La evasión a gran escala

(Por Raúl Dellatorre*). – Si la economía que se aspira a tener en la pospandemia es la de una distribución menos desigual que la existente al fin del mandato de Mauricio Macri, un requisito ineludible es que se necesitará un Estado muy presente. Otra condición a esta altura indiscutible, dada la experiencia reciente, es que el excesivo endeudamiento externo no es un método muy elogiable para obtener un «superávit de caja», con lo cual los recursos, en principio, deberán obtenerse fronteras adentro. ¿Y cómo se logra que el Estado cuente con recursos? ¿Gastando menos? No es eso lo que se espera del Estado en una etapa en la cual su aporte a mejorar los ingresos de la población será central. ¿Recaudando más? Sí, ante lo cual la pregunta siguiente es: ¿con más impuestos o con menos evasión?

La primera alternativa (más impuestos) está en discusión, la segunda (menos evasión) no merecería la más mínima duda. En todo caso, la cuestión es cómo. El asunto viene sobrevolando el espacio político económico en las últimas semanas. El «caso Vicentin», ¿no es una ventana para asomarse a la ineficiencia en el control fiscal sobre el comercio exterior? ¿No es una evidencia de la existencia de mecanismos de evasión y a la vez de fuga de divisas a gran escala? ¿Se trata solamente de Vicentin o es la conducta que siguen otros grandes exportadores, aunque no hayan quedado tan en evidencia?

Estos interrogantes le resultan incómodos a muchos, pero el tema esta ahí, pendiente, latente, bajo investigación en la Justicia y con alcances inimaginables. También hay evasión interna. La Agencia de Recaudación de Buenos Aires (ARBA) acaba de dar una primera respuesta, esta semana, con la nueva fiscalización en los puertos de la provincia, donde controlarán la entrada y salida de camiones, origen y destino de la mercancía que transportan y la documentación respaldatoria. También se pesará la mercadería para verificar su correspondencia con los volúmenes informados en la documentación. Hay fundadas sospechas de que se trata de cantidades que, en general, suelen no coincidir.

«Combatir la informalidad (operaciones «en negro») no es sólo controlar que se entregue ticket o factura en un comercio de barrio, porque la evasión en gran escala está en otros lugares de la economía», afirmó este viernes Cristian Girard, director de ARBA, estableciendo el blanco al cual apuntar en el combate a la evasión.

«Lanzamos un amplio dispositivo para control de la mercadería en tránsito; la acción iniciada en los puertos, que arrancó por Dock Sud y Quequén, es sólo parte de un operativo más general», señaló Girard a Página/12 cuando se lo consultó sobre los objetivos que proyecta con esta acción. «Tenemos indicios de que hay mucha evasión en todo lo que forma parte de la actividad extractiva en la provincia, y vamos a centrarnos en eso, en los sectores más concentrados de la actividad extractiva, que no es sólo la compraventa de productos sino la contratación de personal que tiene que ver con la actividad. Es todo un sistema de economía paralela que necesitamos detectar», apuntó.

El interés del gobierno provincial es recuperar recaudación sobre Ingresos brutos, pero si se detecta uina operatoria integral «en negro», eso va a ser en beneficio de las arcas fiscales de la Nación y los municipios. Le expresión de Girard, por otra parte, grafica otra condición de la inequidad: la mayor evasión está en los que burlan las cargas tributarias en gran escala, no en el pequeño comercio de barrio que vende «en negro».

«Un camión cargado de piedra caliza, o de arena o cualquier otro producto mineral, que se extrae y se traslada sin ser declarado y se vende de igual manera, constituye toda una operatoria que encadena varias operaciones no registradas, pasando por las personas contratadas para la carga y descarga», señaló el titular de ARBA.

Otro tanto puede ocurrir, por ejemplo, con la cosecha de granos que se almacena en silobolsas durante meses sin ser declarada. Cuando se vende esa cosecha, fraccionada, podría pasar disimulada entre otras operaciones y ser destinada incluso a la exportación sin haber dejado registro de la misma. Fuentes oficiales revelan que se han detectado evasiones bajo ese mecanismo.

En ARBA cuentan con lo que denominan «índice verde» de producción, un sistema de prefiscalización que, por intermedio de imágenes satelitales, recoge información especialmente en la «zona núcleo» sobre el volumen de los principales cultivos. Esa herramienta les da una estimación sobre la producción de cada grano en cada cosecha, que sirve como referencia comparativa para lo que después se declara. No existe la misma logística para medir la producción en minas y canteras o sobre productos regionales comercializados a granel, sectores en los que «hay indicios de evasión fuerte».

Puertos Un inesperado «defensor» de Vicentin le señaló a este diario: «Si hacía contrabando, lo hacía en defensa propia». Al preguntarle cuál era el significado de tan curiosa paradoja, el interlocutor se explayó. «Cuando Vicentin exporta, compite en condiciones desventajosas con las empresas multinacionales que operan en el mismo negocio. Las otras empresas también comercializan soja paraguaya, pero la trasladan por barcazas hasta el puerto de Nueva Palmira, en la costa oriental del río Uruguay. Por el mismo puerto cargan la soja de los estados del sur de Brasil, todo eso sale por el Río de la Plata sin pagar impuestos ni tasas, que sí pagan los granos que salen de puertos argentinos, aunque evadan una parte».

Este punto abre un gran debate acerca de la capacidad de Argentina de ejercer control sobre su comercio exterior. Horacio Tettamanti, ex subsecretario nacional de puertos y vías navegables, tiene una visión fuertemente crítica sobre el tema. «Faltan controles, y el problema más grave está en la pérdida de soberanía sobre las vías navegables, más que en los puertos en manos privadas. El concepto de Hidrovía es una farsa, un concepto mutante, no existe. Fue un concepto que irrumpió en los 90 para firmar un Tratado que dejó en manos de un colectivo el manejo de las vías navegables de la cuenca del Plata. Ahí la Argentina resignó soberanía, que el proyecto de Mauricio Macri profundizó y ahora circula otra idea que completaría ese proceso: la formación de una nueva sociedad mixta con la participación de las provincias del Litoral, pero manejada por la Bolsa de Comercio de Rosario, que ganaría una influencia enorme porque el proyecto ahora incluye al Río de la Plata. Un mamarracho jurídico», advirtió.

El escándalo Vicentin abrió una ventana por donde se pudo espiar en las irregularidades del comercio exterior, entre otras la evasión sobre el principal rubro de exportación del país, y por lo tanto principal fuente de ingresos de divisas. Pero, según advierte Tettamanti, también permitió ver «la legalidad con la que funciona el Paraná como vía navegable, mediante normas que desconocen la soberanía nacional sobre el río».

Muy lejos de los pequeños comercios, por las operaciones a gran escala de la economía argentina es donde circula la evasión. No se podrá construir una economía más equitativa ignorando el tema.

*Publicada en Motor Económico