¿Es necesaria una reforma constitucional en Río Negro?

La actual Constitución de Río Negro, rige desde el 3 de junio de 1988 y fue previa a la reforma de la Constitución Nacional de 1994. Pasaron 34 años y son varios los temas y debates que se incorporaron como el medio ambiente, la cuestión indígena, las reservas naturales, derechos ciudadanos y otros. ¿Vale plantearse una reforma constitucional? ADN consultó a especialistas. En esta segunda entrega escribe Gustavo Martínez*.

Puede decirse que reformar una constitución, es siempre una tentación para el gobernante. Particularmente cuando siente que el tiempo electoral le es favorable.

No siempre subyacen en las intenciones de hacerlo, las motivaciones más excelsas. Antes bien, algunas veces éstas son mezquinas. Por caso, la idea de facilitar la acumulación de poder o retener éste, así como también limitar los controles y hasta eludir responsabilidades.

En otro orden, el que las cosas no funcionen y se vivan situaciones críticas especialmente en lo que refiere a los servicios públicos más indispensables -educación, salud, seguridad, justicia, contención social- o la marcha de la economía, lleva de ordinario a que desde la sociedad se reclamen cambios. Preciso es saber que, de ordinario, el problema no reside tanto en la ley, sino en el no acatamiento de ésta.

Así todo, el debate constitucional ha de ser bienvenido. Nos compele a analizar la problemática con más profundidad y visión de largo plazo. Centrarnos en las causas más profundas de los problemas y proyectar mecanismos de solución acordes. Salir de lo meramente coyuntural.

No puede ser jamás una tarea de uno, ni de pocos. Reclama la mayor participación y consensos previos. En este sentido diría que es menester que el electorado tenga en claro antes de su convocatoria, no solo qué es lo que se pretende modificar y porqué, sino también en el mayor grado posible, la nueva norma que se propone.

Esta necesidad de propuestas concretas y muy precisas, así como los consensos necesarios, desde ya hace que el ámbito de la eventual reforma quede muy acotado. Y así es conveniente que sea. Una reforma integral o sin límites como la convocada en 1987, aunque se justificó -especialmente desde el peronismo- en su proscripción en el debate de la de 1957, llevó a discusiones y conflictos innecesarios que minaron en gran medida la empresa. No hay que reincidir en ello.

Son variadas las áreas que podríamos abordar para una agenda sobre la reforma, pero un tema que estimo no debiera estar ausente es el vinculado al fenómeno de la corrupción. En mi opinión junto con al cambio climático, la corrupción integra la problemática mayor que afronta la humanidad. Es un problema global, pero en nuestro país muy acentuado.

No quiero que se piense que no me preocupa la pobreza o el hambre que lamentablemente está presente cada vez más en un alto número de los hogares argentinos, ni el problema creciente de la falta de trabajo genuino, o el de la inseguridad, el de la educación, o la salud y medicamentos, entre otros. Pasa que hay una relación directa entre todos estos y la corrupción. Tengamos en claro que no son las grandes potencias las que en la estadística exhiben los mejores estándares de vida -aquellos donde la brecha entre ricos y pobres es menor, donde hay más seguridad, educación, salud, contención social y libertad, etc-, sino que son países muchas veces pequeños y con no demasiados recursos naturales los que pueden hacerlo, y tienen en común los índices más bajos de corrupción. Hay una relación directa entre corrupción y todas las demás problemáticas que enfrentamos, motivo por el que debemos centrarnos en ella.

No sin razón hay quienes han dicho que la corrupción es la gran deuda de la democracia que recuperamos en 1983, más estoy convencido que como decía Al Smith y lo recordara siempre Raúl Alfonsín, todos los males de la democracia pueden curarse con más democracia.

Y en esa línea creo que es posible un cambio casi revolucionario en el mejoramiento de la democracia, la participación ciudadana y la lucha contra la corrupción. Internet que ha revolucionado nuestras vidas y que en pocos años modificó hasta nuestros hábitos y prácticamente todo, puede ser la gran herramienta de transformación y afianzamiento de democracias más participativas y administraciones transparentes y eficientes.

Bastaría en mi opinión que se asegure que toda la información que tiene que ver con los manejos de los recursos públicos esté en Internet al alcance de los electores, para que tengamos el punto de apoyo para un cambio absoluto no solo en lo que refiere al control, sino también en lo que respecta a la definición de las políticas públicas y su ejecución.

Si todo elector pudiera visualizar -para un uso responsable- el estado de las cuentas y administración de las finanzas públicas desde la formación de las partidas, pasando por su afectación para un gasto y la efectiva erogación, además obviamente de conocer el curso de las licitaciones, concursos, etc., estoy convencido que todo sería muy distinto.

Por lo pronto aquel funcionario con avidez por lo ajeno, en estas circunstancias difícilmente se atreva a cometer actos de corrupción. Además, si por caso lo intentara, tendríamos muchas personas que seguramente denunciarían o alertarían al respecto. 

Por otra parte, tendríamos seguramente una gran usina de ideas efectivas, para utilizar mejor los recursos públicos. Una gran usina de proyectos para todas las áreas del quehacer público, a partir de profesionales y otras personas que, conociendo no solo las necesidades, sino ahora también los recursos del Estado y como se están utilizando estos, estarían en condiciones de mostramos mejores alternativas.

Es de esperar además que esto vaya ampliando significativamente la oferta dirigencial y hasta electoral. Convengamos que hoy mucha gente no quiere acercarse a la política u otros ámbitos dirigenciales donde ya poco se habla de los problemas de la gente y mucho menos se debaten posibles soluciones para estos. Pero con acceso a aquella información sí podrían trabajar en esto. Debatir en sus hogares, con colegas, amigos o en otros ámbitos la problemática pública y formular propuestas que mejoren lo que hoy tenemos. 

La Constitución rionegrina ha hecho del acceso a la información y la participación ciudadana, pilares en su organización política, pero ciertamente el fenómeno de Internet es mucho más reciente y desde los poderes constituidos no se ha avanzado en la línea expuesta. Ni en Río Negro, ni en ninguna de las otras provincias o en la Nación se lo ha hecho. No desperdiciemos este formidable recurso que puesto al servicio de la democracia especialmente para el control de la Administración y participación ciudadana, puede hacernos avanzar a pasos gigantes como lo ha hecho en otros planos del quehacer humano.

*Actualmente Juez de la Cámara de Apelaciones Civil de la IIa. Circunscripción Judicial desde 2012; Ex Auditor General del Poder Judicial de Río Negro;  Constituyente Provincial, reforma de 1987/88; Fiscal de Estado de la Provincia de Río Negro 1997/1999; Ministro de Coordinación Provincia de Río Negro 1999/2003; Ex profesor de grado y posgrado Facultad de Derecho UNCo. 1985/2012; Concejal Municipalidad de General Roca