El Covid en la Escuela de Cadetes y la sensibilidad social

(ADN). – El contagio por coronavirus de cadetes de la Escuela de Policía de Río Negro en Viedma, puso a nivel de piel la sensibilidad de la comunidad viedmense y en la provincia en general.

El virus llegó a la capital rionegrina y en este ingreso no está ausente el Estado, que aún no pudo explicar las razones para poner en marcha las clases en el instituto policial, cuando está vedada la actividad educativa en todos los niveles, primarios, secundarios, terciarios, universitarios e incluso los jardines maternales.

La inconducta social -que a diario se observan en sectores de la población- es reprochable porque pone en jaque al sistema de salud y atenta contra el trabajo diario de cientos de médicos, enfermeros y personal de salud en todas sus especificidades tanto en el sector público como en el privado.

Río Negro está en una situación delicada, avanzan los contagios, a diario se suman fallecimientos y se anuncian posibles colapsos en puntos neurálgicos como General Roca.

Los casos positivos de coronavirus en los cadetes que llegaron a Viedma a cursar estudios, generó un amplio debate en la población que siente que luego de varios meses sin casos y ahora con contagios, se pone en riesgo la situación sanitaria con un eventual foco de transmisión del virus que está en aumento y que se generó por una decisión gubernamental.

Además, la falta de información es tan grave como el propio coronavirus. El Ministerio de Seguridad falló. La desinformación abrió paso a variadas conjeturas, todas posibles ante el silencio oficial.

No se informó que se iniciaban los cursos en la Escuela de Cadetes y los motivos para concretar esta medida de dudosa necesidad, tampoco se hizo conocer en que condición de aislamiento están los cadetes contagiados y las previsiones tomadas con el resto de los alumnos, a esto se suma que tanto las comunidades de Viedma, como de Carmen de Patagones están interrelacionadas con el instituto policial por personas que trabajan en el lugar, tanto con tareas logísticas como de servicios y que pueden contagiarse. De hecho en la vecina ciudad hay personas aisladas por contactos con la Escuela de Cadetes.

Hoy todo pende de un hilo. Aumentan los casos en la Escuela de Cadetes y la capacidad de atención en terapia intensiva está finita, en tanto que de Viedma depende la atención de posibles traslados de San Antonio, Sierra Grande, Valcheta y Conesa, como efectivamente sucede actualmente.

Hoy el silencio no es salud. La desinformación genera desconfianza, inquietud y temor.

Mercedes Iberó, informa estoicamente noche a noche a todos los rionegrinos sobre la situación sanitaria de la provincia, pero las preguntas sobre el funcionamiento de la Escuela de Cadetes, la superen e incluso la ponen incómoda.

Incómodo también está el intendente de la capital, Pedro Pesatti.

Hace unas semanas encabezó una cruzada para evitar la llegada de internos a la Unidad Penitenciaria Federal N°12, provenientes de cárceles porteñas. El tiempo le dio la razón. Esas personas fueron trasladadas a otros puntos (como Rawson) y allí se multiplicaron los contagios de Covid.

Pero nada dijo el jefe comunal sobre la situación de la Escuela de Cadetes que, lejos estigmatizar a sus integrantes y los aspirantes de policías, la sociedad viedmense busca conocer las razones de su apertura, las condiciones en las que se encuentran los jóvenes contagiados y la asistencia que tienen, y cómo cumplen el aislamiento.

Este tiempo de la pandemia impone humanizar su tratamiento, poner en foco a las personas, informar efectivamente y predicar con el ejemplo.