¿Nuevo clima de época? ADN

Existen indicios que hay síntomas de un cambio de época, con discursos distantes de la “conquista de derechos” que se perciben en los discursos políticos. Miguel Pichetto irrumpió -como es su costumbre- en descalificativos hacia la Ministra de la Mujer y el pueblo Mapuche; Patricia Bullrich, el diputado Fernando Iglesias, la legisladora santafesina Amalia Granata y un gran espectro de dirigentes del PRO, incluido el radical mendocino Alfredo Cornejo, avanzan con mensajes reñidos con las políticas de género, derechos humanos y reivindicaciones de «minorías intensas»; y Javier Milei recrea un noventismo neoliberal con epicentro en el achique del estado y el combate a los gremios. Todas proclamas que encuentran terreno fértil en sectores de la sociedad como para germinar.

Estos discursos no son casuales, están respaldados por encuestas, focus grup y otros métodos de sondeos sobre el pensamiento social.

¿Vamos hacia la derecha? Difícil de afirmar. Los indicios no confirman una teoría, pero indican algo. También hay películas, series y literatura con un mensaje de época distinto, diferente al que prevaleció después de la crisis del 2001 e imperó los primeros años del nuevo siglo. No es un fenómeno excluyente de la Argentina. La salida de la pandemia dejó como saldo positivo la inclaudicable lucha contra el cambio climático, pero afianzó los rasgos más feroces del individualismo, como el racismo y la xenofobia.

En cuestión de género, pareciera que se alcanzó una cima y comenzó un declive. Hoy se discuten los dogmas de ayer. Hasta la elección pasada no se ponía en tela de juicio la integración mixta de fórmulas electorales, ahora no es condición sine qua non. Este cambio de época se identifica con la figura del macho alfa, un término que se usa para designar al animal de la manada que es líder y también se popularizó con la serie española, de Neflix, y tuvo en Gran Hermano al personaje más popular.

Hay un discurso que se cuela para hablarle a sectores sociales que reniegan tanto en el tema de género, que parece haberse encapsulado en ámbitos de LGBTQ y otros, como con el discurso anti derechos. La pelea por la sanción de la ley que permita saldar la deuda previsional para jubilarse, y el debate sobre la continuidad de los programas de asignación universal (AUH) o becas de estudios (Progresar) calaron en los sectores de la clase media que antes los aplaudían.

En este cambio de época anida -arriesgan voceros- el mensaje sobre el empleo público rionegrino y el rol de un Estado «eficiente» que el senador Alberto Weretilneck expuso esta semana. El cipoleño se mostró contrario al pase a planta de 3.100 trabajadores (médicos y personal de salud contratados en la pandemia; auxiliares de educación y de servicios sociales), una decisión de la gobernadora Arabela Carreras, en base a un acuerdo logrado con el gremio ATE, para dar estabilidad a los agentes estatales y contener la diáspora -al ámbito privado u otras provincias- del sector de salud.

Para afianzar la hipótesis, Weretilneck justificó su postura alegando una mirada al futuro y se preguntó si este Río Negro es el «mismo que gobernamos nosotros». Así, evitó también que le recordaran los pases a planta que su gobierno ejecutó en 2015 y 2019. El futuro, al que hace referencia, no solo está anclado a un discurso aggiornado que capte votos de sectores de la ciudadanía que pudieran fugarse a espacios liberales o de derecha, también responde al nuevo esquema sindical que propondrá el rionegrismo, mucho más amplio que el unicato de ATE. Una pista ya dio cuando promocionó la foto con el jefe de la UPCN, Juan Carlos Scalesi, y los popes de las tres GCT.

Hay más motivos. En el futuro de Weretilneck figura su regreso a la gobernación, y cree que este paso condiciona su presupuesto.

Pero para descomprimir el frente interno, alegó que no es «traumático» el debate que plantea y se ocupó de dejar claro que su prédica no incluía críticas a la Mandataria (que sólo continuó una tradición en Juntos), sino que es un planteo -entre tantos que vendrán- sobre la nueva provincia que se proyecta y las reformas que viene promocionando.

De todos modos, habrá que sortear una instancia previa: el anuncio del pase a planta incluye la elevación a la Legislatura de un proyecto de ley. Llegará al recinto?

En el medio habrá debates acordes a los reacomodamientos electorales. El Parlamento inauguró sus sesiones ordinarias con un mapeo diferente al 2022. Cambiaron las autoridades de la Cámara, las Comisiones y los representantes del Consejo de la Magistratura. JSRN sumó a Unidad Ciudadana y el Frente Renovador para el nuevo diseño que responde a las colectoras y adhesiones a la fórmula Weretilneck-Pesatti. La configuración de hoy es una muestra del «gran acuerdo» rionegrino, que debutará con un tema picante.

¿Hay un nuevo discurso, un cambio de época respecto al empleo público? Se orientó un mensaje a todas las fuerzas productivas de la provincia que siempre reclamaron restringir el empleo público. La ocupación en el Estado es la principal fuente de ingresos de la capital rionegrina y desvela pensar en un ajuste o racionalización. Aún en la ciudad retumba aquel discurso, con ley de prescindibilidad incluido, del extinto gobernador Carlos Soria.

Más allá de las muchas aristas que contienen, las declaraciones de Weretilneck superan la mirada simple de una contradicción en el oficialismo. Anunció que conducirá un Estado distinto.

El senador explicó con claridad en Twitter ese pensamiento: “en medio de la crisis económica y la presión impositiva que castiga diariamente el desarrollo del empleo privado, no podemos permitir que el Estado se siga agrandando con el pase a planta permanente de miles de trabajadores públicos”. Y plantó el estandarte de lo que vendrá: “la creación de empleo privado de calidad en Río Negro y la eficiencia del Estado, serán uno de los ejes fundamentales de nuestra plataforma de Gobierno”.

Un mensaje a diestra y siniestra, que guarda relación con el “clima de época”.