¿Un acuerdo a la rionegrina? ADN

El acuerdo con el FMI calmó los mercados, pero no alcanzó para domar la inflación ni zanjó el debate por el aumento de las tarifas, lo que potenció las diferencias en la coalición que gobierna la Argentina. El aumento de precios y la tensión política dan un marco de incertidumbre que impide hacer pronósticos o previsiones más allá de un par de meses.

Con este escenario nacional de fondo, las necesidades sectoriales adelantaron el debate electoral en Río Negro.

Montado en declaraciones del senador Alberto Weretilneck sobre la premisa de ampliar la base de Juntos Somos Río Negro en 2023, tomó cuerpo la idea de un eventual acuerdo con sectores del peronismo, mientras que el radicalismo ya dejó abierta esa posibilidad al advertir en la pasada Convención de Choele Choel, que no será furgón de cola en Juntos por el Cambio. Un paso en el mismo sentido evidenció el Frente Renovador.

La información sobre un eventual acuerdo entre Weretilneck y Martín Doñate, que viene precedida de una amplia galería de fotos y gestiones conjuntas, tomó estado público en medio de cientos de conjeturas posibles, cuando en realidad ambos dirigentes sólo hablan en off. El ex gobernador dijo que había que ampliar el espacio de Juntos y el senador del FdT guardó silencio, pero en privado habló con los íntimos y algunos intendentes.

Entonces podría suponerse que el tema viene conversado y analizado desde hace un tiempo y si bien esa posibilidad estaría en estado embrionario, entusiasma en ambos un “acuerdo a la rionegrina”.

La información causó revuelo. Se sacudió la modorra en el peronismo y se movilizó la interna, donde el sorismo aprovechó para reanimar a sus seguidores, sobre todo recordando que Martín Soria es el presidente del Congreso del PJ. El ex intendente de Roca podría convocar ese organismo -paralizado por años- para agosto o incluso antes, y “voltear” este proyecto de acuerdo electoral. Esta posibilidad empujaría a Doñate a ir sólo a las elecciones.

Se descarta que en esta construcción es importante el protagonismo de Arabela Carreras, no sólo por ser la gobernadora y dueña de la lapicera para firmar el decreto de convocatoria a elecciones, sino también porque para los entusiastas justicialistas es importante la opinión del poder central, y saben que la Gobernadora goza de una gran estima en el gobierno nacional y tiene la deferencia personal del presidente Alberto Fernández.

En JSRN no hubo expresiones públicas. Es una fuerza disciplinada por el propio ejercicio del poder y su responsabilidad de administrar al Estado. Ese silencio no se condice con las expresiones en privado. Hay temor de quedar identificados en un sector de la grieta nacional y, lo que es más preocupante, en la interna del FdT.  Y crece el temor de “entregar” al macrismo el electorado antiperonista.

¿Qué motiva ampliar JSRN? Los resultados de la última elección. Con el 37% no alcanza. Tampoco se llega sólo con el aporte de un sector radical. Desde el otro signo de la ecuación, hay idéntica lectura: ¿el FdT con 27 puntos, hasta dónde puede trepar en un escenario nacional que tiene a la alianza neoliberal en expectativa de crecimiento? ¿Se puede ir a pelear el 2023 con un PJ alicaído, con la máxima aspiración de competir por el segundo puesto, en un espacio maniqueo y segmentado por intereses personales y regionales?

La premisa en Juntos es cerrarle el camino al diputado nacional de JxC Aníbal Tortoriello, en su afán de llegar a Laprida y Belgrano, y en este punto surge una coincidencia con el oficialismo nacional: ganarle al neoliberalismo. Es como una orden que baja a todas las provincias y que deja espacio para repensar las políticas y alianzas territoriales.

Siguiendo con este análisis, este eventual acuerdo confluye hacia una propuesta de construir un poder electoral diferente, coyuntural y pragmático, que se fundamenta en la construcción del poder político. El poder requiere no sólo conservarlo, sino aumentarlo, según criterios nietzscheanos. 

Pero nada aún está definido. Hasta ahora hay posibles líneas de acción, sólo conversaciones previas y trazos gruesos de la futura estrategia electoral. Poco se puede aventurar, sin descartar a las listas colectoras.

Hasta ahora se habla de un acuerdo con preservación de identidades partidarias y de una herramienta electoral. No hay categorías de extrapartidarios.

Esta posibilidad que se teje en el Senado y con conocimiento de sectores del gobierno nacional, se presenta como beneficiosa para ambos sectores, aun cuando su aprobación en el peronismo es más que dudosa. Si el Congreso Provincial hace añicos esta idea de Doñate, se anticiparía una fractura que dejaría en claro el mapa de la fidelidad.

¿Si es así, cómo seguiría este conversado acuerdo?. Un sector del peronismo podría sumarse a la nueva estructura electoral y el resto del PJ presentaría candidato propio para las elecciones del 2023. Pesa en esto la sombra de la elección de Horacio Massaccesi, en junio del 2015, con la lista 3 de la UCR, que obtuvo el 3.10 por ciento de los votos y de Lorena Matzen, el 7 de abril del 2019, con el 5.66 por ciento.

Algunas voces indican que un acuerdo de esta magnitud sería difícil de instrumentar. El oficialismo rionegrino crece y hay demandas de cara al 2023, lo que deja pocos espacios para compartir. Por eso, es posible que se avance en pactos de no agresión en los municipios, si las elecciones son juntas con la provincial. De esta manera todos traccionan la fórmula y los pueblos mantendrían la actual identidad política, excepto Roca. La ciudad de los Soria quedaría desguarnecida y JSRN avisó que va por todo.

Es una propuesta novedosa y atrevida con impacto político y cultural en la historia electoral rionegrina, que impone una territorialidad social sobre la base de derrotar al neoliberalismo a través de un acuerdo electoral a la rionegrina. Una apuesta que por ahora reconoce su transitoriedad, que expresa una estrategia de poder, no sólo en su anunciado sino en las condiciones propias en que cada uno enfrenta una estrategia pragmática hacia el 2023.