Economía y votos. ADN

«Desde lo político estamos bien. Me preocupa la economía». La frase le pertenece a Alberto Weretilneck. Respondió así a una consulta periodística sobre el escenario electoral 2017. El gobernador asegura que los rionegrinos aprueban el rumbo de su administración, esencialmente en la defensa que hace de sus intereses. Pero esa acompañamiento empieza a menguar, y la economía -bien lo sabe el mandatario- es un facto importante en las urnas.

Este año que termina fue difícil desde lo económico, no así desde lo político. El oficialismo asume que el 2017 será igual (en el mejor de los casos) pero confía que no habrá intromisión económica en el voto. Para disociar esos factores, Weretilneck apuesta a provincializar la elección. No quiere quedar atrapado en los vaivenes de la política grande ni de los caprichos de dirigentes nacionales. Por eso hizo propio el eslogan de La Cámpora y aseguró: «El candidato es el proyecto».

El gobernador quiere quitarle dramatismo a la carrera por la diputación nacional. Sabe que debe ganar para lograr sus dos objetivos: el de máxima, tener chances de impulsar una reforma que le permita competir por un próximo período; y el de mínima, promocionar un candidato que mantenga a Juntos Somos Río Negro en la Casa de Gobierno en 2019.

Pero también, busca aglutinar a la tropa propia más allá de los nombres que integren las listas. Si el candidato es el proyecto, no importa el nombre que lo represente. Y si ese proyecto gana, se prolonga en el tiempo. Sin embargo, la despersonalización también apunta que el proyecto siga teniendo un único referente: Alberto Weretilneck.

El mandatario sabe que no hay muchos dirigentes con imagen positiva e intención de voto que garanticen un triunfo por sí solos. Mira las encuestas y él sigue manteniendo altos niveles de aprobación. Pero ello implica un riesgo: qué sucede con JSRN sin Weretilneck?.

Por eso, la danza de nombres se vuelve importante. Quien gane la elección -si el gobernador no puede reelegir- se coloca en la pole position.

Sin embargo aún restan varios meses para la elección de 2017 y mucho más para 2019. Y con el reconocimiento del propio gobernador que el próximo será un año difícil, todos juegan.

El Frente para la Victoria cree que el gobierno nacional no logrará (al menos en 2017) acomodar la economía y eso le ocasionará un fuerte desgaste al macrismo. Y evalúan que ese declive complica a Weretilneck porque «está muy pegado» a Macri. También aseguran que la elección se nacionalizará y le costará mucho al gobierno mantenerse lejos de los debates que pases por la televisión porteña.

En un esquema de recesión, inflación, devaluación y paritarias condicionadas, el FPV intuye que serán muchas las movilizaciones y protestas de varios sectores de la sociedad. Pero también hay conciencia en los dirigentes de sus propias falencias, fundamentalmente, temen al eterno internismo del PJ. Hoy, esas diferencias encontraron una vía de escape: en el bloque se permiten disidencias y ya se empieza a barajar la idea de ir a las PASO si no hay acuerdo. ¿Tendrán la madurez para que eso no afecte al conjunto?. El legislador Ariel Rivero esta semana dijo que nunca escuchó a María Emilia Soria querer ser candidata. Pero es un secreto a voces que el presidente del partido la quiere nuevamente a su hermana en la lista.

Por otro lado asoma Cambiemos en la escena política local. Los intendentes unificaron criterios y los referentes partidarios enterraron las hachas para dar paso a un único espacio. La UCR, el PRO y el ARI fumaron la pipa de la paz. Habrá bloque macrista en la Legislatura. Y lejos de los análisis del FPV, confían en que el gobierno nacional reacomodará la economía y la figura de Macri se fortalecerá, arrastrando a sus candidatos.

De un año a esta parte, después de la reunión en Valle Medio, Cambiemos suma una docena de intendentes, concejales, funcionarios nacionales y un diputado nacional. ¿Habrá PASO?. Algunos radicales se entusiasman y creen que pueden frustrar la candidatura del representante del Ministerio del Interior, Juan Martín. Pero también saben que dentro de un esquema presidencialista, la Casa Rosada tallará fuerte en las provincias. Ésa es la carta de triunfo del roquense, que tiene el aval de Rogelio Frigerio, el ministro político de Macri.

Pero más allá de las estrategias políticas, está la economía. Eso marca el humor social. El inicio de año estará signado por las pujas salariales. Alberto Weretilneck lo sabe. Y sabe que las debilidades financieras son su Talón de Aquiles.

Es por ello que el gobierno prepara un andamiaje para garantizarse fondos extra, tal como lo hizo con la renegociación de los contratos petroleros. El lunes la Legislatura vuelve a sesionar y, entre otras cosas, el oficialismo busca prorrogar la emergencia económica -una herramienta clave- y la vigencia del Banco Patagonia. Si a eso se le suma la aprobación del pliego del agente financiero de la provincia (encargado de tramitar las operaciones financieras), y la idea de emitir un bono de 500 millones de dólares para obras, estaría cerca de evitar que la situación económica nacional se cuele en la elección.

Nada despreciable fue la garantía sobre los fondos coparticpables. La Provincia iba a perder alrededor de 800 millones de pesos si las modificaciones en ganancias salían como lo había aprobado Diputados. En un esquema de estrechez financiera, ese dinero complicaba el pago de sueldos.

Ese ítem aún no está equilibrado. Habrá retrasos en el pago de salarios en enero y probablemente en febrero. Eso hace prever un inicio de año conflictivo, y está en dudas que el ciclo lectivo comience en tiempo y forma.