Verde amarelo. ADN

La relación entre Provincia y Nación se va descongelando. Finalmente, Alberto Weretilneck logró establecer canales propios, sin intermediarios con la Casa Rosada. «Todo es gestión» dicen en el Gobierno, pero hay integrantes del oficialismo que se entusiasman -y trabajan- para avanzar en acuerdos políticos.

El apoyo del gobernador a la candidatura de Daniel Scioli no fue inocuo. La derrota del Frente para la Victoria dejó aislada a Río Negro en el mapa nacional. Había que construir puentes de diálogo desde una situación de debilidad política.

Pero eso permitió un razonamiento: transformar la desventaja en una virtud. Lo primero que hizo Weretilneck es desalentar acuerdos individuales de sus ministros con sus pares nacionales. También limitó el diálogo con los representantes del macrismo en Río Negro. No se pegó a los gobernadores del FpV en la negociación por la coparticipación y fue a la Corte Suprema a reclamar la devolución del 15%. Y esperó una oportunidad.

La debilidad del gobierno nacional en el Congreso abrió la negociación. La monedea de cambio fue el respaldo al acuerdo con los fondos buitre. Macri acordó por sectores para aislar al kirchnerismo. Río Negro y Neuquén fueron un bloque. Ambos gobernadores requieren de ayuda nacional y piensan (así lo expusieron en el Senado) que el desendeudamiento permitirá inversiones internacionales para mover la industria petrolera.

Así el gobernador logró su objetivo. Antes, había deambulado por oficinas públicas por temas como la fruticultura y la obra pública. Su suerte fue la misma que la de los intendentes: fotos, promesas, pero ninguna respuesta concreta. Ahora el panorama es otro.

El jefe de Gabinete Marcos Peña estuvo en Bariloche. Un gesto luego del apoyo de Weretilneck en el Senado. Ese puente y el de Rogelio Frigerio (ministro del Interior) parecen los más sólidos. Eso generó una expectativa política en algún sector de Juntos Somos Río Negro, pero genera tensión con la pata peronista.

Weretilneck lo sabe y calma: «es solo gestión». La contradicción discursiva promueve temores. El gobernador siempre se jactó de no depender del dinero proveniente de las arcas nacionales. Asume conducir una provincia autosustentable a partir de sus recursos naturales: energía, fruta, turismo. Pero el 64% del presupuesto de Río Negro está compuesto por fondos coparticipables.

El temor del gobierno es que los despidos y la pérdida del poder adquisitivo retraiga la economía y eso frene la inflación. Un problema hacia el segundo semestre. Habrá problemas de recaudación propia, menos consumo y más reclamos por aumento salarial. Sin embargo, la reducción sólo del 5% de las retenciones a la soja es un buen dato. Con la devaluación ese impacto no se notará. Incluso, el corrimiento a 30 mil pesos del mínimo no imponible de ganancias (otro concepto coparticipable) resultó beneficioso porque ahora más argentinos pagarán el impuesto, excepto que avance el proyecto en el Congreso de llevarlo a 60 mil pesos.

En síntesis, y siempre dependiendo de la inestable economía argentina (que aún no tiene un programa concreto), la situación macro en estos próximos meses no sería catastrófica. El temor es desde el segundo semestre en adelante, fundamentalmente por las consecuencias del acuerdo con los holdouts que, según expertos podrían ocasionar perjuicios a la economía rionegrina.

La prudencia obliga a abrir el paraguas. Y el intendente de Roca navega en esa nube: «Weretilneck, administrando es peor que miguelito Saiz» dijo en reportajes radiales. El presidente del PJ está lanzado hacia 2019 y aprovecha cada circunstancia para diferenciarse del gobierno y descalificar la gestión.

Esperanzados en que la situación financiera se equilibre y proyectando un gobierno de dos períodos de Mauricio Macri, varios dirigentes del oficialismo rionegrino se tientan en avanzar en acuerdos políticos con el PRO. Desde el macrismo no lo descartan, pero prefieren esperar.

«Hay que avanzar» le dicen al oído a Weretilneck varios integrantes de su elenco político. ¿Qué está en juego?. La continuidad. El proyecto de JSRN es de largo plazo. La construcción de un partido provincial y la idea de una planificación rionegrina a 20 años no reconoce frenos en 2019. En el oficialismo hay consenso para seguir creciendo y sumando pensando en trascender en el tiempo. El problema es cómo.

En ese interrogante se advierte: la relación con el gobierno nacional, el equilibrio interno de JSRN, la creación del partido como base de un movimiento, las candidaturas a diputados de 2017, y la reelección de Weretilneck.

-«Pasaron a penas 100 días», evalúan en Laprida y Belgrano como para definir si habrá algo más que relaciones institucionales con la Casa Rosada. Además, hay quienes sostienen que esa alianza (por ahora) no reporta en términos políticos prácticos beneficios para Río Negro, y obliga a salirse del esquema localista iniciático de JSRN quedando atados a la suerte del macrismo. Pero también existen quienes por principios filosóficos (los perosnistas albertistas) no confluirían en el PRO. Incluso, los representantes rionegrinos del espacio de Macri advierten que es momento de fortalecerse. Aún están en proceso de formación, con tironeos con el radicalismo de comité, y prefieren esperar para hacer acuerdos con el oficialismo o cualquier otro sector. Por ahora, sumaron al constancismo y otros peronistas. Además de Cristian Ritondo y Eduardo Amadeo, el ex intendente de Buenos Aires, Carlos Grosso, trabajan en el PRO para sumar dirigentes del PJ en todo el país.

-El equilibrio interno está permanentemente asechado. Sólo la voluntad de poder y la sólida relación entre Alberto Weretilneck y Pedro Pesatti, garantizan los niveles de flotación. Aunque sobran chicanas, zancadillas y empujones.

-La creación del partido genera rispideces. No todos acuerdan con la idea de «achicar» tan solo con la excusa de organicidad. Por lo pronto, varios ya se han desafiliado al peronismo y esperan llenar la ficha de Juntos Somos Río Negro. Pero los partidos aliados (Redes, Unidos por Río Negro, Partido de la Victoria y Movimiento Popular Patagónico) no cederán su identidad. Permanecerán en el oficialismo y serán instrumento de alianza. «Ese espíritu no se romperá», afirman y concuerdan con la idea del movimiento más que con la estructura partidaria que, razonan, se termina contaminando con los viejos vicios de la burocracia interna. Además, sumarse les implica perder la capacidad de negociación. La teoría de la cola del león.

-Los nombres de quienes van a detentar las candidaturas a diputados nacionales, es un tema de debate. El oficialismo esta vez debe competir porque en la elección intermedia del 2017 no solo están en juego las bancas en el Congreso de la Nación, sino que son la antesala a la carrera por la gobernación en 2019. En JSRN hace tiempo se habla de Luis Di Giácomo. Por ahora no hay expresión pública del Ministro pero hacia adentro alientan opciones. ¿Será Alejandro Palmieri?. El ahora legislador tomó dimensión política luego del buen desempeño electoral en Roca. El gobernador lo sube a cada acto y comienza a recorrer la provincia. Es el jefe del bloque y -de ser candidato- competiría en el corazón del Alto Valle con el representante del FpV. En ese espacio el que picó en punta es Javier Iud. El ex intendente quiere ser y expresó sus argumentos. Faltan consensos y la posición del presidente del PJ, Martín Soria. Entre otras, se renueva la banca que ostenta su hermana, María Emilia. Por ahora, PRO y UCR se encaminan a llevar candidatos propios, sin la alianza Cambiemos.

-La releeción de Weretilneck tiene diversas interpretaciones o, mejor dicho, intérpretes. Hay unanimidad en que no se promoverá una reforma constitucional para promocionar la re-re. Sí hay quienes aseguran que pedirán al Superior Tribunal de Justicia una interpretación para que se lo habilite. Dicen que al menos tres votos tendría hoy a favor. Pero otros integrantes del gobierno aseguran que el mandatario no irá por otro período. Aún así, sostienen que se podrá jugar con la expectativa para que no se licue su poder antes de tiempo. Si esta tercera posición es la real, se abre una instancia dura en la sucesión. Sin embargo, Weretilneck tendrá la capacidad de elección de la fórmula.

Mientras la política discurre entre acción y alquimia, la economía enciende luces de alarma y podría generar conflictos. Esta semana, ATE ventiló números parciales del plebiscito que está realizando en la provincia. Casi el 97% de los trabajadores públicos que concurrieron a la consulta no está de acuerdo con el aumento salarial alcanzado entre el Gobierno y UPCN.

El resto de los gremios ya piensa en habilitar las paritarias en el segundo semestre si la inflación aumenta. Además, el dólar está registrando incrementos permanentes. Tuvo que salir el Banco Central a frenar una escalada esta semana. Y el aumento de combustibles, alimentos y tarifas no se detiene.

En Río Negro aún no se aplicó la tarifa social desde que se anunció el incremento en la luz. Los supermercados llevan una remarcación de precios desde enero del 60%. Y con las dos subas de naftas ya se equiparó el descuento por zona patagónica. Incluso, el cambio en ganancias provoca que más trabajadores y jubilados ingresen en el pago del impuesto.

Ante tanta proyección, comienza a instalarse la lógica Merlo: paso a paso.