El apoyo esperado-ADN

Aníbal Fernández, como es su estilo puso el pecho. Llegó el jueves a Genera Roca al mediodía, cinco horas antes que la presidente Cristina Fernández y anticipó el ritmo de la jornada en un clima de reclamos del sector frutícola rionegrino y con fuerte impronta política de apoyo a la candidatura a gobernador de Miguel Pichetto.

El Jefe de Gabinete dio por terminado dimes y diretes y puso blanco sobre negro la discusión sobre la ausencia de Río Negro en la firma del convenio de refinanciación de la deuda con Nación, que suscribieron 16 gobernadores, sin la presencia de Alberto Weretilneck.

“Yo frené la firma” dijo Aníbal Fernández frente a los periodistas y si quedaba alguna duda sobre las quejas del oficialismo rionegrino, puso énfasis –como lo hace habitualmente- en aclarar que el gobernador “no enteró por ni por los medios ni por terceros, sino que yo le avise personalmente”.

Nada se respondió desde el Ejecutivo provincial y de esta manera se terminó el debate que ocupó la atención de los medios periodísticos durante 48 horas, unos acusando y otros defendiéndose. Se acabaron las especulaciones y las culpas. La firma del convenio para la refinanciación de la deuda rionegrina se postergó por decisión del acreedor.

Así el gobierno nacional le allanó el camino a Miguel Pichetto. El reclamo frutícola fue atendido por funcionarios nacionales que recibieron un petitorio de los productores, consientes que el clima electoral es propicio para conseguir al menos parte de los apoyos requeridos, algunos paliativos.

La fruticultura está en crisis desde hace muchos años y las soluciones de fondo siempre están atadas a políticas macro de los gobiernos centrales. En Río Negro sólo se puede acompañar, salvo recuperar el puerto exportador de San Antonio Este en manos de los grupos concentradores frutícolas y cuando la discusión política tiñe al tema de partidocracia, sólo hay oportunismo.

Para este gobierno nacional la cuestión de las retenciones y la política cambiaria son puntos cruciales de la política económica que superan ampliamente la crisis del Alto Valle rionegrino y tiene que ver con el desarrollo de las economías regionales, la política fiscal, la política económica exterior, las exportaciones y la apertura de nuevos mercados, como el caso de China, mencionado por Carlos Casamiquela, ministro de Agricultura de la Nación.

Hasta el más desprevenido productor frutícola reconoce que la situación del sector no se resuelve con una visita provincial, como así tampoco con las políticas públicas rionegrinas, más allá de las promesas en los tiempos electorales, pero no deja de ser una buena oportunidad para las declaraciones públicas y comunicados de prensa de todo el espacio político rionegrino.

Queda otro debate de fondo y esto no hay diferencias entre lo que piensa Miguel Pichetto y Alberto Weretilneck. Se trata de una definición productivista que ambos sostienen con relaciones inestables entre el desarrollo de las áreas hidrocarburíferas y las áreas de chacras con frutas, sin excluir a la minería con el uso del agua.

Y en esto también hay una clara bajada de línea nacional que estuvo presente en todo el alto valle con la visita presidencial y en los dichos del CEO de YPF. Miguel Galuccio.

Fue propicia la oportunidad para que el Frente Progresista de Río Negro reiterara su postura, de tercera fuerza en la disputa, con una posición que sin llegar a la corriente mundial que sostiene “el decrecimiento”, fijó metas políticas de producción agropecuarias sustentables, el desarrollo turístico, de preservación del medio ambiente y críticas al fracking.

También coexisten otros sectores en la región que se entusiasman con el crecimiento y las oportunidades que ofrece el petróleo. De esta manera el alto valle rionegrino y el este neuquino se integran como una nueva región –basta observar el porcentaje de neuquinos que viven en Cipolletti- y vislumbran un futuro promisorio frente a historias pasadas de escaso progreso y muchas necesidades, como el noroeste provincial y en esto el petróleo, la reactivación ferroviaria y el tren de YPF adquieren otros significados.

Pocos de los hijos de los viejos productores están en las chacras, muchas de ellas vacías esperando la explotación gasífera o petrolíferas, pero las nuevas generaciones, profesionales, técnicos y trabajadores, recobran esperanzas en esta nueva realidad, aun cuando sea finita.

Fue una jornada que el peronismo estaba esperando. Siempre la llegada un presidente tiene una valor agregado en las campañas políticas, puede alterar a los del “palo ajeno” pero entusiasma y motiva a los propios.

Cristina Fernández de Kirchner vino a cerrar la discusión del FpV con el gobierno provincial y con un gobernador que llegó de la mano del peronismo, pasó por el massismo, intentó con el macrismo y terminó con una propuesta provincialista, “sin arrodillarse” ante el poder central, pero con endeudamiento con la Nación.

Bendición y espaldarazo para el senador. Lo mencionó como el hacedor de la Universidad Nacional de Río Negro, promotor de gestiones nacionales para la fruta por millones de pesos y lo presentó como “el próximo gobernador de Río Negro”.

Dotó al acto de simbolismo. Habló desde General Roca, la ciudad donde Martín Soria ganó con el 72 por ciento de los votos y en teleconferencia inauguró obras en San Carlos de Bariloche, gobernada por María Martini (que tiene un alto porcentaje de intención de votos) dos plazas electorales que son vitales si el Frente para la Victoria quiere ganar el 14 de junio, un triunfo que podrá presentar a nivel nacional por cuanto ese día también se vota en la provincia de Santa Fe, con pocas chances para el oficialismo.

El gobierno rionegrino se alejó del acto de la Presidente, dijo que «esperaba más sensibilidad», subestimó su visita, le restó toda importancia electoral y esperó un multitudinario tractorazo en todas las ciudades del alto valle con concentración en General Roca, que finalmente no llegó. Alberto Weretilneck volvió a la carga en Bariloche, que recibe todos los días los beneficios de una campaña sin cuartel.

El hospital Ramón Carrillo fue el depositario de diversos aportes y el anuncio del gobernador Weretilneck de ampliación del nosocomio, financiado por el BID, por varios millones de dólares., además de entregas de viviendas e inauguración de obras.

Por su parte mientras el senador Pichetto también anunció para Bariloche la construcción de un Centro Oncológico en el Centro Atómico, que se licitará mañana con una inversión superior a los 300 millones de pesos.
En esta danza de millones transcurre la campaña electoral rionegrina, sin que hasta el momento se vislumbre un claro ganador, mientras se escuchan de las más diversas opiniones y trascendidos de encuestas que se operan en algunos medios de difusión y que nadie muestra.

El gobernador tiene que recuperar Bariloche y achicar la diferencia en Viedma favorable que tiene el senador en Viedma, que también está sentado sobre una cantidad nada despreciable de votos en el resto de la provincia, con la sola sorpresa de Villa Regina, en la elección del 3 de mayo.

Juntos Somos Río Negro se entusiasma con la polarización y alienta esperanzas en base a los números que la encuestadora oficial le acerca todas las semanas. Weretilneck manda a sus correveidiles a difundir que cada día logra mayores apoyos, sobre todo de intendentes radicales ganadores, como Mabel Yahuar, Yamil Direne, Raúl Hermosilla, Víctor Hugo Mansilla, Miguel Martínez y Nelson Iribarren, que ganó con el PUL.