El Alto, protagonista de la elección de Bariloche

(ADN). – Siguiendo con las tónicas que se expresan en los votantes desde el llamado fenómeno de Milei en las PASO, hay otras sorpresas que se reconocen siempre como el efecto movilizador del voto de las mayorías populares.

Analizar las elecciones municipales del domingo, donde Walter Cortés fue electo intendente de la ciudad más importante de Río Negro y uno de los principales centros turísticos del país, requiere buscar el origen de esta adhesión.

El Alto -un conglomerado de barrios populares donde se conjugan marginación y clase media empobrecida- por primera vez puso a un intendente en el Centro Cívico. El sector no sólo se visibilizó ante sociedad barilochense, sino que además desafió al juego interno del peronismo local, siempre dividido y discutiendo agendas ideológicas. Emergió ese peronismo barrial.

Quien puede poder en duda que Walter Cortés es peronista, pero la unidad siempre es un albur, aunque sumando los votos de Andrea Galaverna y Ramón Chiocconi (ambos peronistas) el resultado final hubiera sido mayor, ¿Prejuicios? Quizás, corridos hacia una izquierda moralista.

Los sectores populares se identificaron con Cortés, como lo hicieron con Javier Milei, un mensaje para la política que habla de inclusión pero no genera identificación.

Está escrito que las mayorías no tienen agendas ideológicas y por el contrario piden esa identificación que suelen expresarla dirigentes que hablan ese idioma que incluye e identifica.

Esta es una aproximación teórica, pero que pasó en Bariloche, a partir de este marco de análisis.

Arabela Carrera no tuvo, por cierto, el apoyo de su partido y esto tuvo sus consecuencias. La única verdad es la realidad y esto fue más que evidente.

Habrá, se supone, un debate interno en Juntos, pero esto no es óbice para que se analice el aparato desplegado por el oficialismo el día de la elección, en el traslado de votantes. Ese aparato es el mismo que viene desde la época del radicalismo, y basta con conocer los apellidos de los punteros, para certificar lo dicho.

¿Entonces, qué pasó? ¿El aparato trasladó vecinos a las escuelas que ya tenían decidido votar a Cortés o esto fue programado? ¿Hubo voto espontáneo o negociado? En la recordada interna Cafiero-Menem todos votaban al primero, pero ganó el riojano.

Por cierto entonces, esta elección de Bariloche marcará un pliegue en la política provincial a partir del futuro que programe estratégicamente Juntos, que no dudó en poner en riesgo el gobierno de la principal ciudad provincial.

No se trata de lo externo, porque ya algunos imaginan a Walter Cortés tentado por Alberto Weretilneck, para integrase al acuerdo provincial o como aliado offshore, sino hacia adentro y las políticas de alianzas.

Al margen del futuro del oficialismo, la elección de Bariloche marca un rumbo. Podría ser la confirmación de la consolidación de Milei.

Y genera un interrogante al futuro: ¿Será capaz el peronismo de comenzar a aglutinarse detrás de Cortez en Bariloche y dejar un camino de unidad que contagie a la dirigencia rionegrina? El sindicalista conquistó el Alto. Un inicio.