Otra Crisis, otra oportunidad

(Por Martín Doñate*). – La salida de la pandemia, el condicionante del endeudamiento del período macrista, el impacto en los valores de la energía y de los alimentos producto de la inestabilidad mundial iniciada con el conflicto en Ucrania y un complejo cuadro macroeconómico coloca, al país y a la provincia, en un contexto de tensión que encuentra a Rio Negro con un estancamiento que se expresa en su particular situación productiva y en el deterioro del aparato estatal.

Rio Negro exporta hoy mucho menos que hace 10 años, nuestro producto bruto ha crecido menos que los de Neuquén y Chubut, la producción emblemática de la provincia -Peras y Manzanas- está en un piso histórico.

Cuando miramos al estado rionegrino encontramos la altísima complejidad de la situación económica y financiera como un condicionante central del desarrollo de nuestra potencialidad. La salud pública en una profunda crisis y el IPROSS endeudado como nunca en la historia de Rio Negro, la educación pública colapsada por la combinación de salarios insuficientes e infraestructura en un asombroso estado de precarización. ¿Cómo exigimos excelencia a nuestros maestros si reciben salarios en los umbrales de la pobreza?, ¿cómo generamos vocación de progreso si nuestros chicos estudian en condiciones indignas?

Finalmente, la situación de la policía que está literalmente en estado de alerta y movilización casi permanente llevando a la fuerza a un lugar en el cual sus miembros no se hallan contenidos por la fuerza ni la sociedad se siente protegida por ésta. Este cuadro que profundiza la desigualdad pone a la salud, la educación y la seguridad como bienes solo accesibles para aquellos que los pueden pagar e incluso, en algunos casos, ni siquiera… ¿qué comunidad puede progresar en estas condiciones? Rio Negro, su gente y sus instituciones merecen recuperar el sentido colectivo de construcción de sociedad en un territorio pleno de riquezas y bellezas naturales que nos interpelan aún más a encontrar un sendero definitivo hacia la prosperidad que nos debemos.

Para ello es necesario recuperar el sentido fundante del accionar político. Y también, necesariamente y no menos importante, desde lo institucional.

Rio Negro es una provincia joven cuya historia y destino aún se está escribiendo. La Patagonia, con sus riquezas y su inmensidad nos vuelve a dar la oportunidad de redefinir el sentido histórico de esta provincia. Para ello precisamos una dirigencia que esté a la altura del desafío.

Las enormes distancias que uno recorre cuando atraviesa la provincia nos habla de su diversidad, del influjo de su enorme mar, del vergel de sus valles, de la majestuosidad de sus lagos, sus montañas y sus desiertos. La pluralidad de estos paisajes es, también, la multiplicidad de las historias locales que deben ser rescatadas y puestas en síntesis de cara a la Rio Negro del futuro. Todo nos convoca a poner en marcha el sueño rionegrino desde la diversidad de nuestro presente siendo “la unidad” el nombre del futuro. Una gran provincia para toda su gente.

Y ese futuro que nos reclama unidad debe escribirse como un gran acuerdo, dónde los nombres sean circunstancias, en tal caso, recuerdos del futuro que podrá poner en estos días el mojón de inicio en un proyecto superador.

Nuestras identidades existen y se prolongan a lo largo del tiempo, son, básicamente, nuestros valores y nuestra forma de ver y entender el mundo, el país y la provincia. Pero el proyecto es el acuerdo, la unidad es el futuro y la felicidad de este pueblo es el fin.

Para nosotros que nos reivindicamos peronistas, más que nunca resuena el viejo apotegma que nos enseña “Primero la Patria”. Y, para nosotros, nuestra primera patria está acá, en Río Negro. Y desde esta concepción de entender que no hay proyecto de provincia sin proyecto de país siempre estaremos allí donde nos convoque las banderas de justicia social, independencia económica y soberanía política. Y por eso mismo entendemos que una provincia que aún no llega a los 70 años de historia debe reconstruir su sistema político aspiracional bajo esas mismas banderas, y para ello debemos construir una identidad local que las contenga y que las expanda.

No serán en Rio Negro los caudillismos mesiánicos ni los proyectos que hacen de su propia persona el único sistema político posible los que puedan enfrentar esas altas y nobles aspiraciones colectivas.

Finalmente, debemos tomar como primer desafío a transitar el lograr mayores niveles de independencia y autonomía en el marco de un país federal. Hoy, 2/3 de los ingresos de la provincia provienen del Estado nacional. No nos resignamos a esta situación y la grave dependencia que la misma genera a la hora de poder administrarse y tomar grandes decisiones.

El sueño de una provincia grande, pujante y faro en la Argentina, vuelve imperativo despojarnos de las ambiciones personales y construir un gran acuerdo provincial para que la prioridad sea defender a Rio Negro y ponernos de acuerdo ponernos de acuerdo en los objetivos y los caminos para cumplirlos. Y entender que lo central de este gran movimiento, de este gran acuerdo, es que nos une Río Negro.

*Senador nacional por Río Negro