No la ven. ADN
El presidente Javier Milei cerró la semana en el Coloquio de IDEA donde logró un cerrado aplauso de empresarios y el círculo rojo que la Casa Rosada computó como el apoyo central que requiere la gestión, una sensación similar a la que tuvo el Gobierno tras la visita del Jefe de Estado a Wall Street. En los dos ámbitos hubo reconocimiento a la transformación que lleva adelante, pero aún es tibia la apuesta al país que viene, al menos en materia de inversiones.
Lo más alentador son los proyectos a largo plazo en las áreas de minería y energía, que de la mano del RIGI van tomando forma. Sin embargo, los más cercanos en el tiempo comenzarían a desarrollarse -al menos en 2026- y la administración nacional tiene apremios cotidianos que no esperan. Milei gana tiempo con su discurso antipolítica que le sigue reportando en las mediciones un sostén social y de popularidad apreciables aunque en caída permanente, y como una carambola, apresa al PRO y a los radicales con peluca que le dan gobernabilidad, en especial en el Congreso.
«No la ven» es el eslogan favorito libertario para deslegitimar críticas. Llegando al tercer trimestre del año y con un 2025 electoral, hay sectores de la oposición que se frotan las manos porque el que no la ve es el Presidente, dicen. Y vaticinan una escalada de conflictos como el universitario, que ya baja a las provincias y comienza a complicar a los gobernadores, que tampoco tienen muchas herramientas de distracción para pedir esfuerzos a su población en pos de un futuro en la tierra prometida.
Milei se salva solo. Sigue con el ajuste para ahorrar dólares y pagar deuda. A la par crece el desempleo y la pobreza. No hay miramientos y les dice a los mandatarios que se las arreglen solos, que compitan entre sí para atraer inversiones. En el proyecto del Presupuesto 2025 se ve más recorte de coparticipación y nula obra pública. Cero subsidios ni compensaciones.
Río Negro perderá 140 mil millones, poco más de una masa salarial. Viene de pedir un adelanto de coparticipación para pagar una cuota del Plan Castello y Luis Caputo ya avisó que eso «se devuelve». El tema ahora es la recaudación, en tiempos donde se quitan tasas e impuestos, no habrá desembolsos nacionales, la actividad económica no repunta y los gremios piden acomodar los salarios.
ATE, UPCN y ASSPUR salieron de la última reunión en la Función Pública ofuscados porque el Gobierno no solo no ofreció aumentos, sino que comunicó que congelará los salarios, que -según informes- se recuperó en estos meses y con eso alcanza. Los sueldos habían sido licuados en el primer trimestre por inflación, cuando se otorgó un bono fijo no remunerativo. Con esa estrategia el Gobierno bajó el gasto y la masa salarial pasó del 75% de los ingresos al 60%. Pero en septiembre volvió al 78%. Algunos dirigentes coinciden en que la acción es típica en tiempos de negociación y que terminará habiendo una oferta, quizás no al ritmo del IPC, pero más que cero. Otros, advierten un tiempo duro, no ven que haya en el horizonte un cambio de postura gubernamental.
Un dirigente gremial cercano al Gobierno advirtió que con el cese del conflicto en educación, habrá llamado a paritaria docente y ahí se fijará la pauta salarial para toda la administración, si es que hay avances. La UnTER ya mostró que puede organizar medidas de fuerza permanente con la modalidad de los paros zonales, a los que se suman docentes y estudiantes universitarios de la UNCo y la UNRN en lucha.
Por lo pronto, el gobernador Alberto Weretilneck dio un paso y nombró a Demetrio Thalasselis en el Ministerio de Salud, y desde allí intentará resolver el conflicto en los hospitales. ASSPUR no muestra confianza en el médico cardiólogo. Critican su mirada formada en el sistema privado. Para dialogar con el sector público, desembarca en Viedma Leonardo Gil, ex director del hospital de Bariloche, con basta experiencia en el manejo de insumos y personal, ya que campeó la pandemia en el nosocomio más grande de la provincia.
Como al Presidente, al Gobernador le aquejan los temas cotidianos mientras esperan la lluvia de dólares. Ayer, en San Antonio, reforzó: «las inversiones en gas y petróleo son una realidad, no una promesa». Fue en el epicentro del futuro exportable. En el golfo se situará el oloeducto Vaca Muerta Sur que está en marcha, la monoboya donde los barcos de PAE cargarán gas para licuefacción y la planta de GNL.
Los apremios de Weretilneck son los mismos que los de Milei, la diferencia es la capacidad económica para hacerles frente. Y el enfoque de gestión, que está íntimamente ligado a la política. Un dato de ello es la última encuesta de CB que mide gobernadores: el rionegrino y su par de Neuquén, Rolando Figueroa, están mal posicionados, justo lo dos que administran los proyectos energéticos más importantes de gas y petróleo por el desarrollo de Vaca Muerta y la exportación de su producción. Hay algo para revisar.
El cipoleño domina la escena y no tiene sobresaltos en la Legislatura. Mantiene buena relación con los intendentes y la mayoría de los gremios que -salvo episodios aislados- garantizan la paz social. Por eso es toda una novedad el enojo de los legisladores radicales. Un dirigente del atomizado espacio liberal observó que la «buena onda» se termina el año próximo que es electoral.
Sobre ese futuro no tan lejano el peronismo da buenas y malas noticias al oficialismo. Si encamina el proceso de unidad, será un adversario difícil por el escenario nacional donde votará con Boleta Única de Papel y con Milei en la centralidad electoral: se votará a su favor o en contra.