Femicidio de Vázquez Colque: «una escalada de violencia»

(ADN).- «La defensa va a alegar que Silvia se fue». De esta manera, la fiscal Paula Rodríguez Frandsen apuntó contra la estrategia de Marcos Thola, acusado de asesinar a su esposa, Silvia Vázquez Colque, cuyo cuerpo aún sigue sin aparecer. Pero arremetió: «Agresiones, puñaladas y homicidio, esa es la escalada de violencia que vivió la pareja».

Ayer, comenzaron las audiencias públicas del juicio que comanda el Tribunal integrado por Marcelo Álvarez, Adrián Dvorzak y Brussino Kain. Y se extenderán hasta el lunes 7.

Frandsen planteó que «Silvia era víctima de violencia machista» y que durante los últimos meses, hasta su desaparición, vivió en una «escalada de violencia».

«Agresiones, puñaladas y homicidio, esa es la escalada de violencia que vivió la pareja», definió la fiscal para recordar que, en 2018, Thola fue condenado a 1 año y 2 meses de prisión en suspenso por haberla apuñalado, el 1 de enero de 2017, apenas seis meses antes de la desaparición.

Rodríguez Frandsen puso énfasis en que la pareja estaba rota, que dormían separados y que la mujer había tomado la decisión de reconstruir su vida junto a otro hombre y a los tres hijos más chicos, en la ciudad de Buenos Aires.

«Cuando se lo anunció a su marido, éste la mató, la silenció», sostuvo. «La defensa va a alegar que Silvia se fue, que no hay homicidio porque no hay cuerpo. Esto último es verdad y fue obra de Thola, que la escondió, se deshizo de él», manifestó Frandsen para señalar que el hombre no denunció ni se preocupó por la ausencia de su esposa.

«Durante un mes no denunció su ida, no la buscó, no se preocupó» indicó y subrayó que «Thola ha mentido en diversas ocasiones en esta y en otra causa». «Este debate nos permitirá obtener la certeza de que Silvia estaba inmersa en una escalada de violencia que terminó con su vida», concluyó.

A la intervención de Frandsen, recolectadas y consignadas por VDM, se sumó el testimonio de Verónica Vásquez Colque (hermana de Silvia), quien viajó desde Potosí para este juicio.

Verónica planteó que la relación de Silvia y Thola en Bolivia «no era buena» y que por eso la visitaba «cuando no estaba Marcos porque Marcos no quería que ella entablara amistad conmigo». «Me contaba que peleaban, que Marcos era agresivo con ella, que la golpeaba. Incluso estando ella aquí -en Viedma- me contaba eso», añadió.

Por otra parte, indicó que siempre tuvieron un contacto cotidiano por mensajes en las redes sociales que solo se cortó dos veces: la primera fue después de la agresión del hombre con un cuchillo cuando «por un mes no tuve contacto con mi hermana y después de un mes se comunicó». La otra fue después del 4 de junio de 2017. Ese mismo día le envió fotos, y luego se silenció.

Verónica recordó que su mamá, Beatriz Colque, estaba en Viedma en el momento de la desaparición y que ese día salieron en familia con los chicos. Al día siguiente, cuando le preguntó a Thola por su hija, él le respondió que se había ido de compras y luego la envió a Buenos Aires en colectivo sin que pudiera ver de Silvia.

«Hasta el día de hoy no sé nada de ella. Pienso que Silvia no se fue, ella no se iría y menos sin sus hijos. Ella me hubiera escrito diciendo dónde estaba. Siempre decía me voy pero con mis hijos, yo no dejo a mis hijos por nada», agregó.

«Un chivo expiatorio»

Finalmente, la defensora oficial Graciela Carriqueo sostuvo que, a su entender, «la acusación no determinó de forma clara y precisa los hechos» y dijo que «Thola es un chivo expiatorio, lo inculpan de la muerte de su pareja a partir del antecedente que efectivamente tiene por lesiones».

«Todos los testigos tienen solo sospechas, no hay elementos contundentes de prueba, no pudieron encontrar nada en relación al hombre y esto es lo que buscará acreditar la defensa en estas jornadas de debate», finalizó.