No cambian condena a una mujer por el “homicidio de las rosas”

Una reciente resolución del Superior Tribunal de Justicia establece que la Cámara Segunda en lo Criminal de Cipolletti tiene que imponer nuevas condenas de 21 años de prisión a dos hombres sentenciados en marzo del 2013 por el delito de homicidio agravado, mientras que no dispone nueva situación para una mujer sobre la cual recayó un fallo de 21 años de cárcel por instigamiento porque las hijas de la víctima cortaron unas rosas.

Las condenas involucran a Vanesa Verónica Figueroa, Jonathan Alejandro Figueroa y Rafael Armando Figueroa, hermano y sobrino de aquella.

Según consta en el extenso expediente judicial se comprobó de manera certera que existió un altercado verbal entre Juan Carlos Sepúlveda y Verónica Figueroa por las hijas de ésta última, cuyo trasfondo es mayor al que se describe en el hecho imputado: cortar rosas.

La defensa de los hombres imputados sustentó que lo único comprobado fue una discusión, pero que no se pudo probar “la determinación de matar de Jonathan Figueroa ni mucho menos de Rafael” y argumentó que “nadie vio nada y que solo hay testigos de oídas por lo que escucharon o les dijeron”.

En su momento, la Cámara en lo Criminal de Cipolletti tuvo por acreditado que el 23 de noviembre de 2011, aproximadamente a las 20.40, en circunstancias en que la víctima Juan Carlos Sepúlveda se encontraba en el exterior de su domicilio, se apersonó Verónica Vanesa Figueroa y, previo mantener una discusión porque sus hijas le habrían arrancado unas rosas, al retirarse le dijo “…voy a ir buscar a mi hermano y mi sobrino, que te quemen la casa y que te agarren a tiros, te voy a volar la cabeza…”.

Agrega el expediente: Pasados 10 minutos aproximadamente, Jonathan Alejandro y Rafael Armando Figueroa llegaron al domicilio de Sepúlveda en una moto roja; el primero de ellos se bajo y avanzó hasta el portón de la vivienda, lo pateó, sacó de su cintura un arma de fuego calibre 9 mm que portaba sin la debida autorización legal y efectuó un disparo hacia el piso, junto al pie de María Alejandra Sepúlveda.

“Al seguir gatillando, como no salieron más disparos, se subió a la moto conducida por el otro y se fueron gritando que iban a volver. Así lo hicieron a los cinco minutos y Jonathan efectuó aproximadamente tres disparos más en contra de la vivienda, sabiendo que Sepúlveda se encontraba en su interior y con el fin de darle muerte, lo que así ocurrió, porque uno de los proyectiles le impactó en la cabeza. Inmediatamente después se dieron a la fuga en la moto conducida por Rafael Armando, quien lo esperaba con el vehículo en marcha y de esta manera prestó una colaboración necesaria para que Jonathan ejecutara el hecho”.

La resolución del Superior Tribunal de Justicia está firmada por el juez cipoleño Ricardo Apcarian y por sus pares viedmenses Carlos Reussi, Daniela Zágari, Marcelo Chironi y Guillermo Bustamante.