Justicia Retrógrada

(Por Jorge Vallazza).- El Fallo del Superior Tribunal de Justicia de Río Negro avalando la detención de menores por la policía, bajo la justificación que es para su “protección” porque están en situación de “abandono”; esconde una concepción discriminatoria de los adolescentes de sectores populares, los estigmatiza como potenciales delincuentes, y atenta contra el Derecho básico de circular libremente por el espacio público.

Cabe aclarar que el conflicto se origina en situaciones concretas denunciadas por el Ministerio Público, donde- esgrimiendo la “prevención”- la policía detuvo a adolescentes que transitaban por la vía pública de ciertas zonas de la ciudad, los cuales no estaban haciendo nada inadecuado o ilegal. Concretamente en una de las situaciones el adolescente estaba yendo a la escuela…

No se está aludiendo en este conflicto a niños o adolescentes que se los encuentra tirados en la calle, desnutridos o muertos de frío, en estado de indefensión y abandono – donde sería oportuno la intervención de servidores públicos para protegerlos- sino de adolescentes que se los considera que pueden ser “peligrosos” para la sociedad. ¿Cuál es el criterio para esa definición? simplemente su aspecto: color de piel, vestimenta, extracción social…

Es curioso que al desatarse la polémica mediática apoyando o rechazando el fallo del STJ, tanto en las redes sociales, en los comentarios de lectores interactivos, y hasta en la presentación del tema en programas periodísticos, la mayoría de las posiciones apuntan a cuestiones relacionadas con el “delito”, con expresiones tales como :”está bien que los detengan, así hay menos robos”. “al fin los menores delincuentes van a ir presos”, y similares opiniones; cuando en realidad –el fallo del Superior Tribunal de Justicia no se refiere a menores que están delinquiendo, sino al rol de la policía frente a niños y adolescentes en supuesto estado de “abandono” a los que habría que “proteger”.

El acto fallido colectivo de un sector de la sociedad al asociar masivamente al menor en situación de abandono o desprotección con aquel que delinque, no hace más que desnudar la verdadera intención de este fallo, que es legitimar el accionar policial de detener a supuestos potenciales delincuentes antes que cometan el delito, como forma de prevenir. Como sería totalmente anticonstitucional reconocer explícitamente esta intención- ya que la policía no puede “adivinar” – más que por su “aspecto”-que tal o cual menor que circula por la calle sin hacer nada va a cometer un delito- se lo disfraza con que estaría en una situación de “abandono” y que se lo detiene para “protegerlo”.

Por supuesto que esto no sucede nunca con adolescentes de sectores medios o altos, sino que casualmente les pasa a pibes de barrios populares que circulan en zonas céntricas o “residenciales”.

Desde las épocas de la dictadura- donde cercenado todo derecho constitucional- desaparecían jóvenes por reclamar un boleto estudiantil, cantar canciones de protesta, tener tal o cual libro, o simplemente tener “pinta de subversivos”- hasta entrada la democracia recuperada , donde se fueron restituyendo derechos a las mujeres, a los adultos mayores, y a personas que antes se consideraban “enfermas”- como en el caso de los colectivos de disidencia sexual,; la construcción de un mundo cada vez más democrático e igualitario es una larga y compleja lucha contra una sociedad que tradicionalmente es conservadora, autoritaria machista, patriarcal y discriminatoria.

Lograr una Seguridad Democrática, con policías que defiendan a las ciudadanas y los ciudadanos sin hacer abuso de autoridad, sin violencia institucional o represión ilegal es todavía una materia pendiente, avalada por una larga lista de crímenes de jóvenes en la provincia de Río Negro.

El Superior Tribunal de Justicia- con la excepción de la Jueza Adriana Zaratiegui- tenía la oportunidad con este fallo de hacer “docencia” cívica y achicar la brecha cultural e ideológica entre la posibilidad que tenemos de avanzar hacia una sociedad más democrática e igualitaria, donde haya más integración social aún en la diversidad de clases sociales y razas, frente a otra gran parte de la sociedad con resabios dictatoriales y autoritarios, que aún cree que cuando se le acerca un adolescente o joven de tez oscura y gorrita, está a punto de ser víctima de una asalto.

Lamentablemente- bajo la excusa del abandono y la protección- optaron por profundizar la brecha, alentando el prejuicio, la discriminación social, y la estigmatización de los adolescentes pobres.
Retrocedemos así varios “casilleros” en Río Negro, en materia de “Estado de Derecho”.