La batalla por la Capital. ADN

Simbólica como ninguna, la elección municipal del próximo domingo en Viedma concentra la atención política de Río Negro. Desde lo formal es una contienda local, pero su resultado tendrá repercusión nacional y provincial.

Consciente del momento político, Juntos concentró su energía en la elección. Juega al co-fundador del partido, el vicegobernador Pedro Pesatti, cuyo lanzamiento de campaña (junto al gobernador Alberto Weretilneck y la gobernadora electa Arabela Carreras) fue toda una definición: «queremos ganar la Capital». Un eventual triunfo no solo será el certificado ISO de la ola verde, sino que dejará constancia del ciclo expansionista del oficialismo que se extiende por el territorio y hacia el Congreso.

En cambio, el FPV parece no haber tomado la dimensión de esta elección. La dirigencia local no pudo (como en la mayoría de las ciudades) lograr un proceso de unidad, tal cual marca la impronta nacional. El campo popular está partido en tres: Frente de Todos (Evelyn Rousiot), Partido Alternativa y Recuperación (Mario Sabbatella) y Encuentro Progresista y Popular (Matías Chironi). La particularidad es que al 7 de abril llegaron juntos, y el 27-O confluirán bajo la fórmula Fernández-Fernández. Lo que, eventualmente, en la suma de los espacios el domingo a la tarde, podría provocar más de un lamento por la dispersión.

La conducción provincial tampoco mostró compromiso. Alicaída y sin reacción después de la fuerte derrota de Martín Soria, definió no meterse en los procesos locales. Y no para de cosechar disgustos. Al final del año, la pérdida de municipios habrá sido significativa para el PJ-FPV. Sin base territorial, le costará volver a mostrarse como alternativa de poder.

Para Cambiemos el panorama no es mejor. Tampoco logró ir unificado y la UCR -con el sello Somos Viedma- tendrá una colectora PRO-ARI. Para colmo, el candidato del sector, Mario De Rege, imaginó una campaña de la mano del Municipio, pero el fallecimiento de José Luis Foulkes truncó esa tarea. El ascenso de Mario Francioni a la jefatura de la ciudad, dejó al radicalismo predicando en el desierto.

La quita del apoyo a De Rege es leída (en la UCR y el FdT) como un acuerdo entre Francioni (dirigente fiel al senador Miguel Pichetto) y Pesatti. Desde Juntos lo desmienten, pero la inclusión de Silbana Cullumilla en la lista de concejales ratificó sus sospechas. Ocurre que la actual edil del FPV también es pichettista.

«Tienen el aparato provincial y neutralizaron el municipal» se quejan por lo bajo los boinas blancas, que además sufrieron una poda en el gabinete. Francioni alejó (aprovechando la licencia del secretario de Gobierno) Pedro Sánchez, a Marín Pérez Morando (subsecretario de Gobierno), a Juan Pablo Benito (Desarrollo Humanos) y a Ángela Nievas (Juntas Vecinales) del palacio municipal. Renovó los sitios clave de contacto con la comunidad. Y logró neutralizar Hacienda y Obras Públicas, cuyos funcionarios mostraron rápido su voluntad de colaborar con el nuevo Intendente.

Una derrota del oficialismo viedmense, será retratada en los medios nacionales como ocurrió con Neuquén.

Más allá de las suspicacias políticas, el escenario que se conformó en Viedma demuestra la endeble situación de Cambiemos y el Frente de Todos en Río Negro. El macrismo probablemente se desintegre el domingo 27 a la noche. Y el kirchnerismo deberá reinventarse, sabiendo que Alberto Fernández priorizará el diálogo con Arabela Carreras.

Sea cual sea el resultado, será difícil no analizarlo con una perspectiva más amplia que la local.