Emboscada. ADN
Alberto Weretilneck y Pedro Pesatti ganaron las elecciones provinciales el 16 de abril, y en una interminable espera asumieron el 10 de diciembre y despertaron ante un país distinto, raro, nada que ver con aquel escenario de otoño, y con escasos puntos en común con aquella realidad, es como si hubiesen sido transportados en el tiempo y depositados en «Mileilandia», un país libertario donde no «encajan» en ninguna de las variantes de la nueva sociedad que emerge contradictoria a los cánones conocidos.
Fue una emboscada de la política. Nueve meses transitando los artilugios de la llamada «transición» para quedar atrapado en una lógica ajena en todos los sentidos. En este camino a las elecciones presidenciales Weretilneck ojeó las barajas y al principio todo daba para acercarse a Horacio Rodríguez Larreta, quien asomaba como «el presidente ganador» casi indiscutido, hasta que Mauricio Macri lo sepultó en las PASO a expensas de Patricia Bullrich. Llegó entonces el momento de tirar líneas de acercamiento hacia «la piba» como le decía Miguel Pichetto, pero luego apareció el candidato del oficialismo y rescató del arcón de los recuerdos su amistad con Sergio Massa. Se volcó en su apoyo y jugó fuerte y se esperanzó en gobernar con un presidente amigo.
Pasaron cosas y el libertario Javier Milei ganó las elecciones y asumió como Presidente de la Nación. Si bien hay contactos y se menciona la relación del abogado viedmense Damián Torres, del círculo íntimo del gobernador, con Mariano Cúneo Libarona, ministro de Justicia, ya ni siquiera se trata de eso.
El punto central hoy está en las propias palabras del Gobierno cuando le dice a los gremios: «estamos al borde de la quiebra» y que no puede aumentar los salarios, «porque no va a poder pagarlos».
Fue una emboscada. Cambiaron las reglas de juego y hoy Río Negro, como todas las provincias, tiene un tremendo problema de endeudamiento con las arcas agotadas. Sólo se puede pasar el pan al plato.
Pero no son sólo los trabajadores estatales, son los municipios, los productores, los usuarios, la pesca, la pera, la manzana y demás. En General Roca la intendenta María Emilia Soria, trató de bajar las pretensiones de la Fiesta de la Manzana porque la inversión es sideral, para cumplir con esta cita emblemática para Río Negro, y bajó los costos para realizar este evento volviendo a sus orígenes y convertirlo en un festejo local en la plaza central frente al edificio municipal. Hoy -según se conoció- analiza si también podrá con los costos elevadísimos que se presupuestan. Todo se trastocó, nada es igual al pasado.
Además, el gobierno tiene que estar atento y con toda la sensibilidad a flor de piel, para contrarrestar las medidas que toma Milei, porque hasta el momento la provincia no cuenta con beneficio alguno, al contrario, las modificaciones de la Ley de Pesca abre la actividad a buques extranjeros; saldrán las concesiones de hidrocarburo de Vaca Muerta, la caída del turismo interno; la vuelta del Impuesto a las Ganancias, entre otras consecuencias de las políticas nacionales.
Cada anuncio del Presidente, cada punto de su DNU y la Ley Ómnibus desbarata el discurso de asunción del Gobernador y sus lineamientos para este nuevo período al frente de la administración provincial.
Weretilneck hoy tiene poco margen de negociación con el gobierno central. Una sola senadora y un único diputado en la cámara baja, Agustín Domingo, que para colmo se mostró favorable a la privatización de YPF, una posición que puede ser interpretada como un gesto a Milei, pero que el legislador rionegrino lo hace por convicción propia. Apenas el legislador de Bariloche se manifestó -con guiños a algunas medidas del libertario-, en Río Negro «le fueron a la yugular» y comprometió a JSRN y el propio mandatario.
Precisamente, Domingo integra Innovación Federal, un bloque provincialista con diputados que responden a Carlos Rovira de Misiones y Gustavo Sáenz, de Salta.
Poco poder de fuego y poco para ofrecer.
Weretilneck tiene que recurrir a sus mejores dotes para tender puentes con el gobierno nacional, porque además, la representación provincial de la LLA, ni siquiera está organizada como tal y no cuenta con el poder de otros espacios provinciales con mayor llegada.
Milei es un jugador distinto. No viene de la política y desconoce la negociación y el «tome y daca». No reconoce las presiones, salvo las de Mercado Libre, Farmacity, las prepagas, Techint y Coto -entre otros-, porque responde al más feroz dogma capitalista y por el contrario presiona a los gobernadores con el atraso del envío del proyecto de la restitución de Ganancias para que el Congreso apruebe la Ley Ómnibus. Amenazó con enviar otro DNU o hacer un plebiscito si no le aprueban las reformas. Está dispuesto a utilizar todos los mecanismos posibles para lograr la desregulación de la economía.
En este nuevo escenario Río Negro sólo cotiza como un territorio apetecible a los grupos económicos por sus recursos naturales, el agua, los hidrocarburos, la pesca, la tierra, pero no tiene peso específico político para torcer la voluntad del Presidente.
Además, Milei quiere una reforma a la representación de las provincias en el Congreso Nacional, donde Río Negro perdería un diputado. Tiene en proyecto regionalizar el país para condicionar y limitar el acceso a la Cámara de Diputados.
El frente interno está también complicado y con UPCN solo no alcanza para contener el descontento de ATE, SITRAJUR, UnTER, ASPUR y otras organizaciones gremiales. El gobierno tendrá que esforzar su poder de negociación y contener para que el malestar no se convierta en furia. Far bollire la pentola (hierve la olla) dicen los italianos.
El frente político responde con cautela. Hay signos de madurez y de no aprovechar la situación para ganar espacio. Esta semana habló el senador Martín Doñate y dijo que «hoy más que nunca necesitamos unidad y grandes acuerdos».
Mientras tanto el gobierno hace un llamado a la comprensión y a colaborar ante la crisis que transita la provincia. Desea pasar el verano sin problemas y esperar como se desenvuelve el gobierno nacional, incluso en temas cruciales, como el quite de la zona austral a los trabajadores, el retorno de Ganancias, los aumentos de luz y gas y las privatizaciones.
Temor a que por más que se contenga el descontento local, estas medidas nacionales le ponen más fuego a la olla hirviendo y la furia pueda poner en igual de responsabilidad y en la misma línea de ataque, a la administración rionegrina y al gobierno de Javier Milei.