Cruel

El poder tiene una doble cara: cuando se lo detenta te acerca a un rock star, pero cuando comienza a licurase o se pierde, te devuelve a la rutina del ciudadano común. En ese tránsito está el gobernador, quien en sus mejores años no paraba de firmar autógrafos y sacarse fotos, algo que ocurre cada vez con menos frecuencia.

Ayer, en Maquinchao, donde se abrieron los sobres de la licitación del gasoducto de la Línea Sur, Weretilneck vivió en carne propia la crueldad del poder. En esa región, como en casi todas pero más que en ninguna de la provincia, el mandatario era el personaje político más aclamado. Pero dejó de serlo.

Después del acto quedó solo, y debió acercarse a la gente, funcionarios y empresarios para poder charlar.