La economía, el factor ingobernable. ADN

Río Negro es dependiente de la economía nacional. Sus recursos no constituyen un factor de riqueza que alcance a sostener la estructura provincial. Sin independencia económica, no hay soberanía política. ¿Podrá dominar el escenario una fuerza de neto corte local?. Se avecina una elección clave y todos los sectores apuestan a ganador.

El Ministerio de Economía monitorea las cuentas y reporta diariamente a la Casa de Gobierno. Los números están mejor que hace dos meses, pero persiste la fragilidad. Se llega a fin de año con más alivio y hay previsiones (o anhelos) de una economía en repunte en 2017.

La crisis afectó el poder adquisitivo de los trabajadores que salieron -con diferentes posturas y modos- a pedir aumentos salariales. El Gobierno priorizó mantener las fuentes laborales y asumió el costo de la lucha sindical. «No hay plata» dice Alberto Weretilneck. Es cierto. No hay impostura de parte del gobernador.

El muestreo de Economía alerta sobre una fuerte baja en la coparticipación. La fruticultura está herida de muerte. La minería y los hidrocarburos no logran ser la matriz productiva (como en Neuquén) que se esperaba. La ganadería y la agricultura sólo son proyectos a largo plazo. La pesca ya no alcanza ni para sostener al sector. Y el turismo está siendo usufructuado por pocos.

Quizás, poniendo en marcha a todos esas economías juntas, sumando la ciencia y la tecnología, pueda haber un camino. Pero -al menos por ahora- la política económica nacional no ayuda. La Casa Rosada no mira a la Patagonia y todos los programas de reactivación no están puestos en ninguna de las unidades productivas de esta zona.

La estrechez financiera redujo los amores. Y la situación se tensó. Una muestra es el conflicto docente, un frente que el gobierno no esperaba que se abriera, al menos, tan fuerte. A las partes le asisten la razón. Ninguno saldrá indemne.

Los docentes tienen motivos -como todos los trabajadores- para pedir aumentos. La administración provincial no puede darlos. Después, juega la política. Hay razones coyunturales que llevan a tomar determinaciones. No es ajena la elección interna de la UnTER. El oficialismo pretende continuar al frente del gremio y necesitaba cortar con la dulzura. Pero el gobierno también juega. La ministra Silva ha demostrado (como Weretilneck) ser una tiempista. Sabe del desgaste. No afloja a los descuentos. Conclusión, se encamina nuevamente el diálogo.

La oposición mira este proceso político económico. Piensa en cómo ser opción de gobierno en 2019. Sabe que el gobernador es imbatible en las encuestas y que pocos conflictos lo han abollado. Quizás, el que más lo afectó, fue el secuestro y asesinato del policía Lucas Muñoz.

Por eso sigue de cerca el proceso reformista. Hay dirigentes que aseguran que si se avanza en la modificación de la Constitución, habrá Juntos Río Negro para rato. Por eso especulan con que la situación nacional complique esos planes. Mientras continúe la crisis, no hay plafón social para plantear la necesidad del cambio en la Carta Magna.

El pensamiento del presidente del PJ, Martín Soria, va en ese sentido. Por eso intenta pegar a Weretilneck con el macrismo. Evalúa que el país no mejorará en 2017 y, en todo caso, que si hay una recuperación no derramará en Río Negro.

Además, también mira encuestas. Los números no favorecen en Río Negro a Macri. Pero por sobre todas las cosas, Soria cree que el gobierno no podrá provincializar la elección de 2017 y, sin paraguas nacional, el candidato de Weretilneck quedará huérfano. Incluso, agita la idea que -por eso motivo- el oficialismo rionegrino terminará compartiendo lista con Cambiemos.

Desde Laprida y Belgrano niegan esa posibilidad. Y piensan que en diciembre -si están dadas las condiciones- se podrá plantear la necesidad de la reforma constitucional, que llevaría a votar los convencionales en septiembre del año que viene, entre las PASO y las generales. Eso, indefectiblemente, alambra la provincia y quita la nacionalización electoral del medio.

Pero el gobierno, además, debe resolver problemas de gestión. Hay áreas que «no dan para más», le dijo a esta agencia un dirigente de Juntos.

Un caso palpable es Desarrollo Social. En la semana del paro de mujeres se conoció que subejecuta las partidas destinadas a la erradicación de la violencia de género y el Consejo de la Mujer.

De todos modos, los problemas de la administración Weretilneck -aún- no han logrado mover el amperímetro del respaldo al gobernador, ni tampoco ha sabido la oposición generar verdaderos apuros al oficialismo.

Así y todo, el gran problema sigue siendo la economía. Esta situación ya ocurrió en otros momentos históricos del país, donde las políticas de los gobiernos nacionales complican las finanzas locales. Pero la historia se repite. Hasta ahora, ninguna gestión pudo salir del día a día. No existe planificación a largo plazo ni proyectos productivos que generen riqueza y empleo y otorguen a la provincia una libertad mayúscula sobre los caprichos de la Nación.