Tras 43 años y medio en prisión, piden la libertad de Robledo Puch

La Plata.- Un defensor oficial solicitó la intervención de la Corte bonaerense para que se le dé por cumplida la pena y se libere a Carlos Eduardo Robledo Puch, el máximo asesino serial de la historia criminal argentina, informaron fuentes judiciales.

Se trata de un recurso extraordinario que el defensor ante el Tribunal de Casación Penal bonaerense, Ignacio Juan Domingo Nolfi, interpuso ante la Corte provincial.

Según las fuentes, en el escrito, Nolfi solicita que la Corte le conceda al «Ángel de la Muerte» o «Angel Negro» la libertad por «agotamiento de pena».

Nolfi entiende que luego de haber estado más de dos tercios de su vida en prisión -tiene 63 años y está preso desde que tiene 20-, los jueces que intervienen en su causa lo mantienen en un «limbo de indeterminación».

Incluso, el defensor afirma en el recurso que la pena de Robledo Puch puede llegar a constituir «un tormento», algo que está prohibido por la Constitución.

Nolfi sostiene la existencia de «una denegatoria sistemática» por parte de la Justicia de otorgarle a Robledo Puch cualquier beneficio liberatorio.

«La demora estatal en brindar una respuesta efectiva a la pretensión liberatoria de mi asistido implica un supuesto de gravedad institucional, que conllevará responsabilidad internacional del Estado Nacional», advierte el defensor.

Además, sostiene que «del análisis circunstanciado de las distintas decisiones recaídas, se advierte una pretensión innegable de mantener ‘sine die’ (por tiempo indeterminado) a mi defendido aislado de la sociedad».

El 27 de noviembre de 1980 la Sala I de la Cámara de Apelaciones y Garantías en lo Penal de San Isidro condenó a Robledo Puch a la pena de reclusión perpetua con la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado, al encontrarlo culpable en 11 crímenes.

Por esa causa estuvo detenido desde el 3 de febrero de 1972 hasta el 8 de julio de 1973 cuando se fugó de la Unidad 9 de La Plata, aunque a los dos días fue recapturado y desde entonces permanece detenido en forma ininterrumpida en el penal de Sierra Chica.

Según el cómputo de pena practicado por el defensor Nolfi, el penado había cumplido 25 años de reclusión el 12 de julio de 1995.

El 22 de mayo último, el Tribunal de Casación Penal bonaerense rechazó un pedido de otorgamiento de libertad presentado por la defensa de Robledo Puch.

En esa oportunidad, los camaristas Ricardo Borinsky y Víctor Violini rechazaron el planteo tras evaluar que el condenado «muestra que no reúne las condiciones para el reingreso al medio libre a través de la libertad condicional».

El fallo se sustenta en el informe del Departamento Técnico Criminológico que concluyó que Robledo Puch «carece de mentalidad reflexiva del accionar transgresor, reconociendo tan sólo ser autor de los robos cometidos con el fin de ayudar a los más necesitados, no así el resto”.

Robledo Puch, quien vivió en las localidades bonaerenses de Tigre y Villa Adelina, tuvo como cómplice a Jorge Ibáñez, a quien conoció a los 16 años.

El 3 de mayo de 1971, los dos cometieron su primer asesinato cuando ejecutaron a tiros a José Bianchi, sereno de una casa de repuestos, e hirieron a balazos y violaron a su mujer en el mismo hecho, todo delante del bebé de la pareja.

Doce dí­as más tarde, entraron a robar al boliche `Enamour` de Olivos y mataron al sereno Manuel Godoy y al encargado Pedro Mastronardi, al sorprenderlos dormidos.

El 24 de mayo del mismo año, acribillaron al sereno Juan Saettone en un supermercado, y brindaron con whisky sobre su cadáver.

A Robledo Puch e Ibáñez se los veí­a juntos a bordo de autos costosos con los cuáles con diferencia de pocos dí­as raptaron, violaron y asesinaron a dos jóvenes, una de las cuales fue acribillada a balazos por el «Angel de la Muerte» cuando ya la habí­an liberado semidesnuda sobre la Panamericana.

Robledo Puch aseguró que Ibáñez no era su amigo sino «un compañero de andanzas», lo que quedó plasmado cuando éste apareció muerto en un presunto accidente con un flamante Torino, otra muerte que atribuyen al «Angel Negro».

Posteriormente consiguió un nuevo cómplice: su vecino Héctor Somoza, con quien el 15 de septiembre de 1971 asesinó a Raúl Del Bene en un supermercado, dos dí­as después a Juan Rozas en una concesionaria y el fin de semana siguiente a otro sereno de agencia de auto, Bienvenido Ferrini.

Este dúo se dedicaba a asaltar en horas de la noche, robaban a sus ví­ctimas y luego las mataban.

Así­ fue que el 3 de febrero de 1972, fusilaron a Manuel Acevedo en una ferreterí­a, pero se pelearon, por lo que Robledo Puch mató a Somoza prendiéndolo fuego con un soplete que usaban para violar cajas fuertes.

Ese cadáver fue la clave para que este asesino de al menos once personas cayera preso, ya que en un bolsillo de la camisa de Somoza, hallaron el documento de Robledo Puch.