Gobierno vuelve a apelar a gobernadores como último recurso para frenar Ganancias

(NOELIA BARRAL GRIGERA-El Cronista).- El martes próximo a las 11 arranca el Debate en comisión, en el Senado. Cambiemos habla con las provincias para que senadores frenen o modifiquen la media sanción de Diputados. El Gobierno vuelve a apelar a gobernadores como último recurso para frenar Ganancias.

Aferrado a conseguir que los gobernadores influyan sobre el Senado, el Gobierno mantiene una luz de esperanza para frenar en esa Cámara la reforma del Impuesto a las Ganancias sancionada por el conjunto de la oposición en Diputados. Conscientes de que el objetivo es arduo, en el oficialismo no se animaban ayer a asegurar un triunfo y apenas atinaron a descargar su bronca contra el líder del Frente Renovador (FR), Sergio Massa.

La discusión en la Cámara alta comenzará el martes a las 11 en la comisión de Presupuesto. Todos los gobernadores del país comenzaron a recibir invitaciones ayer para sumarse al debate. Así como el Gobierno espera que hagan naufragar la iniciativa; la oposición peronista pretende que si los mandatarios no quieren ver el proyecto convertido en ley, entonces se hagan cargo de una decisión que resultaría antipática para muchos trabajadores.

Ayer, diez mandatarios criticaron el proyecto opositor. Cinco de ellos, de Cambiemos: Horacio Rodríguez Larreta (Buenos Aires), Gerardo Morales (Jujuy), Alfredo Cornejo (Mendoza), Juan Schiaretti (Córdoba) y Ricardo Colombi (Corrientes). Se les sumaron los peronistas Juan Manuel Urtubey (Salta), Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Hugo Passalacqua (Misiones); el socialista Miguel Lifschitz (Santa Fe); y Omar Gutiérrez (Neuquén).

De ellos, los únicos que intervinieron sobre sus diputados en la medianoche del martes fueron Schiaretti (logró una abstención) y Gutiérrez (consiguió dos ausentes). Los salteños y entrerrianos votaron a favor. Además, el Gobierno tuvo la colaboración del sanjuanino Sergio Uñac (que gestionó el único voto negativo del PJ-Frente para la Victoria al proyecto, el de Ramón Tovares), del riojano Sergio Casas y del puntano Alberto Rodríguez Saá (consiguieron dos ausentes cada uno). Seis ausentes, una abstención y un rechazo. Cosecha magra si se contrasta con los 140 votos opositores.

Cambiemos tiene apenas 15 legisladores en el Senado. Si no recibe ayuda de Miguel Pichetto, le será imposible frenar la ley. Ayer el presidente Mauricio Macri se mostró contento porque «el Frente Renovador no tiene senadores». Lo que sí tiene, sin embargo, es diálogo con Pichetto, quien en todo momento fue informado de la jugada de los diputados a través de Marco Lavagna (FR) y Diego Bossio (bloque Justicialista).

En su embestida contra Massa, Macri también insistió en relacionarlo con el kirchnerismo. Era una respuesta que el diputado descontaba. Según la lectura política en Tigre, para cuando el trabajador sienta la mejora en el bolsillo, Massa podrá capitalizar el rédito político por incluir la ley en agenda y su CV no será objeto de atención.

Hace una semana, por no aguantar la presión del massismo reclamando por el tema en los medios, Macri incluyó el proyecto en el temario de extraordinarias y ahora enfrenta chances reales de tener que pagar el altísimo costo de un eventual veto.

La oposición comenzó su articulación el lunes en la noche. Lo más difícil era juntar al massismo con el kirchnerismo. Para ello, los peronistas apelaron en dos oportunidades al bloque Justicialista como actor «neutral». Desde allí salió la primera llamada telefónica para explorar un acuerdo y en sus oficinas se juntaron los referentes opositores el martes temprano para empezar a delinear el proyecto unificado.

Las cabezas de la negociación fueron cuatro: Axel Kicillof (PJ-FpV) y Lavagna anudaron los aspectos técnicos; y Teresa García (PJ-FpV) y Graciela Camaño (FR) orquestaron con detalle y precisión la estrategia política y se dedicaron durante toda la noche a evitar que los diputados se alejasen de sus bancas. Como en los viejos tiempos, había que sostener el quórum.