“Más que nunca debemos poner voluntad para que continúe la lucha por la Memoria y la Verdad”

(Silvina García Larraburu*) Hace 40 años se inició la dictadura más atroz y sangrienta que vivió la Argentina. El oscuro período que rigió de 1976 al 1983, tuvo el objetivo concreto de desarrollar un proyecto neoliberal que no sólo cometió los más salvajes crímenes de lesa humanidad, sino que además buscó castigar a millones de argentinos con la miseria planificada.

La destrucción del aparato productivo nacional y de la organización popular, la ley de entidades financieras que atentó contra el ahorro de los argentinos, la creación de una ley de radiodifusión a favor de los monopolios y la concentración, junto con la batalla ideológica-cultural en contra de lo nacional, estuvieron estrechamente ligadas a los intereses de grandes poderes internacionales y la burguesía como aliada local.

Ante dos proyectos en pugna, nuestros 30 mil compañeros desaparecidos expresaron la identidad nacional. Como no pudieron contra los obreros y la maravillosa juventud, optaron por el peor de los caminos: la desaparición forzada y el asesinato.

La lucha por la verdad y la justicia se posicionaron como única esperanza para reconstruir los lazos del Estado y la sociedad hacia el “Nunca Más”. Esa consigna estuvo acompañada por el conjunto de los argentinos.

Fue clave comprender que la dictadura iniciada cuatro décadas atrás implicó terror por donde se lo analice, es así que el endeudamiento feroz y la brutal desindustrialización terminaron atravesando a todos. Para que la dictadura concretara ese plan económico, debió liquidar a todos los que daban la vida por crear un futuro mejor.

En estos tiempos, asistimos a los juicios de quienes secuestraron, torturaron y mataron a mansalva en los campos de concentración; robaron bebés de madres en cautiverio; se apropiaron de nuestro tiempo y nuestra historia.

Hoy más que nunca debemos poner toda nuestra voluntad para que la justicia continúe en la lucha por la Memoria y la Verdad. Lo que nos ocurrió, exige a las nuevas generaciones fortalecer el compromiso con responsabilidad ciudadana hacia la profundización de la democracia.

No podemos dejar un solo halo de injusticia, ni vulnerar la lucha histórica de las entidades de derechos humanos y el conjunto de la sociedad. La estrecha relación del poder financiero internacional con nuestra dictadura, estuvo signada por el rumbo económico de ese ciclo.

La consigna del Nunca Más debe estar acompañada por no repetir errores con nuestra economía, que al fin de cuentas se traduce en nuestras relaciones de producción y en la dignificación del empleo. A cuatro décadas, volvemos a repetir: Más Memoria, más Verdad y más Justicia.
* Senadora Nacional-FpV Río Negro