Patagonia: el plan resistencia que preocupa a Milei

El consorcio de gobernadores del Sur tiene la llave para trabar las iniciativas de Milei en el Congreso. Alerta por la situación social en las provincias de la región y gestiones sigilosas de Guillermo Francos para neutralizar el foco opositor sorpresa. Nuevos halcones y palomas.

(Por Gabriel Sued*).- Una alerta se encendió el jueves pasado en el tablero de control de la Casa Rosada. Por medio de un episodio de apariencia insignificante, la ausencia de dos senadores en la primera reunión de dos comisiones en la Cámara alta, los gobernadores Alberto Weretilneck (Río Negro) y Claudio Vidal (Santa Cruz) renovaron una advertencia sutil al gobierno nacional: el polo de mandatarios de la Patagonia podría reagruparse si sus reclamos no son atendidos y, como pasó con la primera ley ómnibus, inclinar la balanza contra los planes de Javier Milei en el Congreso.

En la antesala del tratamiento de la versión acotada del proyecto, el consorcio de gobernadores de Chubut, Río Negro, Tierra del Fuego, Neuquén, La Pampa y Santa Cruz no definieron una estrategia unificada. Sin embargo, se juntaron cuatro veces en el último mes, mantienen activo el grupo de WhatsApp que comparten desde enero y coinciden en una serie de reclamos que podría llevarlos a votar en bloque: el rechazo a la restitución del impuesto a las ganancias, que ya forzó al gobierno nacional a prometer un nuevo piso para el tributo y una revisión de las escalas; la reactivación de las obras públicas que Nación dejó a medio hacer y la marcha atrás con el decreto que canceló el envío de fondos para las cajas previsionales. En total, la Patagonia tiene 18 senadores y 30 diputados. De ellos, seis senadores y siete diputados responden directamente a los gobernadores, suficiente para aguar los planes del gobierno nacional.

En el Ministerio del Interior confían en que las negociaciones lleguen a buen puerto. Guillermo Francos, un especialista en amortiguar los golpes, se juntó por separado con Weretilneck y Vidal y, en dos oportunidades, con Figueroa. “Los gobernadores necesitan los recursos y el gobierno nacional necesita la ley”, dicen en un despacho de la planta baja de la Casa Rosada. El ministro negociador aspira a responder por separado las demandas de cada provincia. “(Ignacio) Torres tiene aspiraciones nacionales y busca instalarse. Entendió que se había sobregirado, ahora bajó un montón”, dicen, sobre el cabecilla del grupo. Algunos de los gobernadores con los que se juntó Francos avisan que, de todos modos, el conflicto está a la vuelta de la esquina. “Todo bien con el ministro, dice que se va a ocupar, pero después Milei detona todos los puentes”, dijeron en las oficinas de uno de esos gobernadores.

El episodio del Senado, los faltazos del santacruceño José María Carambia y de la rionegrina Mónica Silva que impidieron la conformación de las comisiones de Agricultura y de Trabajo, no solo quebró la mayoría de 39 senadores que había conformado Victoria Villarruel para el reparto de lugares en las comisiones. Expuso además un cambio de roles dentro del grupo de patagónicos. Ignacio Torres (PRO), que en febrero se enfrentó con el Presidente por el recorte de recursos y amenazó con frenar el envío de gas de Chubut al resto del país, abandonó la primera línea de batalla y adoptó un perfil conciliador. “Hoy estamos bien, las mejores relaciones a veces arrancan medio turbulentas”, dijo en TN, después de la reunión en Casa Rosada con mandatarios provinciales de Juntos por el Cambio. También integra el ala moderada el gobernador de Neuquén, Rolando Figueroa, de juego sinuoso. “En las conferencias de prensa se esconde, nunca quiere hablar”, cuentan desde otra gobernación.

El lugar vacante de los halcones lo ocuparon en las últimas semanas Vidal y Weretilneck, que se sumaron a los dos mandatarios de Unión por la Patria (UP), Sergio Ziliotto y Gustavo Melella. El gobernador de Tierra del Fuego va a ser el anfitrión del próximo encuentro del grupo, previsto para el mes que viene, en Río Grande, y se enfrentó a Milei por el acto que el Presidente compartió en Ushuaia con la jefa del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos, Laura Richardson. Pero, a diferencia de sus pares de la región, Melella no tiene diputados ni senadores que le respondan.

Otro factor clave aglutina los intereses de los seis gobernadores, todos con distinto origen e identidad política: la situación acuciante de sus cuentas públicas, por efecto del recorte feroz de fondos nacionales a las provincias. En los primeros tres meses del año, las transferencias automáticas a esos distritos cayeron casi 19%, de acuerdo con el último informe de IARAF, y las no automáticas un 86%, como contó esta semana Pablo Ibáñez en Cenital. El escenario podría empeorar en menos de un mes, cuando empiecen a llegar las facturas con el aumento del gas. “Por más diferencias políticas que tengamos, en estas provincias todos encendemos la calefacción en abril y la apagamos en noviembre. Eso nos une”, dicen cerca de un gobernador.

La situación es especialmente delicada en Chubut, Río Negro y Santa Cruz. Esta última provincia fue, junto con la Ciudad de Buenos Aires, la única que recibió recursos adicionales el mes pasado. Pero no fueron a las arcas de la provincia. “Eran fondos comprometidos con El Calafate, para terminar el hospital del municipio”, explicaron en Río Gallegos. El gobernador Vidal, un sindicalista de 42 años que controla dos senadores y dos diputados, salió a enfrentar a Milei esta semana. “Si no hay recursos para Santa Cruz, no voy a acompañar la ley ni el Pacto de Mayo”, declaró, en un giro de la estrategia de prudencia que había mantenido en los primeros meses de gestión.

La advertencia de Vidal se apoya en cifras impactantes: el 42% del presupuesto de Santa Cruz se nutre del envío de fondos nacionales. “El efecto es tremendo”, dice un allegado. El gobernador tiene la certeza de que la Casa Rosada pretende avanzar en la privatización de la terminal térmica de Yacimiento Carbonífero Río Turbio, la única parte rentable de la empresa, y de que no habrá solución para la paralización de las represas hidroeléctricas que construían empresas chinas en territorio provincial. A eso se suma el retiro inminente de YPF de las cuencas maduras, sin el pago por los pasivos ambientales, y el decreto que frenó el envío de fondos a las cajas previsionales. “Era el momento de salir a pegar”, explican en la gobernación.

Weretilneck, el más experimentado del grupo, con un senador y un diputado como resortes de poder en el Congreso, también tiene razones para mostrar los dientes. En lo que va del año, Río Negro perdió 50.000 millones de pesos en envío de fondos nacionales, lo que representa casi dos masas salariales de estatales de la provincia. Asediado por protestas sindicales, el gobernador tuvo que anunciar esta semana un nuevo piso salarial para docentes, médicos y policías, en un video en el que responsabilizó al gobierno nacional por la falta de recursos. En ese marco, resolvió la emisión de títulos provinciales por 11.000 millones de pesos para el pago de deuda. “Vamos por un caminito al costado del precipicio. No hay chance de que votemos lo que pide el gobierno”, anticipan cerca de Weretilneck. Atentos a la popularidad del Presidente en sus distritos, los gobernadores manejan los tiempos, a la espera de que cambie la dirección del viento, una materia en la que todos se declaran expertos.

*Es periodista y politólogo. Conduce el noticiero central del canal IP y el programa ¿Cómo la ves?, en Futurock. Es autor de Los secretos del Congreso (Ediciones B, 2019).

Publicado en Cenital