Empatía. ADN

No hay empatía. En un mes se vota en las PASO y el clima es de total indiferencia, que puede cambiar en noviembre cuando se ponga en juego la disputa del espacio político rionegrino en la Cámara de Diputados.

Salvo los candidatos y los responsables partidarios de armar las campañas electorales, nadie está cabalmente enterado. Basta con preguntar en círculos familiares o de amigos, para detectar la indiferencia. No se sabe qué se vota, e incluso más de un distraído no tiene presente que se aproximan las elecciones nacionales.

¿Qué sucede? la población no se siente convocada. ¿El ciudadano se alejó de la política o la política se alejó del ciudadano?.

Los candidatos recorren la provincia, comunican por los medios y las redes y no encuentran manera de medir el rebote de sus propuestas, incluso es difícil medir cuántos votantes llegarán hasta las urnas. Hay dudas, porque hay desinterés.

Este es un problema para todos. El gobierno nacional es el que tiene más “letra” y había iniciado una campaña que tuvo aceptación con una propuesta de futuro: “Estamos saliendo”. La publicación de la foto del cumpleaños de la primera dama Fabiola Yáñez, en Olivos, en plena cuarentena, sacó de eje el discurso. Obligó al presidente Alberto Fernández a pedir disculpas.

El Frente de Todos es optimista, o voluntarista. Le queda resto para convocar y puede contar con una movilización para los comicios.

En Juntos por el Cambio, está la disputa más interesante. Del resultado de las PASO se desprenderán estrategias para diciembre. No es lo mismo si gana el radical Mario De Rege o el macrista Aníbal Tortoriello. El viedmense –con más experiencia- apunta a levantar a un radicalismo caído y mide sus palabras: el objetivo es que la UCR conduzca a JxC. En tanto el ex intendente de Cipolletti –menos político- comete errores, que a su criterio empresarial de la política le parecen aciertos, pero que tienen efectos adversos. Además de los cruces verbales y enfrentamientos hay diferencias: De Rege cree en el rol del Estado.

Por el momento tanto la UCR como el PRO son livianos en sus comentarios sobre el gobierno provincial y además perciben que las críticas de JSRN al FdT los favorece.

Juntos por Río Negro planteó una campaña sólo de redes y en los medios de comunicación. El partido no quiere poner en riesgo a la administración provincial y a los intendentes. ¿Cuánto va a durar? Hasta que tenga que demostrar en las PASO que tiene más votos que JxC y para esto necesita movilizar al aparato del Estado y los municipios. Persiste en las críticas al gobierno nacional, pero es tanta la indiferencia de la gente que no se toma en cuenta que las réplicas y los dardos apuntan todos al candidato Agustín Domingo.

La cantidad de votantes que concurrirán a las primarias de septiembre es la mayor incógnita a dilucidar y de esos números habrá proyecciones para noviembre. Las próximas PASO parecieran como que no fueran obligatorias, ni se mencionan desde la Justicia Electoral las sanciones a los remisos y además saldrá a la luz próximamente un instructivo que informará quienes estarían exentos del voto por razones de pandemia. Peor aún.

En el Frente de Todos hay demasiado optimismo, en JSRN piensan que una buena elección en septiembre (ganando o segundo) los posiciona para entusiasmarse con un diputado en el Congreso y Juntos por el Cambio tendrá su verdadera evaluación de acuerdo a quien gane en las PASO y de ahí en más no le queda otra alternativa que pensar en una fuerte polarización nacional que le sume los votos del anti peronismo, los mismos con los que sueña JSRN.

Hasta el momento se observa que nadie sale de su propio “mundo” que orbita lejos de la gente, que no se siente convocada. Las referencias nacionales tienen sus ventajas y sus desventajas, pero hacerse mucho el distraído con el discurso provincialista tampoco garantiza el éxito. En algún momento el partido del gobierno tendrá que mostrar algo más que la crítica a “los nacionales” y definitivamente sentar las bases  a futuro, que no pueden estar alejadas del proyecto nacional de post pandemia, más aún cuando dentro de dos años se ponga en juego la “Copa Río Negro”.

También en estas elecciones nacionales puede asomar otras de las consecuencias no conocidas del tiempo del Covid y que podría alejar a los partidos provinciales de las injerencias de otros tiempos. Salir de esta crisis sanitaria y económica mundial achica el rol de las propuestas de pagos chicos, dada la dimensión del próximo desafío de la post pandemia.

No hay empatía. La política se ve lejana y la desinformación es mala compañera para llegar a las urnas.