La UCR y Cambiemos

(Por Darío Berardi).- Los radicales estamos preocupados. Los argentinos estamos preocupados. No hay que tener una gran preparación política para coincidir en que salimos de un enorme pozo de corrupción y que el nuevo gobierno abrió para todos una saludable cuota de esperanza.

Nadie esperaba que esto se resolviera de un día para el otro. Todos intuimos que íbamos a tener que apretarnos el cinturón.

Está claro que lo que se desarregló en una década no se arregla en dos meses. Cualquier argentino lo entiende. La pregunta es si estamos caminando en la dirección correcta, a ritmo saludable y si tenemos reservas para llegar a la meta. Aquí a lo mejor debamos detenernos. Reflexivamente. Con madurez. A lo mejor allí esté, incluso la clave para entender cuál es el rol del radicalismo del siglo XXI.

Los radicales nos tenemos que habituar a analizar. Sin apasionamientos. Como se analiza una partida de ajedrez. Debemos habituarnos a poner un poco más de profesionalismo en nuestras acciones.

Lo primero que hay que decir es que somos partes de la nueva propuesta que es Cambiemos. Somos gobierno con Cambiemos aunque a veces sintamos que el PRO es un poco reacio a abrir el juego con sus socios. De ser así, si efectivamente el PRO es reacio a abrir el juego, entonces podríamos pensar, o bien que fuimos sujetos de una estafa o bien que no hemos encontrado el modo de vincularnos con el PRO. Especialmente en momentos difíciles.

Descartamos la hipótesis de la estafa, en principio porque somos gente de bien y honramos nuestros compromisos, luego porque somos comprensivos de la difícil situación heredada. Nos queda la segunda hipótesis en la que seguramente tenemos algo de responsabilidad. A lo mejor esta resignación con que repetimos “dos radicales, una interna”, debería ser modificada. No podemos resignarnos a que el internismo permanente nos impida desarrollarnos como alternativa política.

Desde el lugar de socios minoritarios que aspiramos a convertirnos en socios más importantes porque tenemos mucho capital para aportar, es que efectivamente, debemos avanzar sobre un análisis de la actual situación y ¿qué mejor momento que este?

#Lo 1º que hay que subrayar es que no se han cumplido 3 meses de un gobierno que debió asumir sobre despojos con el agravante de que la ex Presidente dejó minado el terreno, deliberadamente colocó bombas antipersonales que obstaculizan la gestión.

Sin embargo, gobernar no es un deseo, es una obligación. Y deberá gobernarse en estas condiciones adversas. Y legítimamente, la ciudadanía espera que en este contexto se haga el mejor gobierno posible.

#En 2do lugar no podemos ignorar la inquietud que nos generan medidas como la quita de las retenciones a la minería, el conflicto entre las autoridades del Indec, el aumento de la coparticipación a la CABA, las medidas en relación a Ganancias que resultaron en que se ampliara el número de asalariados que tributan este impuesto.

Está demasiado presente para nosotros, los radicales, el dato preciso respecto de que solo pudieron llegar a término los gobiernos del PJ.

Especialmente los radicales rionegrinos sabemos que desde el 10 de diciembre de 2015 empezó a jugarse el 2017 que podría definir la continuidad del gobierno en pleno ejercicio. Le pasó a Alfonsín. Le pasó a De La Rúa. Dos gobiernos que no eran peronistas. Dos gobierno que arrancaron en minoría en ambas Cámaras.

#En 3er lugar si bien es cierto que la mayoría de los ciudadanos esperábamos algún reajuste y que hasta ahora las medidas implementadas se han vivido con relativa calma, pero la política debe estar preparada para situaciones más complejas porque a la pérdida de poder adquisitivo hay que sumarle la no creación de empleo productivo, el achique en los municipios, un combo que no puede menos que provocar malestar.

¿Cómo nos organizamos los radicales? ¿Dónde nos organizamos los radicales?

Aquí en la UCR. No me refiero a este un espacio político físico sino a ese lugar que está más allá de lo físico. Porque nos hemos convertido en los judíos de la diáspora. Como ellos, debemos convocarnos a seguir manteniéndonos unidos a pesar de las distancias, a pesar de la geografía.

Hemos perdido demasiado tiempo enfrentándonos. Tanto tiempo y energía que casi nos derrumbamos. Las diferencias se hicieron un hábito torpe que nos puso de espaldas a los ciudadanos porque privilegiamos nuestras propias mezquinas y pequeñas diferencias.

Es nuestro propósito volver a la política.

Es nuestro propósito levantar la voz de los radicales porque no hay UCR sin radicales.

Es nuestro propósito sumar profesionalismo y restar internismo.

Es nuestro propósito abrir las puertas a la reflexión, al pensamiento, al análisis. Todas las voces son necesarias porque de otro modo no hay debate posible.

Es nuestro propósito demostrar que a cada brete que afronte o pueda afrontar el gobierno de Cambiemos, podamos acercar una alternativa de solución, fruto de la experiencia. Es cierto, experiencia provinciana que no por eso es menos valiosa.