Alberto… ¿y por casa cómo andamos? ● María Inés García (*)

garciamiEl Gobierno de “el cambio”, en términos reales no cambió nada. El discurso utilizado en la campaña electoral no fue más que eso. Sin plan de gobierno, sin proyectos a corto y mediano plazo. En fin, sin nada. Sólo perseguía el objetivo de denostar lo realizado por los gobiernos de la Unión Cívica Radical, ratificados en las urnas por los rionegrinos durante 28 años.

Un repaso de lo hecho (deshecho) desde 2012 nos lleva a afirmar que las condiciones generales en que han sumido a la provincia son sumamente lamentables. Por caso si algo hizo en forma efectiva el gobierno de “el cambio”, fue haber reemplazado más del 60% de sus ministros.

Como si fuera poco, entre los que hizo ingresar a su círculo áulico Alberto Weretilneck se destacan Ricardo Arroyo y Oscar Albrieu con procesos penales en marcha, otro que fue nombrado violando la Constitución de Rio Negro: el ciudadano bonaerense Haroldo Lebed y el que es buscado por su eterno silencio, Norberto Delfino. Hay y hubo otros que apenas alcanzamos a conocer, cuando ya se van a la casa.

Un exministro de Obras Públicas que recaló en esa cartera luego de frustrados destinos y que ya está siendo procesado por la Justicia: César Del Valle. Sí, el mismo que se llevó a su casa particular un vehículo oficial que fue incendiado en un hecho jamás esclarecido.

Eso sin contar algunos dislates nunca llevados a cabo, como el famoso “plan quinquenal” de obras a financiar con miles de millones de pesos propuesto por otro ex ministro de Obras Públicas, Fernando Vaca Narvaja, quien días más tarde del anuncio alertó que en el primer semestre de 2014 no podrían pegar un solo ladrillo, lo que le valió que fuera eyectado del gobierno.

Vale decir también que Vaca Narvaja fue el responsable de paralizar hasta vaya a saber cuándo, el servicio del Tren Patagónico que los gobiernos radicales salvaron del desguace del peronista Carlos Menem y que mantuvieron activo entre Viedma y Bariloche con fondos provinciales y sin subsidios nacionales. ¿Con algunas deficiencias? Sí, pero nunca dejó de funcionar.

Las permanentes pruebas realizadas por el gobernador con distintos personajes como jefes de policía, sólo sirvieron para acrecentar el estado de inseguridad, cada vez más profundo en Río Negro. Falta de equipamiento, de un plan de seguridad, de capacitación, de conducción, fugas masivas y magros salarios completan el panorama en esa área.

El gobierno de “el cambio” y de indudable raíz peronista que se jacta de trabajar para los más desposeídos, se encargó de manera minuciosa y de la mano del referente provincial del “Movimiento Evita”, Ernesto Paillalef, de eliminar todos los planes sociales creados para acompañar a los que menos tienen. Nada quedó, todo fue borrado y el ministerio de Desarrollo Social, sólo sirvió para el desarrollo personal de unos pocos.

La salud pública muestra quebrantos en todos los órdenes. Falta de insumos, de incentivos para retener a los profesionales del sistema y para incorporar nuevos, de presupuesto acorde a los requerimientos y hay varias localidades donde algunos servicios fueron cerrados, entre otras cosas.

Eso sin contar que en el presupuesto de este año, los fondos para salud fueron reducidos en forma grosera, poniendo en peligro el sistema completo que ya venía con marcada subejecución de partidas.

Está también claro, gobernador, que la Educación no es una prioridad de su gobierno y, menos aún, de su ministro del área y ex sindicalista. Precisamente en ese sector comenzó el anunciado ajuste y lo hizo nada menos que suprimiendo 400 cargos docentes y los establecimientos escolares inaugurados hasta ahora fueron obras iniciadas durante el “régimen radical”, como suele calificar a nuestros gobierno democráticos con el que usted también –justo es decirlo- coqueteó siempre.

En la administración provincial, para no abundar en más dislates, hay casi 500 cargos políticos con súper sueldos, mientras que con una ley de prescindibilidad (derogada luego gracias a las presentaciones de los legisladores radicales) se persiguió y despidió a decenas de trabajadores y al mejor estilo fascista se elaboraron listas negras de empleados a quienes se los marginaba o premiaba de acuerdo a su pertenencia partidaria.

En Economía “el mejor equipo en toda la historia provincial” se ató al relato del superávit que después se admitió que jamás existió. De hecho al déficit lo multiplicaron por cuatro y el presupuesto para 2014 fue el hazmerreír, ya que se basó en mentiroso índice de inflación y un insostenible dólar a 6,33 pesos.
¿Del bloque de legisladores qué se puede decir?. Fragmentado por peleas intestinas tiene a dos de sus integrantes en franca situación de incompatibilidad: Rubén López, secretario general del gremio de los empacadores de fruta y Luis Bartorelli que admitió que ejercía su profesión de médico. Y ese poder tiene un presidente que se autodenomina vicegobernador (cuando éste es un cargo electivo).
El panorama se completa con una bancada peronista disidente que echó a una de sus integrantes, aunque Carlos Peralta se desgañita diciendo que no admitirá la creación de bloques nuevos. Debe uno creer que la legisladora (otrora estrella fulgurante incorporada al Frente para la Victoria) deambula por los pasillos.

¿Y del gobernador que pagó con fondos públicos el alquiler de una casa en Viedma durante dos años, siendo que el Estado tiene una residencia para albergar a los mandatarios?.

Podemos también recordar sus certeras apreciaciones de la realidad, como que al crimen de Carlos Soria lo atribuyó a “un accidente doméstico”, que frente al nombramiento del cardenal Jorge Bergoglio declaró muy suelto de cuerpo “no sé qué habrá echo para que lo nombren Papa”, que en ocasión de un discurso dijo sin ponerse colorado que “los jueces no deben ser tan apegados a las Leyes” o que iba a la Casa de Gobierno a pie porque no quería usar “autos de lujo” que había adquirido el gobierno anterior y mientras tramitaba la compra de uno a 700 mil pesos.

También prometió un “nuevo modelo” de servicio ferroviario (sin dudas se refería a dejarlo sin funcionar), que resolvería la crisis en las cárceles, pero los presos se siguen fugando, violó principios judiciales al divulgar el nombre de personas a quienes vinculó con delitos de diversa índole y se peleó con sus ahora principal socio político, Miguel Pichetto, con quien tuvo que amigarse para evitar el naufragio total de un gobierno que ha construido su breve historia sobre una tragedia y un relato.

(*) Presidente Comité
Central – Río Negro