El conflicto. ADN

Javier Milei disfruta del conflicto y al mismo tiempo provoca a sus opositores (que en realidad son algunos gobernadores) que “si quieren conflicto, conflicto van a tener”, frase luego replicada en las redes que se constituyeron en el entramado social de apoyo a su gestión. Impensado que esto pudiera suceder en la Argentina, por fuera de las estructuras políticas.

Asusta. Y repite la célebre cita del Libro I de los Macabeos: “No importa cuán numeroso sea el ejército que tengas por delante. Lo que importa son las fuerzas del cielo que están detrás tuyo”.

Precisamente son los espacios de la democracia y en los partidos políticos donde la política se enfrente al conflicto, que no es un problema en sí mismo, sino que exige procesarlo de manera adecuada para fortalecer las instituciones. La política en democracia nace y vive del conflicto.

El tema es su resolución. Acordando, con consensos y cediendo, por fuera de situaciones extremas que se tornan irreconciliable.

Se cumplen cinco meses de la asunción del gobierno de la Libertad Avanza y el conflicto es lo que distingue las relaciones de Río Negro con Nación.

Para la administración de Milei, se trata de una provincia más y para Alberto Weretilneck, un escollo para gobernar la provincia, con una sensible caída, en marzo, de las transferencias totales automáticas en un 28.1%. La Casa de Gobierno contabilizó una pérdida de 50 mil millones de pesos, poco más de una masa salarial.

El gobernador rema en este conflicto y su principal objetivo es que los rionegrinos entiendan esta situación con culpa en Milei, y de esta manera abona el espacio antimileinista provincial, que observa como cierran en el territorio oficinas de ENACOM, de ANSES, Parques Nacionales, la CNEA, entre otras y dejan sin trabajo a rionegrinos.

No pasó inadvertido su discurso por YouTube por 10 minutos. «Está claro que la situación es muy crítica. Está claro que tenemos por delante mucha incertidumbre. Que los ataques permanentes del gobierno central a las provincias no paran, y por lo tanto tenemos que ser muy precavidos y muy cuidadosos sino queremos repetir viejas historias de crisis económicas-financieras en la provincia», dijo.

La responsabilidad está en el otro.

Indicó que cada oferta salarial, es lo que se puede y «creemos que de alguna manera estamos acompañando a aquellos trabajadores que han visto deteriorado su salario por culpa de esta durísima política económica del gobierno central».

Esta pelea con Milei le brinda oxígeno en las discusiones paritarias con los gremios estatales para acordar políticas salariales, adonde hay fuego de artificio y salvo el caso de ASSPUR y UnTER (que tuvo poca adhesión docente al paro), el resto se mueve como “propia tropa”, aunque el «gringo» Juan Carlos Scalesi rezongue y ATE, con Rodrigo Vicente, se muestre furibundo, cuando en realidad opera a favor dentro del campo gremial.

Weretilneck definió pararse en la vereda de enfrente y constituirse en una referencia contra el gobierno nacional y desde esta posición esperar el 2025.

A decir verdad, este espacio de latente conflicto por los salarios y las consecuencias de la política económica nacional, con licuadora mediante, está, por ahora, controlada.

La provincia casi no tiene déficit operativo, adeuda 32 mil millones de pesos, detuvo la obra pública, cortó la publicidad, limitó sueldos a funcionarios, frenó el ingreso de personal, controló locaciones y la desvinculación de contratados se realizó con menos impacto que en el ámbito nacional.

Mientras tanto Weretilneck sigue -como otros gobernadores-en la puja con el gobierno nacional. Los plazo de acortan y quedan dos temas claves, el tratamiento de la Ley Ómnibus y el DNU 70, en la Cámara de Diputados de la Nación. Para saldar estos temas Milei se reunió con los gobernadores del macrismo, el resto: ¡afuera!

Juntos conoce los límites de esta pelea. A Milei no le interesa mejorar esta relación, porque sino ya lo hubiera hecho. No hay nada para mejorar.

Así seguirá. La política es conflicto y la sabiduría está en la resolución.

Hasta acá una parte del tablero, pero hay otra parte con actores, que, por no menos visibles, tienen menor consideración y requieren atención.

Las políticas del gobierno de Milei, y las medidas que surgen del Palacio de Hacienda, pegan en todos los sectores, entonces no vale una mirada sesgada solo al sector público.

Las pequeñas y medianas empresas definen a este proceso económico como “pymecidio”, y mañana se concentran frente al edificio del EPRE, de la calle 9 de Julio en Cipolletti, reclamando por el costo de la energía en la provincia. “Sin Pymes no hay trabajo. Sin trabajo no hay empleo. Sin empleo no hay oportunidades”, proclaman.

El costo de luz, gas y alquileres (desregulados por el DNU) ponen a la industria y sectores del comercio y la producción al borde de la quiebra

Así se lo hizo saber en un encuentro por zoom, la FEERN de Río Negro, al senador Martín Doñate, quien planteó la ayuda al sector y el voto contrario al DNU y la Ley Base del gobierno nacional. Muchos quizás votaron a Milei, pero ahora reclaman ser escuchados y así debe ser, aún cuando el gobierno provincial no sea responsable de todo.

Pero queda, observar al Río Negro profundo.

Este panorama no debe ser descuidado por el gobierno de Weretilneck, que tiene interlocuciones válidas en todos los otros sectores anteriormente mencionados, pero el mayor impacto de la política económica es la pobreza. Qué sucederá cuando la petición y el reclamo gane las calles de las ciudades más importantes de la provincia.

No hay plata en la provincia para contener a estos sectores sociales y menos aún se puede pensar en el gobierno nacional que desarticuló todos los organismos específicos de ayuda.

Este terreno con hipótesis de conflicto lo manejan las iglesias, organizaciones sociales y algunos intendentes «desplatados» que miran todos los días al volcán para ver si entra en ebullición.

Los planes sociales no alcanzan, el kilo de pan supera los 2500 pesos, el azúcar más de 1000 igual que el arroz. Llega el invierno, y los pocos pesos del bolsillo se lo llevarán las facturas de luz, gas y garrafas. Los cortes de electricidad en las barriadas pobres aumentarán a “los colgados”.

No sólo el problema es Milei y los empleados públicos. La pobreza y la marginalidad, cuando desborda en los reclamos, se convierte en un serio enigma, que únicamente se resuelve con plata, que no hay. El gobierno debe estar atento y dimensionar con realismo este problema, que puede venir más temprano que tarde.