El agujero negro

Ariel Gomiz
(*Santiago Rey) El Municipio tuvo un déficit, en octubre, de 12,5 millones de pesos. Y tiene tomados 110 millones de pesos de fondos específicos que no devolverá al 8 de diciembre. Gennuso gestiona ayuda provincial y confía a Ariel Gomis el reordenamiento de las cuentas. Reestructuración tributaria: el primer desafío.

Los fríos números de octubre, asustan: la utilización de fondos con destinos específicos trepa a los 110 millones de pesos, y ya se estima que será imposible para el Ejecutivo restituir esos recursos a las cuentas correspondientes. El Gobierno de María Eugenia Martini que deja el poder el 8 de diciembre no devolverá los fondos, recibidos por el Municipio para el pago de obras públicas o programas nacionales. Quedará entonces para la futura gestión de Gustavo Gennuso la obligación legal de restituir los recursos… algo que está fuera de cálculo y posibilidad real.

Por ese motivo, entre el 10 y el 31 de diciembre próximo, la futura integración del nuevo Concejo Municipal aprobará un proyecto exceptuando al Ejecutivo de la obligación legal de devolver los montos, y estableciendo un nuevo plazo para cumplir con esa obligación. Salvado con esa ordenanza el escollo legal, la futura gestión deberá sortear la dificultad principal: la posible caída de financiamiento nacional para obras o programas sociales, por el incumplimiento del destino específico de los fondos recibidos.

Ante este panorama, Gennuso ya encargó a Ariel Gomis -ex secretario de Hacienda municipal, durante el primer tramo de la gestión Martini- que elabore una estrategia de ordenamiento de los números y un proyecto de reforma tributaria que le inyecte fondos frescos al Municipio durante 2016. Para ello, el futuro titular de la Hacienda municipal no deberá esperar hasta que el actual secretario de Hacienda, Guillermo Pérez Gallinger, presente un prometido informe sobre el estado de las cuentas. Gomis conoce de primera mano los números por la función que cumple en el Tribunal de Contralor, ámbito por el cual circula toda la información financiera.

En mayo pasado, el Ejecutivo logró la aprobación en el Concejo de la creación de la Secretaría de Políticas Tributarias, y nombró en el cargo a la ex Asesora Letrada, María Marta Peralta. El objetivo central de la nueva estructura es definir las estrategias para mejorar los índices de recaudación. Pero quedó pendiente una reforma estructural prometida por Martini en la apertura de sesiones ordinarias del Concejo, en marzo pasado. Los desafíos electorales del año aconsejaban no aumentar la presión tributaria sobre los contribuyentes.

Hoy los datos de recaudación, abonan la mala performance financiero-económica: según el ejecutado de agosto -último disponible en la página web del Municipio- por la Tasa de Servicios se llevan recaudados 30,4 millones de pesos, sobre los 65 millones presupuestados para el año; la Tasa de Inspección, Seguridad e Higiene (TISH) lleva acumulado 56,1 millones, cuando se habían previsto para todo el año 130 millones; y, por poner sólo otro ejemplo, por Multas y Recargos se estimaban ingresos anuales por 25,5 millones y se llevan recaudados 7,8.

El crecimiento del 88 por ciento en la recaudación propia, establecido en el Presupuesto, parece una meta inalcanzable.

Si bien la incidencia de la masa salarial sobre los gastos corrientes disminuyó al 74 por ciento aproximadamente -333,8 millones de erogaciones corrientes y 259,6 millones correspondientes al rubro Personal-, lo cierto es que en muchas ocasiones la obligación del pago de haberes se cubrió con fondos de las cuentas con destino específico. Es decir, desviando recursos que debían ser utilizados para obras públicas financiadas por la Nación.

No es menos cierto que la actual gestión fue la que mayor cantidad de obras públicas realizó, en comparación con las últimas administraciones. Con fondos nacionales y propios, el Gobierno de Martini asfaltó, construyó redes de cloacas, agua y gas, entre otras obras. Este hecho no alcanzó para motivar a los contribuyentes a cumplir con las obligaciones tributarias, ni animó a las autoridades a motorizar una reforma que profundice la presión fiscal sobre los sectores más concentrados de la economía local.

El otro dato que inquieta a la futura gestión de Juntos Somos Bariloche, es el déficit mensual que presentan las cuentas. En el caso de octubre, fuentes de Hacienda, confirmaron a este cronista que trepó a los 12,5 millones. Gennuso amaga con revisar las erogaciones -en paralelo a la reforma tributaria mencionada-, pero ya admite ante los propios las dificultades para achicar la planta de personal, e incluso para poner la lupa sobre los últimos contratos: muchos de ellos cumplen tareas fundamentales para la prestación de servicios. Además, el gremio municipal Soyem -si bien un sector acordó con el Gobernador Weretilneck su apoyo a Gennuso- no podría justificar ante sus afiliados el aval a un ajuste.

Ante ese panorama, el futuro Intendente no oculta que requerirá de fondos frescos procedentes de las arcas provinciales o nacionales -tal como oportunamente recibió Martini, bajo la figura de Aportes del Tesoro Nacional-. Pero el cambio de Gobierno nacional no favorece los tiempos de la gestión, y todo el peso recaerá sobre la posibilidad que tenga Weretilneck de justificar una ayuda de ese tipo a un municipio “amigo”.

Diciembre y los primeros meses del año 2016, se estiman como complejos, y dominados por el debate financiero y económico del municipio. Se cuela, en esa discusión, el plazo de gracia que dará la sociedad al nuevo Intendente, ante la realidad de un municipio desfinanciado.
*Periodista