La Educación Secundaria: la pérdida total de políticas transformadoras

En el diario Río Negro de fecha 12-11-12 se informaba que “El Ministerio de Educación rionegrino lanzará un estudio para saber qué piensan los alumnos, docentes y padres acerca del Nivel Medio. El ministro de ese momento, Marcelo Mango, anunció el lanzamiento de una investigación «seria y rigurosa, la más profunda que se haya realizado en Río Negro», que permitirá identificar las problemáticas de la escuela secundaria.

«Construiremos tres mapas, decía el entonces Ministro: uno estadístico; uno curricular, sobre los avances en los procesos de aprendizaje de los alumnos; y uno con las voces de nuestros chicos. Queremos construir las bases de una investigación y un diagnóstico, para lo cual convocaremos a las universidades y a los Institutos de Formación Docente», finalizó. El estudio comenzaría en febrero y la idea es que se obtengan los resultados a principios de septiembre de 2013.”

Es obvio que ninguno de los tres mapas se construyó, que fue discurso para la tribuna y los amigos de turno, y el resultado es que la escuela secundaria, hoy, en términos curricular, organizacional y de espacio real y profundo de aprendizaje y enseñanza, respetando trayectorias reales serias y de calidad, quedó en el olvido.

La resolución N°278/12 inició un proceso de evaluación cuyo resultado nunca se publicó. Se perdió años de debate para transformar la Escuela. Mango en su momento aceptó el currículo del nivel superior (de secundaria) que definió el gobierno anterior sin consulta. Los principios se perdieron afuera y adentro de la puerta del Ministerio y la Educación Secundaria volvió a retroceder ya que además de lo descripto se le sumó, ante la necesidad de estadísticas cero de repitencia, de abandono y de desgranamiento, la continuidad de un sistema de promoción cada vez más permisivo en el marco de las condiciones actuales de trabajo.

Mango generó la promoción mediante tres asignaturas adeudadas, Silva quiso ser más y la definió por cuatro. La calidad educativa transita por el lugar más simple, demagógico y de destrucción del trabajo pedagógico del docente y del proceso continuo y de profunda lectura por parte del alumno. La Escuela Secundaria se encuentra a la deriva, no hay posibilidad por dónde definir el camino desde lo curricular, de trayectorias reales para que el estudiante sienta y valore la obtención de herramientas que le ayuden a enfrentar con claridad el mundo tecnológico, político, ambiental y social que tiene enfrente y del cual es parte, para poder transformarlo.

Cómo es posible que ese estudiante transforme si el modelo es un camino recto, lineal, cuando la vida y la propia escuela no es eso. La multiplicidad de problemas y la simultaneidad de acciones ordenadas y complejas necesitan de interconexiones que sólo se obtienen en determinadas condiciones, y no a través de demagógicas definiciones de promoción. Consecuencia, la Escuela inmovilizada política y pedagógicamente, con aparente movimiento.

Condiciones. Ninguna autoridad la discute, sólo transita el camino más sencillo y de menor problema político, administrativo, presupuestario, Ambiental y pedagógico. Se asume las definiciones demagógicas.

Tiene que llegar el momento de definir claramente las condiciones de cuánto es el dinero que seriamente se destina a educación, cuanto el salario real de los Trabajadores de la Educación y exigir todo lo que se acuerde, pero a eso hay que sumarle el pago de todos los gastos a los docentes, el traslado de un lugar a otro que involucran horas perdidas del día para hacer educación, que debe haber un acompañamiento serio del Estado para garantizar todo lo que debe garantizarse, que un Supervisor debe tener el mínimo de Escuelas a su cargo para ser realmente un observador y garante del cumplimiento del Sistema Educativo y exigirle a las autoridades políticas cuando ve que no cumplen con su responsabilidad, en lugar de que las autoridades prohíban la palabra a los genuinos representantes de las comunidades educativas.

Escuelas más chicas, más escuelas, menos estudiantes por aula, más docentes en el aula, más tiempo para la investigación profunda de porque no se aprende y para la búsqueda de estrategias didácticas que profundicen y quiebren ese problema. Más tiempo pago para el docente para poder estar más tiempo con los estudiantes y con la familia, en consecuencia más espacios en los edificios para trabajar con cada quien los problemas y resolverlos, para hacer reales y no ficticias las trayectorias escolares.

Para miles de políticos todo lo material que necesite está a su alcance. Las escuelas año a año tienen que padecer problemas edilicios, de elementos de trabajo, de limpieza, etc. No se genera la estabilidad permanente de los trabajadores para contar con equipos docentes estables y comprometidos con el lugar y la región.

Es hora de pensar de otra manera, el futuro de nuestra sociedad, de los jóvenes nos exige extremar profundamente las exigencias a los responsables de turno y que las definiciones sean en forma permanente y no como ocurre en estos tiempos dónde mágicamente aparecen las definiciones y el dinero necesario, producto de los actos eleccionarios.

La educación pública real, estatal y no los disfraces que inventan los que no saben asumir que el conocimiento no es un negocio, deben definir que el Nivel Secundario debe ser de una vez por toda cuestión de Estado. No se puede aceptar más la política de esconder bajo la alfombra los errores y hacer aparecer en la superficie que se está preocupado con definiciones demagógicas como las de repitencia cero y promoción de cualquier manera, ya que de esta manera se hipoteca el futuro. El Ministerio de educación debe hacerse cargo del sistema educativo.

Destinar el dinero para apuntalar la educación pública y no para quienes quieren tener su escuela propia. La Resolución N° 1480/15 del Consejo Provincial de Educación de la Provincia de Río Negro, es un nuevo ejemplo de no responsabilizarse del sistema educativo, de parte del Gobierno actual y utilizar el mismo para hacer política demagógica.

Se subvenciona una Escuela Secundaria de Jóvenes y Adultos cuando es una responsabilidad indelegable del Estado garantizar ese sistema educativo, ya que esos estudiantes son provenientes de fracasos del propio sistema. Debe cambiarse definitivamente la educación secundaria que se encuentra bajo un modelo profesional de enseñanza construido con aprendizajes cuantificados y medidos en lugar de generar reales aprendizajes en el marco de la Escuela Pública, democrática, liberadora y libre de toda acción de comercio del conocimiento. Estos actos son pensamientos de administradores y contadores, no de pedagogos; no de autoridades que piensen realmente en la pedagogía de la transformación.

El nivel secundario se encuentra hoy desarticulado, desamparado, dividido y con múltiples ordenamientos legales que generan un desconocimiento total de cómo funciona el nivel. Es necesario mirar el cambio profundamente, pero hoy, nuevamente, se perdió un tiempo generacional más que importante.

Héctor Roncallo – DNI 8280317
Profesor