Científicos de El Balseiro en la Singularity University para potenciar un proyecto propio

Tres físicos del Instituto Balseiro fueron elegidos por la Singularity University para participar de un programa de aceleración de empresas startups, en el corazón de Silicon Valley, en los Estados Unidos. Allí tendrán la oportunidad de hacer crecer su proyecto tecnológico que tiene como principal producto un sensor de viscosidad de la sangre que fue desarrollado en Bariloche.

Nadim Morhell, Darío Antonio y Hernán Pastoriza son los tres doctores en Física egresados del Instituto Balseiro, que fueron seleccionados por la Singularity University para participar de un programa de aceleración de empresas startups o emergentes. Pastoriza y Antonio acaban de viajar a Silicon Valley, el mítico centro de innovación tecnológica californiano. Allí vivirán durante diez semanas para aprender sobre el mundo de los negocios. Morhell se quedó en Bariloche iniciando las operaciones de una flamante startup, que nació como concepto en un laboratorio del Centro Atómico Bariloche en 2010 y que legalmente fue creada recién esta semana.

Antes del viaje, los físicos se reunieron en el campus del Instituto Balseiro, dependiente de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) y la Comisión Nacional de Energía Nuclear (CNEA), y describieron para algunos detalles sobre la noticia que tiene como protagonista a su pequeña empresa, “MZP”. Explicaron que el producto a partir del cual fundaron esta empresa es un dispositivo de diagnóstico médico que mide la viscosidad de fluidos, llamado microviscosímetro. Este dispositivo es el que llamó la atención de la Singularity University, por su potencial impacto mundial en el campo del diagnóstico clínico.

El producto es innovador porque logra medir la viscosidad de la sangre de bebés con tan sólo una gota de muestra. Es un microchip de 1 cm x 1 cm fabricado con técnicas de micromaquinado y compuesta por estructuras micrométricas donde se mide el movimiento del líquido que se quiere analizar. Según informaron los físicos, el dispositivo aporta una nueva información para prevenir y monitorear diversos problemas circulatorios asociados a la hiperviscosidad sanguínea en neonatología y otras condiciones que requieren monitoreo periódico.

Su microfabricación es por ahora difícil, destacaron los físicos, ya que se realiza en laboratorios de ambiente controlado con filtros de aire que garantizan un alto nivel de limpieza. Los primeros prototipos se realizaron en la Sala Limpia del Centro Atómico Bariloche y el desafío ahora es aumentar la escala de producción en serie.

En Silicon Valley, los argentinos tendrán la oportunidad de aprender herramientas de transferencia tecnológica y negocios de la mano de líderes a nivel mundial dentro del “Programa de Soluciones Globales” de la Singularity University. Después de siete semanas, junto con los demás participantes de distintos países deberán demostrar la factilibidad de crecimiento de la compañía, en un desafío en el que deberán mostrar cómo podrían impactar de forma positiva a mil millones de personas en una década. “Vamos a ver si de una empresita, podemos pasar a ser una empresa más grande”, destacó Pastoriza, que es el líder del equipo de físicos, tecnólogos y ahora empresarios.