Encrucijada. ADN

Los legisladores del bloque del Frente para la Victoria están en una encrucijada, si tomamos esta definición como: “situación difícil o comprometida en que hay varias posibilidades de actuación y no se sabe cuál de ellas escoger”.

En este punto está parada la bancada de la oposición frente al tratamiento del endeudamiento que pide el Ejecutivo, para financiar las obras del Plan Castello.

Esta situación no es nueva para el peronismo en su rol de oposición. Padeció este debate en las administraciones radicales cuando en el recinto legislativo se discutía si los pedidos de endeudamiento eran empréstitos y la resolución del problema siempre estaba en la cantidad de manos que el oficialismo hacía levantar. Igualmente en casi las mismas circunstancias se discutió la firma de los contratos petroleros.

En todos los casos la política siempre es remisa a los medulosos análisis jurídicos y económicos o al cuidado de las normas. Ser mayoría y jugar de local tiene sus ventajas para resolver el partido.

En este caso el gobierno de Weretilneck es local y además la autorización para tomar un crédito para hacer obra pública en el territorio rionegrino, deja poco espacio a la neutralidad.

Alejandro Marinao conduce el bloque del FpV con delicado equilibrio, incluso resistió algún intento de desplazamiento a fin del año pasado, pero cosechó adhesiones mayoritarias entre los 17 diputados.

El camino se volvió espinoso y la encrucijada está en la dualidad que plantea por un lado el presidente del PJ, con algunos legisladores, con críticas al proyecto y por otro la demanda que hacen intendentes y dirigentes locales de regiones, que se verían beneficiadas por las obras del Plan Castello. Argumentos válidos de uno y otro lado.

Atrás quedó la reunión del PJ con legisladores, en enero en Las Grutas, cuando se define poner condicionamientos al proyecto del Ejecutivo. La dinámica de la política ubica aquel encuentro como en la prehistoria y todos los días hay novedades. A tres meses de aquella definición todo caduca y del encuentro sólo queda el recuerdo de un día de playa.
El endeudamiento a largo plazo, con tasa usuraria da miedo, pero también hay osadía en la política para proyectar infraestructura y obras para el desarrollo, cuando los recursos son escasos o casi nulos.

El gobierno trata que el FpV lo acompañe con la mayor cantidad de votos, como lo hacen la UCR y el Frente Progresista, y de esta manera darle un aval al Plan Castello con pretensión “de madurez política” y “un voto a favor de Río Negro”.

En las últimas semanas se observaron distintos gestos para lograr un acuerdo y acercamiento de partes, pero el gobierno ayuda poco. No hay información, no se disipan las dudas, muchas obras tienen multiplicidad de financiamiento, se insiste con los edificios judiciales, no hay precisiones sobre el préstamo y en algunos temas cuesta a los representantes del oficialismo aceptar correcciones y sugerencias.

Hay ejemplos. En la reunión del jueves pasado en la Legislatura entre representantes de los bloques legislativos, para buscar consensos, el ministro de Economía Isaías Kremer, fue muy cauto en recepcionar los pedidos para subsidiar municipios chicos y otras cuestionar que afecten la recaudación provincial. Sin embargo Alejandro Palmieri mostró más disposición, a pesar que siempre todo está ad referéndum del Gobernador. No hay expresiones propias y nadie firma sin consultar, incluso en el caso del titular del bloque de JSRN. Siempre la referencia es Weretilneck.

Los reclamos para votar el proyecto de endeudamiento surgen genuinamente de los intendentes, aún con reparos, sobre todo cuando se recuerda la experiencia del uso de los fondos de los contratos petroleros, y por eso piden a los legisladores de sus circuitos que apoyen y condicionen al gobierno.

La semana pasada ADN publicó la opinión del intendente de Campo Grande, Pedro Dantás, que legítimamente apoya al Plan Castello, que tiene previsto -en la zona de Villa Manzano y Sargento Vidal- poner en marcha un plan de regadío de miles de hectáreas para la producción agrícola. Una ilusión que pone en valor una región que puede alcanzar un importante desarrollo para el futuro.

Dantás no está solo. Varios jefes comunales del justicialismo piensan igual y cuestionan al partido por la falta de acompañamiento, pero presionan ante el bloque, que reconocen como el ámbito de resguardo.

¿Cómo se rompe la encrucijada? Difícil de pronosticar. Una votación dividida en el FpV puede ser leída como una derrota para Marinao, pero si la mayoría acompaña con su voto, se leerá como un traspié para el presidente del PJ que no supo dar una respuesta al conjunto.

Un empate sería darle libertad de acción y que cada uno explique los fundamentos de su voto en el recinto. Posiciones encontradas que quizás podrían tener derivaciones en las próximas elecciones legislativas. El tiempo lo dirá.

Hay intención del gobierno de tratar el Plan Castello en la sesión del 24 de mayo, donde además se planteará la renuncia de Rubén López, la asunción de su reemplazante, María Gemignani y posiblemente la designación del Defensor del Pueblo y su Adjunto.

En la oposición hay dudas de esa fecha y ven una postergación para la próxima sesión. No se descarta que previamente haya una definición pública tanto del Bloque del FpV y del Partido Justicialista.

Valga una pregunta para finalizar ¿Si el gobierno lograr el apoyo de los 2/3 en el recinto legislativo, se podrá interpretar que tiene la base como para encarar la reforma constitucional?