entre ponencias y presentaciones de libros. ¡Qué profusos son los escritores rionegrinos!! Más de 17 libros presentados y cada uno con su encanto personal donde las letras cobraban vida en la voz de sus autores.

Grandes anfitriones que nos hacían sentir como en nuestras casas: Elías Chucair, el decano, con su gran bohonomía, su enorme talento y si figura de patriarca. Claudio Amaya Gatica, el motor infatigable de cada encuentro, acompañado por sus pares, que no solo escriben y sueñan sino que están en todos los detalles.
Yo me sentí a mis anchas entre tantos amigos, me tocó el privilegio de presentar una ponencia y de presentar mi último libro “Crónicas & Crónicas”.

Después de la recepción en la primera jornada, Silvia Montoto se refirió a la relación íntima entre el escritor, el lector y la obra y nos deleitó con algunos de sus poemas y relatos.

El querido Pepe Sánchez nos alumbró el alma con sus ponencias sobre la poética y la obra de Federico García Lorca, dejándonos con el embrujo de su Romancero Gitano y sus obras de teatro.

El maestro Carlos Espinosa presentó en sociedad su flamante libro dedicado a rescatar parte de la vida y obra de don Guillermo Yriarte. Un merecido homenaje a un grande de la cultura de Río Negro. Y su libro “Roberto Arlt en la Patagonia” es atrapante. Por sus aguafuertes y sus andanzas en estas tierras del Sur.

“Erótica antes del horizonte” y “Agua y Arena” –este último en árabe y castellano- de Daher Salomón nos transportó a un mundo exótico y de gran belleza.

Por su parte, Enrique Minetti, de Viedma, presentó su exquisito poemario “Y volver la vista atrás” que nos llenó de nostalgia. Poemas sensibles que n os interrogan y cuestionan.

Sandra Isabel Ragusa nos regaló su “Devuelta del rito” que seguramente podrá decir como en uno de sus poemas: “Vuelvo/ de este/ viaje/ encantada/ de haberme/ conocido”. Y nosotros de haberla conocido a ella.
El amigo Poul Pedersen de Las Grutas –uno de mis compañeros de viaje con su esposa Astrid- nos dejó mucha suerte al presentar su novela “Trébol de cuatro hojas”.

Eliana Navarro, de Bariloche, conjugó la magia de sus poemas con su forma de decir la poesía, y con “Blanco”, su libro, nos enharinó los sueños.

Con Gabriela Canje Izco. Al proyectar su trabajo “La mirada aérea” viajamos en un mágico recorrido por esta Latinoamérica tan nuestra y diversa.

Jorge Íncola, -otro de mis compañeros de viaje, esta vez sin la “chanchita” ni la “Picaza”- presentó su ponencia “La creación literaria como camino de autoconocimiento y herramienta comunicacional”, finalizando la misma con un sentido poema a esta hermosa y querida tierra patagónica.

Lorena Vargas Ampuero, de Hoyo de Epuyén, nos trajo su ensayo sobre “Los cantores de Línea Sur”, los que agregan con sus vivencias, identidad a toda una vasta región de la provincia, porque al decir de Chacho Liempe “Algo se mueve en la tierra”.

Gladys Sandoval, de Cipolletti, presente con sus poemas para soñar y viajar por los senderos de la poesía y la creación.

Rubén Esteban Cabo, un viejo amigo de la ciudad de Allen, nos leyó sus “Sonetos de entre casa” trayendo la forma clásica, pero con temas tan nuestros. “Tal vez mi tristeza tenga que morir/ Tal vez mañana nazca un nuevo día/ tal vez mi alegría, pueda revivir”.

Amalia del Carmen Ibarra, desde San Miguel de Tucumán nos acercó “A Flor de piel” y cantó sus bagualas hermanando horizontes.

La siempre inquieta Telésfora Pichilef nos trajo la voz de las viejas reivindicaciones de su pueblo mapuche. Me dedicó su libro “Inchín Zumun Nuque Mapú”.

Eduardo Dudy Guasco, contador de viejos sentires, inquieto buscador de vertientes, nos regaló sus libros “Más fogones” y “Cruzar la línea”. Escucharlo contar es atrapante.

Por último, el patriarca, Elías, siempre infatigable presentó su último trabajo: “Estampas y recuerdos”.
También se dieron cita algunas voces nuevas que leyeron sus trabajos, como abriendo huellas al futuro, renovando las letras de la región.

Aparte de los ya citados, vine con las manos llenas de libros y dedicatorias: “Sin pausa, sin prisa Patagonia” de Claudio Amaya, “Así fue casi todo” de Silvia Montoto, de Gustavo Abel Di Crocce (que tuvo la responsabilidad de hacer las conclusiones finales) su libro de ficción “La próxima extinción”, y “El pueblo que no quería morir” de Pepe Sánchez.

Una acotación: Vildo Pioppi de Viedma fue un presentador de lujo para sus amigos de la comarca y compartir el sentir de sus poemas un placer grande como una pradera.

Y un detalle: los cantores también se hicieron presentes. Agradezco a Pablo Lara, por su compacto y por el talento puesto en la canción. Otros cantores también nos acompañaron en una pintura de nuestra zona rural. Y para no ser menos en esas convidadas el Intendente Carlos Toro hizo lo suyo.

Después de la cena de despedida, la entrega de certificados, los recuerdos, el intercambio de libros y de correos, los abrazos y la promesa de volvernos a encontrar.

Escritor – Valcheta