2019, sin perspectiva de recuperación económica

(ADN).- Las perspectivas económicas son negativas para este año y el gobierno de Mauricio Macri no cuenta con la posibilidad de utilizar las mismas herramientas que puso en marcha durante las elecciones legislativas de 2017 debido, especialmente, al resultado de su propio programa económico. Por lo tanto, es difícil encontrar los fundamentos en los que basan sus expectativas de recuperación de la actividad a lo largo de 2019.

La sentencia pertenece a un estudio de la consultora especialista en economía, RADAR.

Su titular, Paula Español, consideró que, en el mejor de los casos, la actividad económica mostrará en el segundo trimestre un cierto rebote, producto de una buena cosecha frente a la sequía del año pasado. Luego de esta suba atribuida al agro, en la segunda parte del año retornará a un estancamiento o incluso a una caída si las presiones sobre el tipo de cambio generan otro salto en el dólar.

Frente a este panorama (explicó en una nota en BAE Negocios), en primer lugar, la actual gestión tendrá dificultades para sostener la estabilidad cambiaria que logró en 2017 gracias al «boom financiero» que garantizaba la entrada de dólares especulativos. La tendencia hacia la dolarización de carteras de los minoristas, típica de años electorales, presionará sobre el tipo de cambio. Y por ende, más allá de la garantía del FMI sobre el programa financiero y de la reducción del déficit de cuenta corriente, continúa la duda sobre la evolución de la demanda minorista (la formación de activos externos-FAE) y los activos financieros de corto plazo, particularmente volátiles. Entre 2016 y 2018, la FAE totalizó US$ 59.328 millones, correspondiendo al 2017 un monto de US$ 17.848 millones.

En segundo lugar, durante 2017 hubo un fuerte crecimiento de las ventas de bienes durables (automóviles, motos, electrodomésticos, etc.) que se recuperó de la caída del año previo. Este año, es imposible que se pueda repetir tal desempeño por la caída de los salarios en dólares y el aumento del costo del financiamiento, que se expresan en las elevadas tasas de interés para la compras en cuotas.

También el consumo masivo, que mostró cierto rebote en los trimestres electorales de 2017, estará debilitado de cara a las elecciones. Las perspectivas, tanto del salario real como del empleo que explican en conjunto la masa potencial de ingresos para el consumo- son negativas para el corriente año. El 2018, el salario real cerró con caídas interanuales en torno al 15%, mientras que el empleo registrado mostrará caídas cercanas al 2% en los próximos meses.

En definitiva, a diferencia de lo ocurrido durante el proceso electoral de 2017, el consumo de bienes durables como de productos de primera necesidad no tiene perspectiva de recuperación en los próximos meses.

Por último, la construcción, otro de los pilares de 2017, tampoco muestra un panorama optimista, ya que cerró en el 2018 con una caída del 20,5% en diciembre. El ajuste fiscal y la paralización de las PPP (Participación Público-Privada) limitan el crecimiento de la obra pública, mientras que la fuerte caída de los créditos UVA por el salto cambiario frena la actividad privada.

El ajuste fiscal en obra pública ya había comenzado en 2018 con una fuerte reducción de los gastos de capital del gobierno nacional (un tercio en términos reales). Esta tendencia se acentuó con la implementación del acuerdo con el FMI. En el presupuesto aprobado para 2019, los recortes de obra pública alcanzan caídas nominales del 36%.

Hasta no hace mucho, el gobierno apostaba a los contratos de PPP como forma de compensar la caída del gasto público. Sin embargo, esta modalidad se encuentra prácticamente paralizada por la incertidumbre financiera y el elevado riesgo país, que encarecen los fondos que las empresas constructoras deben conseguir para financiar las obras en el país.

Otro pilar de la recuperación en 2017 motor de la construcción- fue el fuerte crecimiento de los créditos hipotecarios, de la mano de la implementación de los créditos UVA. No obstante, el monto otorgado de préstamos UVA se viene contrayendo mucho desde abril de 2018. En diciembre, se observó un mínimo de US$ 71 millones de dólares, que significa una caída de -89% i.a. y todo indica que esta tendencia no se revertirá durante este año.

En síntesis, las herramientas utilizadas por el gobierno nacional para impulsar el crecimiento económico en los últimos comicios de 2017 quedan descartadas. La gran apuesta en materia económica pareciera reducirse a mantener la pax cambiaria que, con un elevado costo para la economía real, logró sostener durante los últimos meses. Pero esta apuesta además de arriesgada, genera serias dudas si se tiene en cuenta el contexto electoral de este año y la elevada exposición que exhibe hoy la economía argentina a los movimientos de los mercados financieros internacionales.