La señal más descarnada del desconcierto del Gobierno
(Por Claudio Zlotnik+).- La sorpresiva salida de Luis Caputo del Banco Central se convirtió en la señal más descarnada del desconcierto que envuelve al Gobierno en medio de la crisis.
Caputo no cumplió con el código que manda en la política: ni siquiera esperó al regreso de Mauricio Macri desde Wall Street.
Guido Sandleris, hasta ahora el número dos de Nicolás Dujovne en el Palacio de Hacienda, se convertirá en su reemplazante. El traspaso ya fue anunciado oficialmente por Presidencia en un comunicado.
Sandleris se especializa en economía internacional, finanzas y macroeconomía. Llegó a Hacienda como asesor de Dujovne y se convirtió en el viceministro hace apenas tres meses. Fue uno de los funcionarios que participó de las últimas negociaciones con el Fondo Monetario.
Precisamente, la versión más contundente a media mañana del martes indicaba que fue la propia Christine Lagarde quien reclamó la salida del ahora extitular del Banco Central.
Caputo, en su carta pública oficializando la renuncia, sólo habló de “motivos personales”.
El ex banquero central ni siquiera viajó a Washington en el inicio de las últimas negociaciones con el FMI, cuando sí lo hizo el propio Dujovne. En ese momento trascendió que Lagarde le daba la espalda a Caputo, a quien desde el organismo reprochaban el anuncio de Macri sobre un acuerdo para adelantar a 2019 los desembolsos del año que viene.
Caputo también había criticado -en diálogos con otros funcionarios- el hecho de que el Fondo había atado de pies y manos al BCRA en sus intervenciones en el mercado para contener la suba del dólar.
Pero más allá de estas diferencias, la renuncia de Caputo pone en perspectiva el manejo de la crisis por parte del Gobierno. Hasta el fin de semana, la llegada de Macri a Nueva York se analizaba como el cierre de uno de los peores capítulos de la crisis.
La euforia de los “mercados”, la semana pasada, se enfocaba en un acuerdo con el FMI y la llegada de los dólares suficientes ya no solamente para pagar los compromisos de la deuda sino, también, la posibilidad de poner orden en el mercado cambiario.
Es lo que ahora entró en crisis, con la salida de Caputo. Un Gobierno que hasta hace 72 horas filtró la información de un súper acuerdo se queda sin banquero central de manera abrupta, en el mismísimo momento en que el Presidente debería dar -ahora sí- por terminada la crisis financiera.
Está claro que, en una crisis como la actual, los nombres en sí mismo no definen nada. Lo que sí definen son las políticas y una estrategia clara. Justo, lo que hasta no aparece.
* Publicado e iProfesional