El debate por las PASO se instaló en el seno del Frente

Al menos 15 gobernadores están convencidos de pedir que en agosto de 2021 no haya elecciones primarias abiertas y obligatorias, algunos lo expresaron públicamente y otros lo hablaron con el presidente, quien por ahora no se pronunció. Sí lo hizo el Ministerio del Interior, a cargo de Eduardo «Wado» De Pedro, cercano a Cristina y Máximo Kirchner, y con la misión de organizar los comicios a través de la dirección nacional electoral, conducida por la secretaria de Asuntos Políticos, Patricia García Blanco.

«Se trabaja con el cronograma que fija la ley, porque es el Congreso el que debe modificarlo. Recibimos y escuchamos todas las opiniones, pero creemos que estos temas se deben discutir con todos los sectores», respondieron fuentes de Interior a los gobernadores, que esta semana salieron en fila a tuitear para que el año que viene se vote sólo en octubre, repasó el portal La Política On Line.

Alegan que sería irresponsable aglomerar gente en agosto si hay un rebrote del Covid, como ocurrió con el invierno europeo; y que en plena pandemia tampoco tiene sentido invertir 12 mil millones de pesos para resolver las candidaturas de los partidos políticos. La proclama esconde una picardía: las oposiciones locales no podrán resolver sus internas con facilidad sin la logística nacional, que resultó ser la principal utilidad de las primarias.

El primero en pedir que el año que viene no se lleven a cabo fue el gobernador Sergio Uñac, de San Juan; pero luego se sumaron Juan Manzur (Tucumán), Gustavo Sáenz (Salta) y Juan Schiaretti (Córdoba), entre otros. Los últimos dos son esenciales para pasar el filtro del Congreso.

Sáenz es compinche de Sergio Massa, quien ya se alineó con la idea y pule los proyectos de ley vigentes para materializarla. Redactó el suyo el mendocino José Luis Ramón, líder de uno de los bloques aliados, que al igual que los gobernadores propone suspender las primarias sólo en 2021.

Pero también hay dos proyectos de Cambiemos presentados hace un año y con estado parlamentario: uno del mendocino Luis Borsani (actual secretario de coordinación operativa de Diputados), que propone que no haya primarias en las categorías en las que no exista competencia; y el de Pablo Tonelli, del PRO, que solicita suspenderlas por considerarlas inconstitucionales, debido a que alteran el calendario nacional electoral.

Se sumó a esta posición la diputada de Cambiemos por Mendoza, Claudia Najul, quien pidió que se suspendan las primarias. «Yo creo en que en este momento todas las señales que se den en bajar los gastos de la política van a ser bienvenidas. Las PASO son una encuesta carísima», afirmó.

Pero en Cambiemos recalcularon posiciones esta semana en varios zoom de la mesa de conducción, con Mauricio Macri y Patricia Bullrich a la cabeza. En un escueto tuit, consideraron anti democrática cualquier modificación del cronograma electoral que no los incluya en el debate como fuerzas políticas, pero no se expresaron ni a favor ni en contra.

Sí lo hizo el jefe del interbloque de diputados Mario Negri, que pidió seguir los ejemplos de Bolivia y Chile y votar como sea. Fue a título personal, porque los cuatro gobernadores del principal frente opositor prefirieron no adelantar posición, tal vez tentados también en no enfrentar internas. No lo dicen.

El oficialismo podría suspenderlas sin llamar a radicales y macristas porque el respaldo de los aliados liderados por Ramón y de los 4 diputados de Schiaretti le alcanzan para una mayoría en Diputados. Y en el Senado tienen votos propios para manejar el recinto a gusto.

Así las cosas, la negociación es hacia el interior del gobierno y del Frente de Todos y lejos está de cerrarse. Al menos dos gobernadores que agitan la suspensión de las primarias confiaron que, mientras el jefe de Gabinete Santiago Cafiero acepta iniciar una ronda de consultas, De Pedro es mucho más reticente.

«Santiago está dispuesto a trabajar con Alberto para ver si es posible, pero Wado repite que ‘no tiene línea’ y no sabemos de quién habla», contó uno de los gobernadores, que asegura haber conversado con la quincena de colegas decididos a pedir que no se vote hasta octubre y que entre ellos no estuvo Axel Kicillof, el más importante y decisivo.

No sólo porque en Buenos Aires vota el 40% del padrón nacional sino porque existe el mismo sistema de primarias abiertas para los comicios locales y con la particularidad que deben ser simultáneas a las nacionales, el segundo fin de semana de agosto.

Fue una idea de Néstor Kirchner para definir la interna peronista después de su derrota de 2009 frente a Francisco De Narváez en Buenos Aires. Se apuró en aprobarla antes que el recambio legislativo de diciembre de ese año lo dejara sin mayoría legislativa, Cristina en 2011 no tuvo mucho que dirimir y las primarias quedaron como un peculiar instrumento de lujo de la oposición de turno.

«Nadie negocia la banca en las urnas, sino que lo hace por afuera. Entonces en las elecciones legislativas terminamos pagando una gran encuesta que no le sirve a nadie», reflexionan las voces oficialistas que apoyan la gesta de los gobernadores.

Lo cierto es que así como Cristina siempre se resistió a eliminarlas aunque le eran perjudiciales, sus seguidores repiten en los pasillos virtuales que si se dejan de lado pagarán un costo político interno por desechar un sistema electoral ideado de puño y letra por Kirchner. «Nos reconocen que no sirven pero que no saben como explicarlo hacia adentro», confesó un diputado que empezó a negociar desde el llano con algunos legisladores con origen en La Cámpora.

Es que aunque pueda sancionarse una ley para suspender las primarias sólo por 2021, las encuestas que pasaron a manos de los gobernadores indican que un 75% de la sociedad no las considera útiles y deberían dejar de existir. Reinstalarlas en 2023 no sería tan sencillo.

Y ese año en la provincia de Buenos Aires podría haber una dura batalla para renovar un centenar de intendencias sin reelección, en otro tema de internas en el frente de Todos: la ley para restringir sus mandatos la promovió hace 4 años Massa en la Legislatura bonaerense y esta semana Alberto la cuestionó. Los alcaldes fantasean con un fallo judicial que la anule y nadie se atreva a apelar.

Aunque en su momento no la apoyó, Máximo Kirchner podría beneficiarse con decenas de candidatos propios en distritos más populosos que quedaran vacantes. Las primarias, llegado el caso, serían una útil herramienta para consagrarlos.

El debate sobre si se vota o no en agosto tiene sus límites. El 27 de abril debe cerrase el padrón (180 días antes de la elección general) y el 7 de mayo publicarse su primera versión, provisoria. La fecha para convocar a las primarias es el 10, un trimestre antes de su realización.

Llegada esa instancia, empiezan a correr los plazos para la presentación de frentes electorales y las listas. El sistema permite que cada partido presente sus candidatos si así lo desea y evita un sinfín de martingalas jurídicas para concentrar las nominas en el dueño de la lapicera, como ocurría hasta 2009.

Con este cronograma, una ley para suspender las primarias no puede pasar de febrero o marzo. Se volvería a los itinerarios que hubo hasta 2007, con campañas iniciadas en agosto y candidatos inscriptos en septiembre, ya con cada interna partidaria resuelta puertas adentro. Es lo que buscan los gobernadores. Por ahora, sin consenso pleno en el oficialismo.