Ganancias, endeudamiento y política. ADN

Alberto Weretilneck, no está solo. Comienza a recibir respaldos para que los senadores rionegrinos presionen para que hayan modificaciones a la ley de impuesto a las ganancias. El gobernador volvió a aplicar el eslogan «en defensa de los intereses de Río Negro» y parece que no falla.

Según las encuestas que le realiza Fernando Miodosky, ese uno de los temas por el que más valoriza a Weretilneck, la sociedad rionegrina. Comenzó con aquel reclamo al gobierno de CFK por el «castigo» al no incorporar a Río Negro en la renegociación de la deuda.

Pero paradójicamente, esa «defensa» es selectiva. Tanto, que el problema que hoy genera elevar el mínimo no imponible y el corrimiento de escalas en ganancias, es producto de no haber «defendido» los intereses de la provincia en su momento.

El repaso indica que la provincia perderá alrededor de 900 millones de pesos si el Senado vota la ley tal cuál la aprobó Diputados. Eso le da la razón a Weretilneck para salir a pedir que haya cambios. Tiene una explicación: el gobierno elevó un proyecto de Presupuesto (aprobado por la Legislatura) que se verá sensiblemente afectado, porque se hizo sin calcular los efectos negativos que ahora surgen. ¿Por qué se hizo así? Porque el presidente Mauricio Macri le prometió a los gobernadores -a cambio de un respaldo a la reforma de la ley electoral- que este año no iba a tocarse el impuesto.

Pero el problema es que la Casa Rosada nunca imaginó tener un traspié en el Congreso. Confiado en el cogobierno junto a Sergio Massa en Diputados y Miguel Pichetto en Senadores, Macri salió a gastas a cuenta.

La realidad le pegó fuerte y toda la oposición acordó un único proyecto. El estupor en el Olivos fue tremendo. Las primeras reacciones fueron de bronca: descalificaciones personales a Massa y a Axel Kicillof. Ideológicas: un fuerte discurso antiperonista y después, de capricho: «si se aprueba como está, que paguen los gobernadores». Nada parecido a la sensatez, ni al republicanismo ni a las formas, eso que se promocionó durante la campaña. Macri, lejos de un estadista.

La presión llegó y Weretilnck actuó en consecuencia. Hizo lo lógico, lo entendible, pero…¿ Por qué reaccionó tarde?. Lo primero que afectó las provincias fue la quita de las retenciones al campo y a las mineras, después el «sinceramiento» de la economía que retrajo el consumo y afectó el IVA, también la quita de los reembolsos a los puertos patagónicos, la flexibilización de la barrera sanitaria, el tipo de cambio que afecta a la fruticultura, y los tarifazos que elevaron las cuentas del gas y la luz a montos siderales a la industria.

Lo cierto es que ganancias produjo un maremoto político. En el Senado hubo una rebelión contra el liderazgo de Pichetto. Varios integrantes de ese bloque, incluida la rionegirna Silvina García Larraburu, se enojaron cuando el jefe de la bancada le dio una semana al gobierno de Macri para convocar a un diálogo y tratar de acomodar la derrota de la semana pasada.

Pero lejos de entender lo que sucedió y recoger la manguera, el Presidente redobló la apuesta. El primer contacto lo tuvo a solas con Hugo Moyano. No solo dejó afuera al resto del arco sindical, sino que comienza la ronda con el líder camionero que ya no conduce la CGT. Un Moyano blando, salió a decir que espera que haya acuerdo. Es el mismo dirigente que hasta el 10 de diciembre decía que en Argentina no podía haber un impuesto al trabajo. La volteretas de la vida.

En Río Negro fueron varios los actores políticos que respaldaron al gobernador. Urgidos por la situación económica, varios entienden que no es momento de resignar fondos, porque 2017 será un año difícil. Tanto, que el propio Weretilneck admitió que hasta febrero (o marzo) no habrá normalidad en el cronograma de pagos.

Por eso en Laprida y Belgrano piensan en emitir un bono de 500 millones de dólares. Es un dinero que permitirá «levantar» las Letras que colocó el gobierno en el mercado para pagar salarios. Eso mejorará el perfil de la deuda rionegrina, ya que las Letras tiene vencimiento corto y alto interés.

Sin embargo, en el oficialismo había dudas de elevar al Parlamento ese endeudamiento. Por las dudas, el bloque del Frente para la Victoria ya pidió que haya un tratamiento maduro y solicitó al gobierno buscar consensos para tomar deuda en el exterior. En rigor, el alerta primera vino desde el bloque del Frente Progresista. Allí surgieron las primeras dudas: es deuda o empréstito? La diferencia radica en la aprobación legislativa. Mientras que el primero sale por mayoría simple, el segundo requiere un respaldo de los dos tercios de la Cámara.

Por las últimas votaciones, se podría inferir que hoy ese no es un problema para el oficialismo. Pero en política, la cosa es dinámica.

De todos modos, el Gobierno mira hacia Nación. Hay un dato: la provincia de Entre Ríos pidió autorización para emitir un bono de 500 millones de dólares, lo mismo que haría Río Negro. El Palacio de Hacienda solo autorizó la mitad.

No son pocos los que creen que el verdadero respaldo de Weretilneck a Macri es por esto. Prat-Gay había dado una señal cuando pisó (más de la cuenta) la autorización de la emisión de Letras. Eso retrasó el pago de salarios y aguinaldos en Río Negro.

Lo que sucede en Buenos Aires, es que hay una enorme pelea sobre qué hacer con las provincias. Mientras un sector del macrismo (liderado por el ministro del Interior Rogelio Frigerio) entiende que debe autorizarse el endeudamiento y reactivar desde la obra pública, otro ala, más dura, alienta el ajuste. Por eso permite poco endeudamiento.

«Ése es el problema de convivir con un gobierno liberal», razonó un viejo político peronista.

Pero surge otro tema. Los representantes de Cambiemos en Río Negro están preocupados por el bono. Y advierten a Nación que si se autorizan 500 millones de dólares, «le financiamos la campaña a Weretilneck». «Es otra prórroga petrolera», evalúan.

Cambiemos quiere hacer pie en Río Negro e irá a las elecciones de medio término sin alianzas, sólo con las que permite el macrismo: UCR y ARI. Difícil amalgamar a todos. Ya surgió una liga de intendentes afines que se corren de la orgánica. Si el partido no acelera su decisión de integrar Cambiemos, quedarán afuera. En el ARI también hay ruido. Ya se dividió entre quienes se suman al macrismo (con Javier Acevedo a la cabeza) y quienes rechazan ese acuerdo con Magdalena Odarda como líder.

El macrismo espera que lo favorezca un desgaste de Juntos Somos Río Negro y las eternas divisiones del PJ.

Los diferentes referentes de sectores del FPV consultados, aseguran que habrá unidad. Dicen que la elección de 2017 es nacional y el adversario común en Macri. Pero…se mantendrá unificado el bloque?. Eso -parece- corre por otros carriles.