Recrudece la violencia en Mascardi y se agita la política

(ADN).- Hay disgusto en los vecinos de Bariloche. El recrudecimiento de la violencia en Villa Mascardi no estaba en los planes después de habilitar la mesa de diálogo. Pero durante los últimos días se vivieron episodios que incluyen cortes de ruta y agresión a vehículos, funcionarios, policías, vecinos y periodistas por parte de las personas que mantienen la ocupación de un sector del Parque Nacional Nahuel Huapi, autoidentificados como la lof Lafken Winkul Mapu.

El fastidio es porque ese sector debió haber estado contenido por una de las partes que se sentó en la mesa que se armó en Viedma, de la que participaron el Parlamento Mapuche, el CODECI, y los gobiernos nacional y provincial. Y porque los delitos en los que incurren son federales, pero ni la justicia federal ni las fuerzas de seguridad nacionales se involucran.

La gente de la Lof es anárquica, asegura que no responde a las leyes argentinas ni a sus autoridades. Sin embargo, mantiene vínculos con sectores políticos e institucionales, como el INAI que comanda Magdalena Odarda.

Durante el último incidente debió actuar la policía rionegrina y, como hubo un herido, intervino el hospital de Bariloche que envió una ambulancia. Policías, médicos y enfermeros fueron agredidos. A cinco kilómetros está ubicado el puesto de Gendarmería. No actuó. Cuando se pide intervención al Ministerio de Seguridad, el secretario del área Grabriel Fuks, alega que tiene pruebas sobre agresiones o incitaciones de la policía local. Como todo argumento, exhibe videos caseros enviados desde la toma o reenviados desde teléfonos de funcionarios del INAI. Así se desentiende, alegando que la violencia es en defensa propia.

El gesto del funcionario podría provocar nuevos episodios de agresión. Además, deja en manos de la provincia un conflicto que -por jurisdicción- le corresponde: el corte de la ruta nacional 40 y la usurpación de tierras de Parques Nacionales. Pero también cobija el argumento de Odarda, quien había sido corrida del conflicto por el propio presidente Alberto Fernández. Y lo peor, que legitima el pedido de una resolución drástica. Habilita discursos duros de la política. En síntesis le hace el juego al macrismo que, con Patricia Bullrich a la cabeza, despliega una diatriba lejana al pensamiento del Gobierno nacional.

De hecho, ayer, cuando se produjeron más episodios de violencia, fue en reclamo por el asesinato de Rafael Nahuel a manos de la Prefectura que comandaba Bullrich.

La idea de prescindencia que manifiesta el Ministerio de Seguridad en el conflicto de Villa Mascardi, tensiona la cuerda política y no contribuye a la mesa de diálogo que legitimó el Presidente de la Nación. En ese ámbito, un funcionario nacional le advirtió a los representantes del Parlamento Mapuche (afín a la lof Lafken Winkul Mapu) que éste es el momento político para generar acuerdos y definiciones, porque en otro contexto -como quedó demostrado durante el Gobierno anterior- sólo hay persecución y estigmatización. En cambio ahora, hay plafón para las reivindicaciones históricas, pero en un marco de acuerdo, diálogo y paz.

Por ahora, los integrantes de la toma se sienten apañados y parte del recrudecimiento de la violencia se explica allí. Otro tanto en el oportunismo político opositor porque, como se sabe, la grieta opera en todos lados.